O4. Fin de semana y tarde en el café

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El viernes finalmente había llegado. Yeonjun estaba feliz pues su primera semana como padre le tenía exhausto.

Hyo-jin era en verdad una niña muy tranquila y casi no lloraba, pero aún así había momentos en los que llegaba a ponerse muy irritable, y él sabía que probablemente se debía a la falta de un omega que le cuidara.

Afortunadamente, Choi Yeonjun había resuelto el problema, como trabajaba casi toda la semana, pensó que quizás lo mejor sería contratar alguna niñera que le cubriera esos días. Pero no fue tan fácil.
Primero contactó a una beta de 16 años que se llamaba Eunchae. Pero las cosas no funcionaron porque Hyo-jin no paraba de llorar hasta que la niña abandonó el lugar. Aún así, Yeonjun le pagó, Eunchae salió de la casa un poco desanimada pero lo entendió.

Después contrató a Jiwon, una alfa con experiencia cuidando niños, pero el resultado fue exactamente igual.

Y sucedió tal cual con las siguientes sugerencias. No había manera de que Hyo-jin aceptara ser cuidada por alguien más. Se había acostumbrado bastante bien a las feromonas de Yeonjun que cualquier otra la rechazaba.

Hasta que Yuna (su asistente y amiga) le recomendó a una alfa que había tenido muy buenas críticas con sus amigas que eran madres, Choi Haerin.
Según la mujer, Haerin tenía una forma de ser bastante tranquila, era educada y los niños terminaban felices, pero últimamente le había costado conseguir trabajo de niñera pues los horarios coincidían con sus clases en la preparatoria.

Yeonjun solo ocupaba el servicio durante un par de horas después de la 1:00 PM ciertos días, pues no siempre lo requerían en la agencia, solo que en los últimos días tenía un proyecto pendiente junto con una marca que debía promocionar. Haerin le sería de ayuda por las tardes, mientras tanto debía llevar a Hyo-jin con él.

Decidió aceptar la sugerencia de Yuna y le pidió que de favor la llamara para presentarse.
Yeonjun no la pudo recibir cuando llegó, lo hizo Yuna. Haerin se presentó con una sonrisa de oreja a oreja.

La omega le dio todas las indicaciones, y le dijo que el señor Choi la recibiría la próxima vez. Ella asintió.
Yuna esperó afuera del dormitorio de Yeonjun, preocupada porque ocurriera lo de las cuatro veces anteriores.

Sorprendentemente Hyo-jin se sintió completamente a gusto en los brazos de la chica. La rubia sonrió aliviada, por fin habían encontrado a la niñera ideal.

—¿Cómo dices que te llamabas pequeña?— Preguntó acomodando sus lentes.

—Choi Haerin, un placer—. Volvió a sonreír y siguió mimando a la niña.

—Perfecto, Choi Haerin, estás contratada—. Yuna sonrió grandemente y la más baja abrió los ojos completamente sorprendida.

—¡Oh por Dios! ¡Muchas gracias! —dio pequeños saltitos con la bebé en brazos y después hizo una pequeña reverencia en forma de agradecimiento.

Yuna sonrió negando con la cabeza. Estaba feliz porque por fin Yeonjun tenía un pendiente menos. Aunque aún le pareciera extraño la forma tan rápida en la que la niña se había acostumbrado a la muchacha.

Ese mismo día, al llegar a su hogar, Yeonjun solo pudo notar dos cosas: una nota de agradecimiento de parte de la nueva niñera y el conocido aroma que inundaba toda la casa, rápidamente lo supo, era el aroma a cereza que desprendía el bonito omega de la cafetería. No iba a mentir, el omega le había parecido sumamente atractivo, sin mencionar que el dulce aroma que emanaba le había provocado cierta sensación, más que nada en su alfa, podía sentir como le decía, casi a gritos que fuera y protegiera a ese Omega de cualquier peligro y de otros alfas.

the perfect pair ; yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora