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Orión suspiró acariciando la mejilla de Ritz, se veía bien al dormir, maldita sea, se veía bien siempre.

Tocó sus labios con el pulgar y pensó en los últimos tres días, apenas se detuvieron para comer algo, lo único que hicieron fue besarse, Orión estaba seguro de que habían recuperado el tiempo perdido.

Los pensamientos de alguien se filtraron en su cabeza y lo hicieron gemir. Ritz despertó y lo miró con atención.

— ¿Qué pasa? — murmuró, Orión se levantó y escondió en el baño, su cabeza dolía — Orión, dime algo.

— Estoy bien, sólo necesito un baño e ir con mis sobrinos — Ritz aceptó su excusa y se fue a la cocina.

No habían llegado hasta el final en estos días, Orión realmente no sabía cómo hacerlo sin compartir su poder, apenas se aguantaba con lo que hacían, no quería ver esa mirada en su rostro, la última vez no le fue tan bien.

Ritz no quería su poder, parecía asustado de ello, así que no lo haría. Se bañó en unos pocos minutos y se encontró a Ritz bebiendo café en la cocina, Orión se sentó a su lado y bebió el suyo.

— No tienes buen aspecto ¿realmente estás bien? — murmuró tocando su rostro.

— Estoy bien, sólo cansado, ya sabes, no me dejaste dormir mucho.

Orión le lanzó una sonrisa coqueta, Ritz se sonrojó un poco, luego le dio un gruñido y desapareció en el cuarto.

Se carcajeó, a veces era tierno.

Ambos se vistieron y condujeron hacia la manada, esta vez el viaje no fue incómodo, Ritz habló todo el tiempo, preguntándole cosas o simplemente contándole algunas anécdotas. Orión amó cada segundo de ello, le entretuvo lo suficiente como para olvidar su dolor de cabeza.

A penas entraron a la casa del Alfa los cachorros se callaron mirando hacia Ritz, eso era muy útil. Ritz se sonrojó y saludó a los dos, parecían cansados con el aspecto de no haber dormido en semanas, Marcus parecía a punto de desmayarse con el pequeño Omega en brazos, así que Orión lo tomó con una sonrisa, el cachorro olisqueó su ropa y cerró los ojos, olía a Ritz.

— Me alegra que vinieras, Milo está tomando un descanso y nos dejaron a nosotros aquí — dijo señalando a Dian, el hermano de Milo no parecía tener tanto trabajo con la chica Alfa, pero su aspecto tampoco era lindo.

Ritz acarició al otro chico en la cuna, el cachorro agarró su dedo y le arrancó una sonrisa, jadeó cuando de pronto fue mordido por un pequeño lobo, todo el mundo se quedó de piedra viéndolo corretear por el colchón y gruñir hacia Ritz.

— Oh, joder, ahora será más trabajoso, pensé que demoraban un poco más en cambiar — Orión se carcajeó, típico de Marcus, no sabía nada sobre cachorros.

— Tu también cambiaste rápido — agregó, Marcus lo fulminó con la mirada.

Orión le entregó al niño y se recostó en el sofá agarrándose la cabeza, Ritz se acercó sin que lo notara siquiera y el cachorro que sostenía se tiró encima suyo. Orión lo acarició y se ganó una lamida en el rostro, Ritz lo miró con el ceño fruncido, no dijo nada delante de Marcus, pero más tarde lo haría.

— Iré a ver a Cecil, vendré en un rato — murmuró yéndose, Orión lo vio salir y luego devolvió la mirada a Marcus, él entrecerró los ojos.

— ¿Le hiciste algo?

— No — Marcus gruñó recordando su pelea.

— Aun estoy enojado.

Orión sonrió y le arqueó una ceja.

Predestinados II: Lazos Rotos (alfaxalfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora