𝗛𝗜𝗚𝗛𝗪𝗔𝗬 𝗧𝗢 𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 ー Genshin Impact Smut.

3. 𝗔𝗹𝗯𝗲𝗱𝗼.

Stop! Baby, don't stop!

Advertencias: menciones de masturbación, ligera sobreestimulacion, nombres de mascota (querida, ángel, amor), albedo se la folla hasta tocar el cuello uterino :3

Palabras: 2559

Créditos: @/https-capri en Tumblr.

Albedo te amaba y adoraba, eso lo sabías. Aunque solo a veces te prestaría atención. La mayoría de las veces, estaría demasiado concentrado en sus estudios como para siquiera ofrecerte una bienvenida o un vistazo. Si estabas teniendo un mal día, te acercabas a él por detrás, rodearías su torso y lo abrazarías, apoyando perezosamente tu cabeza en la curva de su cuello. Lo máximo que obtendrías de él sería un murmullo de reconocimiento o un suspiro.

Sabes que está sobrecargado de trabajo, pero, ¿por qué aceptó estar juntos si no tenía tiempo para ti? Te sentías abandonada e inútil. Es como si simplemente te hubieran arrinconado, pero tal vez fue tu culpa, nunca te atreviste a quejarte de algo relacionado con tu relación, Dios mío, no, seguramente el hombre estaba demasiado ocupado como para importarle. ¿Acaso no sabe cómo te deja dolorosamente mojada, aleteando con suaves y tiernos toques en tus piernas y siguiendo adelante como si nada? Hubo un cierto caso, cuando tú y él estaban solos, y Sacarosa se aventuró a salir de la caverna en busca de suministros. Sin embargo, la atmósfera no cambió.

Permaneciste sentada en una mesa cerca de Albedo, balanceando los pies y observando sus movimientos. Su cabello elegantemente recogido en una cola de cabello trenzada, algunos mechones esponjosos aun fluyendo libres de la bandita, el color de la arena cálida que envuelve tu cuerpo en la playa. Sus ojos cautivadores, enfocados en su estudio, irradiaban amor, preocupación y cuidado, todo en un tono azul brillante. Su suave piel que reflejaba suavemente la luz que brillaba sobre él. Era tan perfecto que era una escena por la cual podrías perfectamente haber babeado. Captando tu mirada por el rabillo del ojo, levantó la vista de sus tubos, pociones y notas, ofreciéndote una mirada gentil mientras deslizaba su silla frente a ti. Toda la atención te dio mariposas en el estómago, apoyó sus manos en tus muslos y tus piernas se detuvieron.

"¿Necesitas algo, querida?" Preguntó con esa voz tan suave suya. Haciéndote gritar internamente. Siempre con una pizca de cuidado en las palabras que pronunció.

"Mm, no. No dejes que te moleste, 'bedo. Parecía que estabas trabajando muy duro." Comentaste, sonriendo suavemente y colocando un mechón de cabello detrás de su oreja para tener la mejor vista de sus ojos fijos en los tuyos.

"Nunca eres una molestia para mí." Él rápidamente responde. Frotando tu muslo antes de deslizar su silla a su lugar original, frente a su escritorio. Desearías que él se fijara en ti más, se siente más como un enamoramiento que una relación, pero no quieres ser tan necesitada(*). Sin embargo, siendo tu novio, habías pensado en él de manera bastante lasciva más de una vez. Te sorprenderías distrayéndote mientras contemplabas sus frágiles y delgadas manos. Imaginándolos viajando arriba y abajo por tu cuerpo, deteniéndose para acariciar tu pecho y él se inclinaría para besarte sobre el escritorio. Él desecha todo el material solo para follarte hasta dejarte sin sentidos.

Pero sólo se puede soñar. ¿Cómo podría un hombre tan puro y de buen corazón como él tener pensamientos tan sucios? Lentamente te acercaste al sofá que tenía en su taller, sentándote en él con una rodilla doblada y la otra colgando a un lado, deslizándote una manta sobre ti. Consideraste tomar una siesta, pero no podías dejar de pensar en ese sueño en el que él te tocaba. Solo que no te habías dado cuenta de lo tarde que se había hecho, demasiado perdida en la realidad que creaste en tu cabeza para ver descender el sol y aparecer las estrellas. Esto ya había sucedido antes, pasar la noche con Albedo, quiero decir, pero esto era diferente. Estabas caliente por él y tendrías que dormir a su lado. Deslizándote debajo de la manta, te vuelves hacía la figura de Albedo, delineada con la luz de la lámpara, casi la única fuente de luz que quedaba ahora que el sol se ha puesto. ¿Quizás no era demasiado tarde para volver a casa? Escuchas a Albedo tararear mientras se gira hacía ti para llamar tu atención.