Cap 14

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7 de marzo

Empecé a incorporar sus sudaderas en mi vestimenta diaria, convirtiéndolas en una parte constante de mi atuendo tanto en mi casa como en la escuela. La comodidad y el cálido abrazo de su ropa se volvieron una especie de segunda piel para mí. Ya fuera en el ajetreo de las clases o en la relajada intimidad de mi casa, encontré en esas sudaderas una sensación reconfortante que me acompañaba a lo largo de mis rutinas diarias. La familiaridad de su olor y la conexión emocional con cada prenda crearon una especie de vínculo, convirtiendo esas sudaderas en más que simples piezas de ropa, sino en portadoras de recuerdos y afectos que llevaba conmigo a todas partes.

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