11.-

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Ambos aún estaban plácidamente durmiendo, abrazados, probablemente muy pegajosos y malolientes.

Un sonido estridente azotó aquella bella atmósfera, era el celular del pecoso.

— Apaga esa mierda. — Dijo el cenizo en un murmullo adormilado.

— No quiero, atiende tú. — Respondió mientras volvía a dormirse en un abrir y cerrar de ojos.

El cenizo molesto e irritado se acercó al teléfono aun sonando del pecoso.

Sin mirar quien llamaba atendió aun adormilado.

— ¿Mm?

— ¡Izuku! ¡Llegas tarde al trabajo! — Respondió una voz femenina al otro lado de la llamada.

— El idiota aun duerme, no quiso atender. — Habló con voz ronca y arrastrando las palabras levemente.

— ¿Quién eres? ¿Dónde está Izuku?

— ¿Estas sorda? Dije que está durmiendo.

— ¡Pásamelo!

— Si... No, no creo, adiós. — Dicho eso cortó la llamada y puso el teléfono en silencio.

Por fin paz y tranquilidad.

Abrazó nuevamente al pecoso hundiendo su rostro en la bella mata de cabellos rizados y suaves.

Un pequeño quejido salió de este y preguntó: — ¿Quién era?

— Una perra histérica. — Decía mientras se quedaba dormido rápidamente. — Algo sobre el trabajo y que llegas tarde.

— Ah de acuerdo.

Volvió a cerrar los ojos hasta que logró procesar todo lo dicho por el cenizo y se sentó abruptamente en el colchón.

Intentó salir de la cama, pero unos gruesos brazos lo detuvieron, Katsuki aun lo abrazaba.

Lo vio durmiendo plácida y totalmente desnudo, recuerdos del día anterior azotaron como un látigo en sus memorias.

Tuvo sexo con Katsuki... Su corazón empezó a acelerarse rápidamente y su rostro se volvió rojo carmín.

¡Tuvo sexo son Katsuki! 

Estaba entrando en pánico, se supone solo iba a ayudarlo a cargar unas tontas cajas.

¡No a follárselo!

— Deja de murmurar. — Decía entre sueños el cenizo ya dormido aun abrazándolo fuertemente.

— Katsuki, despierta. — Lo mecía levemente mientras el cenizo abría nuevamente los ojos. — Debo ir a trabajar, tienes que soltarme.

— Solo si vuelves a llamarme por el apodo cursi.

Su rostro no podía ponerse más rojo, tapó su rostro con sus manos, no creía que realmente lo había dicho.

A veces lo llamaba así en su mente, más aún cuando ya no estaba tan presente y solo hablaban por chat.

Sentía tanto miedo de que odiara aquel apodo que nunca lo dijo y ahora le estaba pidiendo que lo llame así.

— Ka-Kacchan. — Habló mientras su mirada se dirigía hacia cualquier lado menos al cenizo. — Tengo trabajo.

El cenizo satisfecho lo miró con cariño, su ceño fruncido había desaparecido, sus ojos lo miraban con admiración.

— Bien Deku, vete. — Dijo adormilado.

Lo soltó y rápidamente se volvió a dormir.

¿Había oído el pecoso bien?

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