La Torre de Kyoto

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La prefectura de Hyogo tenía mucho atractivo, Sero había decidido que ese sería su hogar después de todo, los demonios iban y venían todo el tiempo sólo para atraer más almas al pecado, sin embargo, Kirishima prefería buscar diversión en las zonas circundantes, y aunque después sus compañeros se le sumaron, e incluso, llegaron a viajar por días solo para ir hasta el otro lado de Japón, el demonio de dientes afiladas seguía prefiriendo viajar a Kyoto y subir a la torre durante la noche solo para contemplar la ciudad que de alguna manera había creado.

— Tsk, malditos imbéciles — le escuchó refunfuñar en una de tantas noches en solitario — Pero esperen malditos, la ira de Dios caerá sobre ustedes, sabandijas bastardas — el pelirrojo siguió el sonido de aquella voz mientras le acompañaba el repiqueteo de un mechero, fue entonces cuando lo vio, parado a tan solo unos metros de él, un ángel se recargaba sobre los barrotes de la vieja torre y extendía su belleza celestial mientras murmuraba blasfemias

— ¿Día difícil? — inquirió el demonio al verle tan molesto y ensimismado; el cenizo dio un respingo al escuchar la voz de su acompañante, claramente no le había visto llegar — Tranquilo, no pienso hacer nada, también estoy aquí para desahogarme un poco — alegó entre risas a lo que el ángel solo chasqueó la lengua y le extendió la cajetilla de cigarros, así que eso era lo que estaba tratando de encender

— Unos imbéciles me quitaron todo en una estúpida apuesta — se quejó mientras trataba de encender el cigarrillo de su compañía sin mucho éxito — Malditas marionetas... ¡MALDITO MECHERO HIJO DE...! - — el demonio comenzó a reír a carcajadas, sin embargo, por la expresión del más bajo supo que debía dejar de hacerlo de inmediato

— Permíteme — musitó tranquilamente mientras encendía una pequeña llama con su dedo índice y la acercaba al cigarrillo — Ahora cuéntame, ¿qué apostaste? — copiando los movimientos ajenos, se recargó sobre los barrotes y dejó que su vista se perdiera en el paisaje nocturno

— Aposté a que, si dejaba caer mi cartera, la persona detrás la devolvería... ¡pero el imbécil que lo hizo en lugar de dármela se echó a correr! — sus dientes castañeaban de rabia y curiosamente esto hizo que Kirishima desviara la mirada, fue allí cuando finalmente los apreció, esos ojos rubí que miraban todo como si lo fueran a incendiar, y parecía que con su ira, el color que los conformaba también se intensificaba — ¡Ahora por su culpa quedé varado en Kyoto!, ahora dime, ¿qué haces tú aquí? — le miró de reojo sin dejar de fruncir el ceño

— Creía que las apuestas eran propias de los demonios — aquel comentario le costó una mirada molesta y un golpe en la cara que muy apenas logró cubrir con sus antebrazos — Bien, bien, no te alteres... deberías saber que esta zona es peligrosa gracias a tu servidor, llévatelo como aprendizaje — nuevamente se ganó un insulto y un golpe, pero esta vez no atentaron contra su integridad por lo que finalmente se dignó a contestar a la pregunta del ángel — Me gusta venir cuando no tengo nada que hacer, creo que me ayuda a desahogarme

— Vives del libertinaje, no entiendo qué quieres desahogar — dio otra calada a su cigarrillo y batió sus alas durante un momento, últimamente le era difícil mantenerlas guardadas, eran pesadas y constantemente le gritaban sus deseos por salir y volar lejos de allí

— Tú vives de la buena voluntad, no entiendo porque te quejas tanto — "touché" pensaron ambos y aquello les hizo reír

Pasaron algunos minutos más en silencio, esperando a que el humo del cigarrillo se disipara lentamente en el aire hasta no ser visible, y cuando aquello finalmente sucedió, el pelirrojo comenzó a preguntarse si debería hacerle un favor al cenizo y llevarlo a casa, pero sus pensamientos se interrumpieron cuando escuchó su ronca voz — Haré un milagro, no te preocupes por eso — el contrario simplemente se encogió de hombros y acató la orden, pero antes de que se marchase le escuchó murmurar — Eres demasiado amable para un demonio — y se perdió en el resplandor de la noche iluminada por la ciudad

Eclipse Rojo (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora