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~Gracias por llegar a ser un "nosotras"...

Seúl no parecía haber cambiado mucho en esos meses que estuvo fuera, con la ciudad tan ruidosa y llena de tráfico. Yujin, a su lado, le iba platicando sobre lo que podían hacer esos días en que estuviera ahí.

―... abrió un nuevo restaurant de brochetas de cordero al que me llevó Xiaoting —le decía con esa enorme sonrisa―, no era muy bueno, pero podríamos pedir otra cosa para dar nuestra calificación final.

―¿Ya tienen la lista de invitados para la boda? ¿Los confirmados? ―preguntó Haerin, dejando de mirar por la ventana del taxi para voltearse hacia su mejor amiga.

―Mañana llamaré a los últimos para saber si vendrán o no finalmente ―suspiró―. ¿Vas a ir con tus novias o no?

―No son mis novias ―le dijo.

―Ya, ya... ―la mayor la miró con cara de no creerle nada.

Haerin entendía muy bien su reacción. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa podía esperar? La situación con las dos alfas era muy, muy extraña todavía, y es que aún no esclarecía nada con ellas. Es decir, estaban saliendo o algo por el estilo y, a pesar de que compartían un par de besos, la omega todavía no les decía el tipo de relación que tenían. Contrario a lo que podía esperar, ni Danielle ni Minji parecían especialmente acomplejadas con esa situación, sin hacer preguntas ni presionando un poco.

Llevaban en eso alrededor de tres meses. Las últimas semanas se habían estado viendo mucho ya que salieron por vacaciones de verano y la iban a ver a Busan mucho. Demasiado. Haerin no lo sentía como una presión, pero... ¿no parecía que estuviera dando una imagen equivocada?

Aquello, en lugar de preocuparla, sólo le hacía encogerse de hombros.

―... de cualquier forma ―siguió platicando Yujin, sacándola de sus pensamientos―, ¿irás con ellas o no?

―Ah... ―lo pensó dos segundos antes de responder―. Sí, sí. No puedo llevar sólo a una, eso estaría mal.

―Chica codiciosa ―se rió y Haerin sonrió ligeramente.

Las palabras no la hicieron sentir mal, porque ella ya sabía que no era ser codiciosa. Era sólo como las cosas se terminaron dando, además, Haerin no las estaba obligando a nada. Ella las quería a las dos y tanto Danielle como Minji parecían haber llegado a un consenso también respecto a eso, después de todo, ¿no se besuqueaban? Haerin no le veía el problema a eso, sería muy hipócrita de su parte, y lo único que deseaba... Lo único que quería, era ser la única de ellas. La única omega de ellas.

No tardaron en llegar a la casa de Yujin, donde se quedaría esos días. Saludó a sus padres y hermana, que la recibieron con un gran abrazo, antes de ir a dejar sus cosas a su cuarto.

―Mañana iremos a ver los últimos detalles de mi vestido ―le dijo Yujin―, más te vale que te guste, porque ya no podemos hacer ningún cambio.

―Lo importante es que te guste a ti ―contestó Haerin―, es tú boda, no mía. Si a ti te gusta, entonces yo no tengo nada qué opinar.

Yujin sonrió, aunque sus labios temblaron ligeramente. Haerin sabía que la omega estaba muy nerviosa a medida que se acercaba la fecha de matrimonio, porque no sólo se iba a casar con Xiaoting, sino que también a vivir con ella. Eran sus últimas semanas en casa de sus padres antes de ir a formar su familia propia.

―¡Oh, no llores! ―le dijo, alarmada.

Eso, por supuesto, la hizo romper a llorar. Haerin ya se lo esperaba, casi corriendo a agarrar la caja de pañuelos desechables que Yujin tenía en su velador.

monocromía; mindaerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora