12🐺

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Ritz ya estaba paranoico, no seguía encadenado, ahora estaba en una cómoda habitación esperando a que alguien viniera por él.

Ya eran por lo menos dos días, se rascó la piel de las muñecas, las pulseras impedían que cambiara, tampoco lo haría, no tenía idea de cómo reaccionaría su cuerpo animal a los cachorros.

Retrocedió con el aroma conocido, el padre de Jules entró e intentó escapar en vano, fue lanzado de espaldas a la cama. Lo pateó con fuerza utilizando el poder de Orión, el Alfa se echó a reír y lo agarró del pelo, lo próximo que supo fue que lo estaba marcando en el lado contrario del cuello, la marca de Orión también punzó.

Lloriqueó intentando soltarse, eso no sucedió, agarró su vientre y gruñó, el alfa se separó.

— Tampoco sirve o te estás resistiendo demasiado.

— ¿Creías que te entregaría el cuello voluntariamente? — lo agarró del mentón y le tocó el abdomen.

— Tienes algo que proteger, así que más te vale no resistirte esta vez.

— No funcionó con tu compañera. ¿Qué te hace pensar que funcionará conmigo?

— Porque tú sí eres su compañero — dijo mordiendo otra vez.

Ritz gruñó aceptando la conexión, su vientre se revolvió con malestar y terminó vomitando en el suelo.

Buena cosa que tuviese el estómago vacío. El Alfa lo miró con una sonrisa.

— Eso está mejor.

— Orión vendrá — le gruñó.

— Le tienes mucha fe a ese monstruo.

— El monstruo eres tú — el Alfa se agachó a su nivel y tocó su abdomen, Ritz lo fulminó con la mirada.

— Quisiera ver la cara de ese Alfa cuando se entere de esto.

……

Orión miró a Marcus y suspiró, ya no tenía idea de qué hacer y estaba perdiendo las esperanzas. Marcus puso al pequeño en la cuna, se veía mal lo sabía, sus ojos estaban dorados otra vez, y su aspecto. Dios, Orión sabía que se veía como una mierda, justo como se sentía.

Su teléfono sonó cortando el silencio, Marcus lo miró junto a Milo, los demás vinieron preocupados desde la cocina, eso tenían los cambia-formas, escuchaban caer una aguja desde el segundo piso.

Orión tragó viendo la notificación y reproduciendo el video, Milo y Marcus se sentaron a su lado, los demás sólo escucharon.

En primer plano estaba Ritz de rodillas con cadenas en las manos, en la parte superior tenía la fecha de su secuestro, Ritz estaba consciente y por lo que veía no tenía heridas. 

Te contaré una historia — dijo una voz, Orión la recordaba, ese Alfa era fuerte cuando lo conoció y quien sospechaba le puso el sello a ambos.

Había una vez un poderoso lobo, tan poderoso que le pertenecían dos parejas, una Omega y un Alfa.

Orión gruñó.

De la Omega me deshice, sabía que no era de utilidad, sin embargo, el Alfa sí, te preguntarás por qué, bueno, te diré, sino no tendría gracia.

Orión no se la veía por ninguna parte, sus colmillos se extendieron y las garras arañaron la pantalla, Milo le tocó el hombro intentando calmarlo.

La Omega no debería estar en la mezcla desde el comienzo, ni siquiera podría llevar tus cachorros, Orión, eres una copia más avanzada de Jules, tus cachorros la consumirían, ella era un puente para que los dos Alfas involucrados no se arrancaran la cabeza.

Predestinados II: Lazos Rotos (alfaxalfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora