Eclipse Rojo (Kiribaku)

Cita con el diablo

"Y del cielo bajarían 4 jinetes cabalgando consigo guerra, hambre, peste y muerte"

Cuando el día del juicio final esté cerca, los primeros en saberlo serían los demonios, pues su tiempo estaría por acabar junto a la vida de Satanás, y entonces, su deber, sería acabar con la creación de Dios para demostrar su supremacía, es entonces cuando deberían enviar al único hijo del infierno seguido de 4 plagas y 1 guardián...

— Aunque me leas toda esa mierda, sigo sin entender qué pretendes hacer — el, ahora demonio, miraba al techo de su alcoba con sumo aburrimiento mientras el ángel mensajero leía algunos textos que había encontrado en su más reciente búsqueda — Sé todo lo que hay que saber sobre el día del Juicio Final, pero para eso falta mucho, Satanás aún no ha concebido nada...

— ¡Exacto! — el de cabellos dorados cerró abruptamente el libro que tenía en la mano y el ruido provocó que finalmente el demonio le mirara — Pero esto me ha dado una idea, se supone que estas 4 plagas y el guardián tienen acceso a la tierra sin restricciones, así que...

— Si me ofrezco como guardián del mocoso, podría tener oportunidad — su contrario aplaudió su inteligencia, aunque era difícil postularse como guardián de algo que aún no nace, no era imposible, Dios escogía los dotes de sus hijos incluso antes de saber cuál era su misión, ¿por qué los demonios no harían algo como eso?

El infierno y el cielo no eran claramente diferentes, uno podría decir que las reglas que les regían parecían pintadas sobre lienzos blancos y negros, sin embargo, lo cierto era que sus jerarquías y formas de actuar eran muy similares. Considerando esto, no era difícil que algunos ángeles caídos no hubieran tenido problemas para adaptarse al caos reinante, y de esta manera, alzarse como parte de la principal jerarquía.

Aquella tarde, esta jerarquía se reuniría en el centro de los nueve círculos dándole la bienvenida con solemne respeto a Satanás y, por supuesto, a Lucifer, su protegido, el soberano del infierno estaba más que orgulloso del pequeño mocoso rebelde de luz pura — Pueden tomar asiento — aclaró con voz gruesa una vez que se halló parado al otro extremo de la enorme mesa de granito negro con el ángel a su derecha — Como todos ustedes saben, estos años han sido bastante prósperos, la población aumenta y el número de pecados en la Tierra se duplica día con día

Todos escuchaban con total atención lo que el rey del infierno tuviera que decir, la misión en la Tierra iba viento en popa y todo parecía estar perfectamente controlado por los 3 idiotas que habían ganado el maldito torneo — Pero... — inició el ángel pelinegro sentado a su izquierda, su mirada celeste escudriñó a los miembros de la junta y se levantó de su sitio para comenzar a dar vueltas alrededor de ellos — Todos sabemos que nuestros números siguen muy por debajo de los del cielo, eso del perdón y absolución por confesión nos está jodiendo, no importa cuántas maldades se hagan arriba, si los humanos siguen arrepintiéndose, terminaremos exterminados

Los murmullos se hicieron presentes en la sala, algunos apoyando la idea, otros más dando soluciones un tanto ilógicas para el problema — ¿Qué sugieres... Dabi? — Lucifer habló con calma, desde la llegada de Turiel al infierno, había solicitado que le llamaran de ese modo, aquellos que se habían atrevido a decirle por su nombre verdadero habían terminado calcinados por su ráfaga celeste

— Sólo es una idea, pero... considero que no se ha hecho suficiente presión a nuestros aliados allá arriba, si uno de nosotros pudiera subir de vez en cuando y... no sé, supervisar su trabajo, podríamos comenzar a llevar ventaja

— ¿Entiendes que eso sería una clara violación de los términos del juego? — Esta vez, Sorath intervino, estando apenas por debajo de Turiel en jerarquía, tenía permiso a realizar ciertas intervenciones de vez en cuando — De hacerlo, debemos permitir que un miembro del cielo haga lo mismo con los suyos

El resto de demonios estuvo de acuerdo con esta postura, sin embargo, Dabi se detuvo de su andanza justo detrás de él y le tomó por los hombros mientras se inclinaba hacia adelante, apoyó lentamente su mentón sobre el hombro del regente y esbozó una sonrisa socarrona — No necesariamente, podemos usar a un mediador — todos guardaron silencio y el pelinegro tomó nuevamente su lugar en la mesa — De haber alguien neutral a la situación podría traernos informes detallados a ambos bandos, sin trucos, sin intermediarios, sólo el observador y nosotros

Satanás carraspeó e hizo una seña a Lucifer para que este diera un par de pasos atrás, ante esto, se levantó de su asiento y miró al alborotador con desprecio — ¿A quién propones? — la pregunta dejó a todos en expectativa, las miradas iban del rey al ángel y viceversa, de la nada parecía como si todos hubieran dejado de respirar

— A Gabriel, por supuesto — y entonces todo mundo en la sala enloqueció, no era un secreto todo el alboroto que se generaba alrededor del mensajero de Dios, muchos aseguraban que estaba a un paso de ser otro ángel caído, y unos más decían que se trataba del mejor espía jamás conocido, esperando el momento perfecto para acabar con ellos

A un gesto de Satanás todo mundo enmudeció — Si me permite mencionarlo, yo no confío en ese imbécil, es casi como un halcón cazando ratones — confesó Tetal en medio de todo el silencio, se levantó de su sitio y lanzó una jeringa con sangre a la mesa — Esta es una muestra del último idiota que se atravesó en su camino, ante la menor provocación, sus alas lo atraviesan todo

Nadie dijo nada después de eso, la jeringa pasó de mano en mano, de acuerdo con la demonio, esa sangre era la de un pecador cualquiera, pero viendo la cantidad, uno podía saber que aquello no había sido agradable de ver o de sufrir — En vista de los argumentos expuestos... consideraré tu propuesta, pero tendré que tratarla con el Cielo directamente — y así la reunión se dio por finalizada