7. COSTA

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COSTA

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COSTA


Las casualidades no existen.

Es algo que siempre había creído, hasta ahora.

Roy Bennett ha sido inesperado, como un maldito error de sistema. Una falla que ha aparecido en mi vida sin dar explicación alguna. Aunque tuve el conocimiento de que él provenía de algún lugar en Luisiana, no podía existir probabilidad de que conociera a mi tía o tuviera relación con ella. Había descartado la idea de volver a verlo luego de escapar de Miami.

No habíamos intercambiado números o ningún tipo de información.

Sencillamente no había manera de encontrarlo.

Aun intento reconocer si esto se trata de alguna obra del destino o alguna conspiración extraña de la que aun no tengo idea. El encuentro sigue fresco en mi mente, y mi cuerpo también lo siente. El cosquilleo inquietante que recorre cada célula de mi piel, en conjunto a las palpitaciones aceleradas que se acumulan en mi clítoris, enviando flashes de lo que viví en aquel hotel.

Como es de costumbre, no puedo dormir, así que decido salir de la cama y prepararme para mi día. Se supone que debo ir a la universidad reunirme con la consejera universitaria, luego seguir los papeles de admisión.

Cuando le platiqué a mamá sobre mi interés por estudiar en la universidad, y hacer eso que tanto había deseado cuando termine la escuela, ella se vio sorprendida. Aunque ella siempre ha sabido lo mucho que  amaba estudiar y cuanto me hacía ilusión pertenecer al equipo de majorette en la universidad. Luego de ser rechazada por la universidad, según mi padre, simplemente borré esos planes de volverme una de las mejores bailarinas y atletas de la universidad. Le expliqué que la universidad debería ser comunitaria porque no podríamos costear los gastos de una universidad de mayor escala, por lo que implicaría un estudio corto pero suficiente para otorgar un buen trabajo.

Ella había estudiado enfermería cuando aun yo no había nacido, trabajaba en un buen lugar. Hasta que conoció al maldito hijo de puta. La idea de estudiar lo mismo no era tan descabellada, no obstante, no me gustaba la enfermería por alguna razón.

Algunas otras opciones no eran tan desagradables: artes culinarias con repostería, asistente legal, cosmetología y algunas otras opciones en el campo estético. Me agradaba la idea de tener estudios en el campo de asistente legal, así que cuando fuimos a la universidad dos días después de habernos instalado en aquella habitación de motel, recibimos orientación sobre el curso.

Tras prepararme en el baño, para no despertar a mi madre. Bajo a la planta principal para tomar mi mochila y marchar en busca de la primera parada de autobús. No me preocupa que mamà no sepa a donde he ido tan temprano porque desde que huimos de Miami, me he acostumbrado a salir de "casa" temprano y regresar ya en la tarde, sea por trabajo o cualquier diligencia.

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