the perfect pair ; yeongyu

O6. canciones de cuna y sofás incómodos

Yeonjun y Beomgyu siguieron caminando un par de minutos, el hogar del más alto no estaba muy lejos por lo que no les tomó mucho rato llegar ahí.

El pelinaranja se encontraba extrañamente feliz ahí, con Beomgyu a su lado, y le costaba identificar si se trataba de él o su alfa porque podía sentir a su lobo aullar de alegría con tener al omega junto a él, en su hogar.

"Nuestro hogar" pensó y rápidamente sacudió su cabeza tratando de alejar ese pensamiento, que por más bonito que le pareciera no podía saber si algún día sería de ese modo, principalmente porque apenas y conocía a Beomgyu, y todo lo que sabía de él era que estudiaba modas, que trabajaba en el café y que tenía un bonito olor a cereza.
Entonces recordó el suceso de la mañana.

- Beomgyu -le llamó, abriendo la puerta de su casa. El mencionado hizo un pequeño "mh" indicando que le escuchaba, solo que estaba muy ocupado jugando con la tela de su lindo suéter lila- ¿Estás en celo?

Beomgyu soltó su suéter y le miró con la cara roja y los ojos abiertos enormemente. El más grande notó lo rara que sonó su pregunta e inmediatamente negó con la cabeza y le tomó de las pequeñas manos.

- ¡N-No lo pregunto por otra cosa! ¿está bien? -Poco a poco sintió el cuerpo del más chiquito relajarse y le sonrió- No sé si Yunjin te lo ha dicho, pero hoy por la mañana fui a buscarte al café.

El castaño se sonrojó un poco y desvió la mirada tratando de no verlo a los ojos, el mayor sonrió con ternura.

- No me lo dijo... No me ha mandado algún mensaje, o creo que no he revisado -habló en voz bajita.

- En todo caso, te lo digo yo. -Yeonjun se separó de él y abrió la puerta- Pasa, te explicaré adentro.

Beomgyu se asombró al estar dentro de la enorme casa, era grande y muy limpia, olía a manzana con canela y era acogedor. Beomgyu también sintió el aroma de un tercer cuerpo, era suavecito, sabía que era de una persona pequeña, un niño tal vez.

- Huele a vainilla -habló después de un buen rato sin decir nada, estaba sentado en el gran sofá en medio de la sala- huele muy bonito.

- ¿Vainilla? -inquirió el pelinaranja, no recordaba haber puesto otro aromatizante ese día más que el de manzana- No tengo ningún aromatizante de vainilla en la casa.

Antes de siquiera responder, Beomgyu se levantó del sillón y caminó hacia donde venía el dulce aroma, para encontrarse en la habitación de Yeonjun, una pequeña cuna y una linda bebé dentro de ella, observandole con grandes ojitos bien despiertos.
Algo en su pecho le decía que tomara en brazos a la bebé, y que le cuidara y protegiera como suya.

- Hola, pequeña -sonrió dándole la mano, Hyo-jin le tomó el dedo meñiques pues era lo único que su manito podía agarrar, Beomgyu sintió de nuevo esa calidez en su pecho.

Sin otra cosa en mente la alzó de la cuna y recostó su cuerpo en su pecho, su cabecita descansaba en su hombro y parecía bastante comida en los brazos del castaño. Beomgyu soltó pequeñas caricias en su cabeza y espalda; jamás había planeado tener hijos hasta ese momento, no había pensado mucho en eso tampoco, pero no quería encontrarse con un alfa como su padre y sufrir el mismo infierno que antes.
Pero ahora pensaba en el calor que el pequeño cuerpecito le brindaba y en un par de ojitos que le veían con admiración, como si fuera todo lo que tuviera en el mundo, y pensó que quizás tener hijos no era tan mala idea.

Yeonjun entró poco después a la habitación, había perdido de vista al más bajo por un segundo y todo estaba en silencio. Al ingresar se encontró con la imagen más preciosa de todas.

- No sabía que tenías una bebé -dijo, en parte su lobo sintiéndose un poco desanimado por eso- Es muy tranquila.

El pelinaranja no sabía que decir, estaba pasmado admirando lo hermoso que lucía Beomgyu con ese suéter lila y su hija en brazos, acurrucada como un cachorrito buscando más calor.
Sintió sus mejillas ponerse calientes debido a la situación y no pudo evitar sonreír con ternura, el castaño y él conectaron sus miradas por un par de segundos y sonrieron.