O2. Choi Beomgyu

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Choi Beomgyu solía ser conocido en la ciudad por tres razones, y si creías nunca haberlo visto, deberías conocerlo sí o sí por uno de los siguientes tres motivos.

Uno, era el mejor estudiante de la universidad de diseño de modas, con un futuro prometedor como diseñador. Casi todas las personas en la facultad lo conocían.

Dos, trabaja en el café más famoso de todo Seúl, lugar por el que al menos la mitad de las personas han pasado. Concurrido mayormente por estudiantes y personal de la agencia de modelos que estaba cruzando la calle.

Y tres, quizás la más común, era el omega más codiciado de la ciudad, entre alfas de alto rango que transitaban el local, en más de una ocasión (casi todos los días) recibía confesiones románticas o algún cumplido de alfas y betas que querían estar con él.

Pero no era como si le molestara mucho, de hecho, hasta lo encontraba gracioso y de cierto modo, le era conveniente, pues eran alfas con buena posición económica los que siempre le decían ese tipo de cosas, dejándole buenas propinas a la hora de atenderles, o bien, dándole regalos costosos cada que podían. ¿Y quién era Beomgyu para negarse?

Exacto, nadie.

De todos modos él estaba bien con eso, al final del día el café era un buen lugar, pero no ganaba suficiente dinero para cubrir la colegiatura de la universidad, las necesidades suyas y de su hermana menor, Haerin.
Por lo que todos esos cumplidos–que en ocasiones llegaban a ser incómodos–valían grandemente la pena.

Tampoco es que haya tenido que dar su cuerpo a cambio de dinero, Beomgyu sabía lo que hacía, pero tampoco estaba dispuesto a eso.
Y aunque los demás omegas y betas decían que Beomgyu era solo un chico presumido e interesado, él era feliz a pesar de todo. Porque los demás no conocían ni una octava parte de su vida.

Entonces ¿quién es Choi Beomgyu realmente?

Beomgyu, el estudiante, el precioso, el interesado, el presumido, el deseado, el (por muchas personas) envidiado.

Choi Beomgyu era, en realidad, un pobre omega con una vida bastante difícil.

[...]

A Beomgyu no le agradaba del todo su vida. Y si tuviera que describirla en una palabra, definitivamente sería terrible.

Su padre, Choi Do-Yun, era alcohólico, Beomgyu no tiene ningún recuerdo suyo sobrio, todas sus memorias son de él estando extremadamente ebrio, tambaleandose por la casa o bebiendo a todas horas. Y su madre, por otra parte, la recuerda bastante sumisa, accediendo a cada petición que su marido le hacía.

Recuerda también a su padre golpeando a su madre, mientras Haerin se esconde en las sábanas de su cama y él trata de calmarla contándole un cuento, rezando para que todo eso termine pronto.
Y, después de un largo rato escondidos, los gritos y los golpes se detienen.

Haerin ha caído dormida desde hacía un buen rato, pero él no puede, no cuando sabe que las cosas entre su madre y su padre están de lo peor, no cuando su madre entra a su habitación y él logra observar su rostro hinchado, el labio roto y pequeñas marcas de sangre en sus piernas.
No podía dormir con esas imágenes en la cabeza.

—Cuando crezcas, Gyu, consigue un buen alfa— La mujer le abrazó fuertemente y depositó un pequeño beso sobre su frente —Y pórtate bien. Los amo, a ti y a Haerin.

Fue lo último que escuchó decir a su madre, fue la última vez que la vio.

Su madre había escapado. Había escapado y no llevó consigo a Beomgyu ni a Haerin, especialmente a Haerin, porque Haerin era pequeña todavía, tenía toda una vida y Beomgyu sabía que en ese lugar ella no podría recibir la vida que realmente merecía, porque él era aún pequeño y su padre era un idiota.

the perfect pair ; yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora