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Orión miró ante el aroma de Ritz, el Alfa estaba en la entrada del baño, sosteniéndose del marco, como acordaron estaban viviendo con Marcus y los demás, tenía que admitir que fue de mucha ayuda, Ritz tenía muchos problemas con este embarazo, hasta el punto en el que tenían que inyectarle hormonas.

El doctor no podía creerlo, durante unos días, pensó que era una mala broma, Orión no lo culpaba, él también estaba un poco sorprendido aún ahora.

Caminó hacia Ritz y lo ayudó a llegar a la cama, por supuesto, antes de esto fue fulminado con la mirada, Ritz no estaba muy conforme con esta situación, se sentía débil y sólo llevaba dos meses.

Orión miró su barriga crecida y la tocó luego de arrodillarse frente a él, Ritz casi no podía salir de la habitación debido a los mareos.

— ¿Dónde estabas? — le gruñó Ritz echándose en la cama, Orión no dejó de acariciar su vientre.

— En una reunión del concejo, pero fue algo rápido, sólo querían aprobar otra ley y bueno, también acorralarme un poco — Ritz lo miró asustado y le tocó la mejilla, Orión se acarició contra ella.

— ¿Te hicieron daño?

— No, tampoco pueden ¿recuerdas? — Ritz frunció el ceño.

— Entonces, ¿por qué?

— Según los antiguos libros soy el rey — Orión lo vio acomodarse sobre su hombro y le acarició el pelo.

— Explícame eso.

— Bueno, según lo que leí sobre ello, dice que soy un lobo superior, un rey por naturaleza, los anteriores a mi gobernaron sobre los demás. ¿Quién carajo sería tan idiota como para negarse? — rió, Ritz hizo un sonido de afirmación y detuvo su mano.

— ¿Querían saber si lo harías? — Orión asintió — ¿Lo harás?

— No, creo que eso no hace falta, al menos no por el momento, me quedaré en el concejo y velaré que las cosas se hagan bien.

— ¿No los odiabas? — Orión se encogió de hombros, el resentimiento no haría nada por él ahora.

— Los otros tres no tuvieron nada que ver con lo de mis padres, creo que puedo dejarlo atrás, tengo asuntos más importantes — murmuró mirando su vientre, los cachorros se removieron contentos bajo su mano.

— ¿Qué más leíste ahí?

— Ritz, siento lo de Lía, eso fue mi culpa, si yo no... — Ritz cubrió su boca.

— Yo también lo siento, pero no es tu culpa, es la de ese maldito.

Orión suspiró.

— También leí sobre esto — dijo acariciándole el vientre, Ritz se sentó de pronto y casi cae debido a un mareo, Orión lo agarró al instante poniéndose de pie — No te muevas así, me asustaste — al menos Ritz tuvo la decencia de parecer arrepentido.

— Lo siento. ¿Qué leíste?

— Existieron lazos en los que la Omega no estuvo incluida, no se especifica el porqué, quizás no la habían encontrado o… bueno… ya sabes, como nuestro caso. Los dos Alfas se aparearon, pero esto no traería descendencia alguna, fue así por unos años, luego ocurrió el milagro — Ritz asintió.

— ¿Dice el motivo?

— Sí, ambos Alfas debían desearlo y el poder del rey haría que eso fuera posible, sabes que comparto mi poder contigo — Ritz se mordió el labio y lo miró de arriba abajo.

— Lo sé. ¿Por qué no vienes aquí y lo haces de nuevo? — Orión dejó de tocarlo y se alejó dos pasos.

— No, no quiero hacerle daño a los cachorros — gruñó enojado, tuvieron esta conversación muchas veces y sin embargo Ritz se empeñaba en pedírselo siempre.

Predestinados II: Lazos Rotos (alfaxalfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora