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Lisa Pov's
Todo fue tan rápido...
En un momento Rosé estaba a nuestro lado, y al otro... El auto... Ella... Joder.
Tomé a Jennie entre mis brazos mientras ella hablaba con uno de los paramédicos entre hipidos y sollozos. Él le explicaba que ambas no podíamos ir con Rosé porque solo permitían ir a una persona en el vehículo, y cuando ella se había ofrecido a ir, él le dijo que estaba demasiado alterada y llevarla allí no arreglaría nada.
-P-por favor, se lo ruego -Jennie entrelazó ambas manos, observando suplicante al paramédico—. Es mi mejor amiga, t-tengo que ir con ella.
—Lo siento mucho, señorita. Pero está demasiado alterada y no sería bueno llevarla.
—¡Por favor! Tengo... Tengo que ver que ella esté bien, por favor...
Nuevamente, él negó.
Jennie se aferró a mi camiseta y empezó a llorar en mi pecho, yo solo envolví mis brazos intentando consolarla.
—¿Puedo ir yo?
Ambas nos separamos y volteamos hacia la dueña de esa voz.
Era aquella chica que Rosé tanto deseaba ver.
La misma que "le había roto el corazón"
Jisoo...
Y no se veía en un mejor estado que Jennie, sin embargo, aparentaba estar normal para que le permitieran viajar en la ambulancia con Rosé. Quizá porque ya vio lo que le dijeron a mi Jen.
-Bueno...
Pero antes de que el paramédico pudiera hablar, Jennie lo interrumpió. Caminó entre pasos largos con sus muletas hasta llegar a la chica y le apuntó con su dedo índice, tratando de mantener el equilibrio.
—¡Tú!, ¡Todo esto es tu maldita culpa! - gritó-. ¡Rosé está en esa ambulancia luchando contra la muerte por tu culpa!
—¿Mi culpa? -aquella chica había reaccionado ante las palabras de mi novia, frunciendo el ceño. Sus ojos enrojecidos ligeramente y llenos de lágrimas parecieron arder en furia—. ¡¿Mi culpa?!, ¡Si tú no la hubieses inducido a alejarse de mí, seguramente nada de esto habría pasado!
—¡Ella se alejó de ti por lo que le hiciste!, ¡Eres una hipócrita!
—¡Yo no le hice nada!
—¡¿Nada?!, ¡¿Nada?!, i¿Te parece poco hablar mal de ella a sus espaldas?!, ¡Eres una maldita hipócrita!, ¡Una doble cara!, ¡Inmoral!, ¡Una... Una... ¡Una perra!
Abrí mi boca en grande ante aquel apodo.
Jennie podía enojarse muchas veces, y tal vez maldecir o decir "mierda", pero nunca había dicho una palabra de semejante magnitud.
