🍃Lazos de magia🍃

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Preston no escucharía otra cosa cuando supieran de semejante humillación, lo tuvo a sólo medio metro y el muy hijo de puta lo dejó inconsciente. No importa que el maldito mago oliera como las mil maravillas, exactamente por ese motivo se quedó como un lerdo, tampoco se veía muy mal que digamos, eso tampoco ayudó a desembobarlo.

Gruñó recordando despertar en el callejón completamente desnudo, ni siquiera tuvo la decencia de ponerle algo encima, bueno, ahora que lo pensaba el tipo era más inteligente de lo que aparentaba.

Darle alguna prenda suya facilitaría su rastreo.

— Demonios! — gruñó mirando su teléfono, ahora tenía que pedirle ayuda a su padre otra vez y por supuesto que tendría que contarle lo sucedido.

¡Por dios! Nunca iban a olvidarlo.

Simplemente lo aceptó y llamó, sólo dos timbres después la voz de su padre se escuchó.

Preston, voy a tener que enseñarte a no interrumpir cuando tu padre y yo estamos fo... — Preston lo interrumpió con un grito evitando pensar en lo que por poco escucha.

— ¡Papá!

Deja de molestarlo ¿quieres? — gritó Ritz a la distancia haciéndole saber que era una broma cruel, Orión suspiró.

Bien, pero no llames más tarde, ninguno estará disponible.

Preston hizo una mueca.

— No me gusta escuchar sobre la vida privada de mis padres, prefiero pensar que son muy castos — Orión hizo un ruido de incredulidad.

— ¿Cómo crees que nacieron tú y tu hermano? Que recuerde no fue magia, tuve que...

¡Oh, maldita sea! Esto estaba yendo más allá de lo normal, Preston cortó de raíz y sólo pidió lo que le hacía falta.

— No llamaré más tarde si me das la ubicación del mago.

Ya te la di — murmuró Orión, Preston tragó.

— Mmm... ¿puedes hacerlo otra vez?

¿Qué pasó?

— No lo encontré ahí — murmuró, su padre preguntó sin creérselo, resulta que era bueno para saber cuándo mentía, eso no quería decir que fuese un mal mentiroso.

— ¿En serio?

— No, se me escapó, el maldito mago me dejó inconsciente — la risa divertida de Orión se dejó escuchar y luego agregó la gota que rebasó el vaso.

¿Necesitas ayuda?

— No, yo puedo con el mago — gruñó.

Si vuelve a escaparse tendrás la visita de tu hermano, está ansioso por ayudarte — Mark no tendría al lindo mago, ese era suyo, Preston dejó salir un gruñido posesivo.

— Es mío.

Lo sé, el mago se dirige al norte por la carretera principal, así que te sugiero que te apresures.

— Gracias — suspiró.

No llames si vuelve a escaparse, estaré con...

Preston colgó antes de escuchar algo que lo dejara traumatizado de por vida y cogió su mochila. Cerró la cabaña, dejó las llaves con el encargado y luego entró a su auto.

Encontrarlo no fue tan difícil como pensó que sería gracias a las vagas coordenadas de su padre. El mago estaba luchando contra otros tres que desde donde estaba parecían superarlo y a punto de atraparlo.

Preston gruñó y corrió hacia allí, uno de los magos que lo retenían cayó al suelo en el instante en el que lo golpeó, el mago viéndose libre colocó la mano sobre la cabeza del otro y dijo algo en un idioma extraño, luego el hombre se derrumbó dejando solo a una maga que los veía desde unos metros con recelo.

— ¿Se puede saber cómo me encontraste? — Preston sólo dejó salir un gruñido en respuesta a su mala educación.

— Por nada.

— Sólo me ayudas para tu propio beneficio.

Preston lo miró enojado y la maga del otro lado aprovechó para lanzar un hechizo, el mago a su lado lo detuvo colocando una mano al frente y creando algo parecido a un escudo con la ayuda del viento.

— Si vas a estar aquí no te pongas en mi camino.

— No era yo el que estaba siendo retenido — murmuró por lo bajo, el mago lo tiró al suelo con el toque de su magia.

Preston estuvo a punto de reclamarle, pero el mago se tiró a su lado y cubrió sus oídos, la maga se vio sacudida por la explosión de la gasolinera y cayó en algún lugar donde no pudo seguirla con su vista.

— Eres un lobo molesto — el mago estiró su mano y Preston se echó atrás evitando su toque, el muchacho se vio herido por la pequeña acción y utilizó la mano para peinarse ese extraño cabello de diferente color — Lo tengo. Nada de tocarte.

— La última vez terminé inconsciente.

— Es cierto, empezamos con mal pie, pero podemos arreglarlo todavía — dijo con una pequeña sonrisa coqueta.

Preston miró el perfecto arco de sus labios invitándole a algo que nadie con un atisbo de cordura rechazaría.

— Mantente alejado.

— He tenido mucha variedad en mi cama, pero nunca con un lobo. Tengo curiosidad por saber que tanta resistencia tenéis.

Preston tragó y de repente el mago desvió su mirada como si no hubiese dicho nada, se agachó con los magos cercanos, rebuscó en sus bolsillos y luego se detuvo gruñendo.

— No tienen nada con que rastrearme, no entiendo como siguen encontrándome.

— Necesitamos hablar.

— Estoy seguro de ello, Preston, pero no tengo mucho tiempo ahora mismo — Preston frunció el ceño y miró al hombre que mencionaba su nombre con absoluta confianza.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Erwan Witalis, sólo lo hago para que le pongas nombre al hombre que te dejará sobre tus rodillas.

— ¿Qué?

Erwan sonrió y lo agarró de la camisa, Preston intentó separarse, pero el mago pegó sus labios con los suyos e inconscientemente abrió la boca dándole carta blanca a su intromisión.

El mago lo miró con arrogancia y una sonrisa petulante de medio lado antes de meter su lengua y comenzar excavar. Preston gimió agarrándolo de la nuca y correspondiendo al beso, su sabor era hipnótico al nivel en el que sólo deseaba besarlo y no podía tener suficiente de él hiciera lo que hiciera, sus caninos se alargaron por defecto y pincharon el labio inferior del mago.

La sangre era una mezcla entre el hierro y el dulce de la magia que corría por sus venas, su lobo aulló con el reconocimiento y entonces el mago se separó.

Un gimoteó necesitado salió de su garanta y Erwan lo miró con sus ojos marrones, los labios brillosos e hinchados.

— Lo siento cachorro.

Preston comprendió demasiado tarde que su compañero sólo había utilizado el truco para entretenerlo.

Parpadeó tratando de enfocar su visión, el mago lo agarró antes de que se desmayara y lo ayudó a llegar al auto, después de eso, todo fue oscuridad.

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Predestinados II: Lazos Rotos (alfaxalfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora