Capitulo 5

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Los chicos esperaron un momento hasta escuchar el sonido de una puerta cerrándose.

De inmediato se levantaron.

―Mamá ya está en su cuarto, iré a la cocina por un par de platos y vasos ―dijo Will― tú ve por las palomitas y las sodas.

Minutos después disfrutaban del calor de la chimenea, de las palomitas recién preparadas, de las sodas y de lo que parecía era una maratón sangrienta de personas que se desmembraban para aprender una lección y sobrevivir.

―Dios como pueden hacer todo eso ―intervino Chris―. Si supieran lo que es vivir en este pueblo jamás volverían a apagar  una luz en sus vidas.

Fuera, continuaba lloviendo. Aunque el agua los relajaba de cierto modo, también los mantenía con incertidumbre.

―Lo sé ―aceptó  Will―. Guardemos las sodas con más cafeína hasta que se terminen las películas; así podremos comprobar si tu teoría es real.

―De acuerdo ―repuso Chris―. ¿Qué hay de tu papá? ¿Qué aremos cuando despierte y vea toda esta sana comida que estamos engullendo?

―¿Engullendo? ¿Es en serio? ―Will lo miró inclinando la cabeza―. Estará tan dormido que ni cuenta se dará.

Sin más continuaron viendo la televisión.

―¡Dios! ―exclamó de nuevo Chris―. Insisto en que si este tipo de personas que se dedica a crear estas películas, viniera a este pueblo, se avergonzaría de sus creaciones al sentir lo espantoso que es vivir aquí.

―Lo sé y peor aun sabiendo que estamos atrapados sin poder huir.

Se quedaron tirados un momento taciturnos y pensativos ante aquéllo que había mencionado Will.

Todos en Morten Stone tenían bastante claro que intentar salir del pueblo era imposible. Parecía estar rodeado por una muralla invisible, que al intentar cruzarla, hacía que las personas se pegaran a esta, mientras la piel y carne se les quemaba.

―¿Qué hora es? ―preguntó Will desconcertado. Ya habían terminado dos películas sin que ocurriese algo en el exterior que los alarmara.

―Ya son las diez ―contesto Chris consultando su móvil.

―Qué extraño, aún no ha pasado nada. Tal vez tu teoría no era cier...

El cielo si ilumino e instantáneamente un estruendoso rayo se dejó caer despertando a todos en aquel pueblo e invadiéndolos de pánico.

―¡Llévense a Chris! ―se levantó de golpe el señor Polter― llévenselo a él, llévenselo a él ―repetía sin darse cuenta que el chico lo estaba escuchando. La taza con el chocolate ahora frío se hizo pedazos al contacto con el suelo―. ¡Dios! Pero que sueño.

El televisor se apagó y junto a este todas las luces en Mortem Stone.

―Lo siento Chris ―se disculpó el Señor Polter al percatarse de la presencia del chico―. El sueño fue bastante real.

―Descuide ―repuso Chris con una sonrisa falsa.

―Odio las tormentas ―gruñó el padre de Will― sí se daña algún cableado no hay quien venga a repararlo. Desconecten todo ―les ordenó.

El señor Polter se encamino a la cocina mientras Will trataba de desconectar el televisor.

―Enciende la linterna de tu celular ―le dijo a Chris.

Desconectaron la pantalla justo cuando el grito desgarrador de una mujer inundó el frío aire esparciendose por todo el pueblo.

Epidemia de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora