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~Gracias por hacer esto por mí,

Por ayudarme a volar...

Las clases en su nuevo colegio eran un drama y una tortura para Haerin. Como su base era débil, le costó un mundo poder entender lo que hablaban y explicaban los profesores y, por lo mismo, tuvo que quedarse esas primeras dos semanas después con sus amigos para que le ayudaran.

Lo malo: tenía que quedarse más tiempo en el colegio.

Lo bueno: sus compañeros (nuevos amigos) se tomaron en serio eso de ayudarla a entender las asignaturas. Se reunían con ella en la biblioteca y hacían juntos las tareas, explicándole todo detalladamente.

―Realmente... muchas gracias ―les dijo Haerin mientras salían de la biblioteca luego de haber estudiado para los exámenes que vendrían a fin de mes―, no es necesario...

―¡Claro que sí! ―dijo Kyujin, riéndose―. ¿Sabes cómo nos puedes agradecer? ¡Presentándonos a tu hermana!

―¡Kyujin! ―regañó Sunghoon, viéndose enfadado―. ¡Eres realmente una descarada!

La omega puso mala cara ante el regaño, mientras que Sunghoon negaba con la cabeza y soltaba bufidos bajos. Haerin creía que el alfa estaba medio enamorado de Kyujin, lo había sorprendido mirándola demasiado. Le recordaba un poco a...

Sacudió su cabeza, como si así pudiera eliminar aquellos pensamientos que quería evitar a toda costa. No quería pensar demasiado en ellas. Cada vez que lo hacía, su corazón se apretaba en angustia y dolor, con las ganas de llora pujando por su garganta. Había pasado casi un mes, pero el sufrimiento que le provocaron no disminuyó un poco. Y tampoco su amor.

No. No iba a pensar en eso.

―¿Iremos por helados hoy? ―preguntó Wonyoung, aprovechando que era viernes y, por lo mismo, salían más temprano.

Hanni, ese día, no la había ido a buscar. Como estaba en la universidad tenía un horario más disperso y, lamentablemente, ese día lo tenía ocupado con varias clases. A Haerin ya no le ponía tan ansiosa, pues se había integrado bastante bien a ese grupo de amigos e, incluso, tomaba el mismo bus con Jungwon, Hyein y Eunchae para irse a sus casas. Ellos fueron muy agradables en todo momento.

La mayoría dijo que iban, excepto Jungwon y Kyujin. Se despidieron de ellos dos y caminaron hacia un parque cercano, conversando y quejándose sobre las clases.

―Todavía me cuesta un poco álgebra ―comentó Haerin―, pero creo que ya lo estoy captando...

―¿Cómo para aprobar los exámenes? ―preguntó Eunchae.

―Con la nota mínima, espero.

Hong se rió, cruzando ambos brazos para irse más pegadas. Los tres alfas iban un poco más adelante, hablando también de sus clases. A veces Haerin se perdía con ellos, pues como estudiaban en clases distintas, tenían otros profesores que Hae no conocía.

—No debes preocuparte ―animó Eunchae―. Además, Wonyoung parece muy preocupada por ti en ese sentido.

Haerin percibió una nota insinuadora en su voz, y de manera automática, miró hacia la alfa, que se reía de algo que dijo Hyein.

Era una alfa guapa, se había dado cuenta desde que la vio. Más alta que ella, su belleza era suave y elegante, casi tierna y algo dulce. Sus ojos eran oscuros, su cabello castaño y labios marcados. Además, era muy amable con todo el mundo, y su aroma era como el papel de libros viejos. Era... era agradable estar a su lado.

―Wonyoung es una buena amiga ―dijo finalmente, remarcando enseguida que no tenía ninguna intención con la alfa.

Sí, era agradable y muy simpática. Le hacía reír y también era muy atenta a ella, no lo podía negar. Pero a Haerin no le gustaba de otra forma excepto como una amiga. Tal vez, en varios meses más, cuando esa herida que tenía en el corazón sanara y pudiera superar de alguna manera esa horrible decepción amorosa que vivió, pudiera empezar a mirarla con otros ojos. Ahora, Haerin no quería nada con nadie más.

monocromía; mindaerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora