Paz interrumpida

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Ser un ser divino o demoniaco en la tierra era sumamente fácil, desde el punto de vista de Sero o de Izuku, las cosas no podrían ser más sencillas, había muchas cosas cotidianas que podían saltarse sin el menor remordimiento, como tener un empleo, a pesar de que cada uno de ellos tenía una fachada que cubrir y que, de vez en vez, se presentaban en ciertos lugares para prestar toda clase de servicios benévolos o pérfidos, estaban al tanto de que con un milagro todo eso se acababa.

Deku, como solía llamarle Bakugo cuando se molestaba, se había convertido en un miembro excepcional de la guardia costera, hacía uso de sus habilidades sanadoras para mantener el sitio en estado óptimo, solía pasearse de vez en cuando por el lugar y quedarse algunos días para después desaparecer durante semanas, las cuales utilizaba para presentarse ante centros de investigación con nuevos descubrimientos ante padecimientos que aparecían de forma esporádica y sin previo aviso dentro de los límites del territorio, y aunque el peliverde sabía quiénes causaban tales situaciones, trató de no meterse directamente con ellos.

Por otro lado, Hanta hacía todo lo contrario, últimamente había estado experimentando con el clima, Kirishima le había dado la idea mientras veían una película en uno de sus tantos días de holgazanería, simplemente se le ocurrió que podría crear olas gigantescas que arrasaran con todo, pero intencional o no, algunas pestes venían con ese tipo de actividades, cuando trató de desatar una nevada en agosto creó un tipo de gripe que cerraba el paso del aire a los pulmones y mataba a las personas de forma lenta y tortuosa.

Así era como casualmente pasaban sus días ángeles y demonios, haciendo y deshaciendo, casi siempre haciendo un trabajo que deshiciera el trabajo hecho por otro, fue de ese modo que el equilibrio relativo estaba dando frutos, o así se lo trataban de decir Kirishima y Bakugo cada vez que se veían, después de meditarlo un poco, ambos habían llegado al mutuo acuerdo de dejar de hablar de trabajo a menos que fuese realmente importante, de este modo habían mantenido su "amistad" fuera de las reglas del juego.

La torre de Kyoto ya no era el único lugar que albergaba sus diversas reuniones, con un poco de osadía habían logrado incluso ir de viaje juntos a una de las islas aledañas, claro, con el precioso pretexto de que se trataba de un asunto imperativo de atender. Al pasar de los años, la gente a su alrededor iba cambiando y las tendencias con ellos, 10 años más tarde, ángeles y demonios se habían encontrado en contadas ocasiones.

No se odiaban, podían sentarse civilizadamente a la mesa de un centro comercial a beber algo y después marcharse sin armar un alboroto, sin embargo, había ciertas discrepancias que terminaban en pequeñas discusiones que se cobraban más adelante durante el trabajo, como aquella ocasión en que a Sero casi le revienta la cabeza al escuchar el canto de Todoroki después de que imitara a Bakugo y le llamara bastardo.

O cuando Bakugo tuvo que caminar durante 15 kilómetros después de que Denki sellara sus milagros durante 3 horas por haberle explotado la cara durante un apagón, cosas como esas les hacían sentirse tan cercanos pero lejanos a la vez; era como si 6 mejores amigos se la pasaran haciéndose bromas pesadas cada vez que se encontraban, aquello resultaba divertido en ocasiones, pero también podía ser tedioso.

— Así que Gabriel va a venir — Todoroki analizaba la última carta que había recibido del cielo, odiaba que siguieran haciéndolo de ese modo, pues en repetidas ocasiones había terminado por perseguir la hoja dorada por varias calles cuando el cartero no encontraba la dirección y la carta enviaba una señal de auxilio para que le rescatasen — Al parecer hubo un cambio de planes respecto...

— Respecto a su gestión aquí en la tierra — una voz poco usual terminó la frase que el heterocromático había dejado a medias, a la mitad del salón, un hombre un poco alto, de cabellera dorada y sonrisa resplandeciente apareció batiendo sus enormes alas, las cuales, con cada movimiento oscilaban entre el rojo y el blanco — Lo siento, soy un grosero, Gabriel, creo que no nos habíamos presentado apropiadamente en el pasado — el chico le extendió la mano al ángel quien la tomó con desconcierto

Bakugo e Izuku miraron al hombre de arriba abajo y luego agacharon la cabeza en señal de respeto por el mandadero de Dios — Supongo que algo importante debe estar sucediendo para que te aparezcas por aquí — Midoriya fue quien habló primero, sin embargo, Gabriel pareció ignorarle pues seguía escudriñando al chico cuya mano aún no soltaba

— Me dijeron que en esta zona es realmente raro utilizar nombres como los nuestros así que me he preparado uno — el ángel se abrazó a sí mismo con sus alas irradiando luz blanca, dio un salto y dejó que sus plumas, teñidas de rojo, revolotearan por la habitación hasta formar letras en el aire

— Hawks — leyó Katsuki, luego de esto echó a reír y se ganó, por primera vez, la mirada del ángel con un toque de molestia — Realmente lo pensaste lo suficiente como para darte cuenta de que pareces un halcón

Al menos yo no pretendía llamarme Dios a mí mismo — refutó mientras regresaba las plumas a su sitio — Como sea, a partir de ahora, estaré vigilándolos, tanto a ustedes como a los demonios, tal parece que ambos grupos quieren encontrar estrategias más efectivas y ya que ustedes no parecen estar reportando todo, ellos quieren que yo me encargue

Esta noticia solo pareció agradarle a Midoriya, pues en seguida saltó a su habitación y sacó lo que parecía ser una tonelada de papeles, los acomodó a toda prisa en el muro más cercano y comenzó a murmurar cientos y cientos de cosas que quería discutir directamente con el cielo, algunas ideas que no sabía si estaban dentro de su jurisdicción, algunos cambios en la reglamentación de la apuesta y otros tantos de asuntos que Hawks casi le rogó para que callase.

Ante toda la impresión, ninguno de ambos ángeles supo en qué momento Todoroki y Bakugo se habían fugado dejándolos solos — Genial... entonces, ¿te parece si me redactas un mail?, no más de 200 palabras o juro que no lo abriré — exclamó el de cabellos dorados durante una corta y breve pausa que el peliverde había realizado para tomar aire

Izuku no pudo objetar porque enseguida el ángel se despidió y salió volando por la ventana, una de las ventajas de ser mensajero es que se te otorgaba el don divino de no ser visto a no ser que así se requiera, por lo que ocultarse no era parte de las prioridades de ese ángel. 

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2024 ⏰

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