El cuerpo de la mujer cayó frío e inerte contra el suelo.
―¡Mamá! ―gritó Will horrorizado, impulsándose adelante para tratar de ayudarla, pero aquella fuerza lo detuvo y los arrojo fuera de la habitación.
Cayeron por las escaleras hasta golpear con la puerta principal.
―¿Que es lo que está pasando? ―preguntó Chris con voz temblorosa. Ver la muerte de la señora Polter lo había estremecido. Por primera vez después de mucho tiempo el chico sentía miedo.
―Tu teoría era cierta ―respondió Will―. Acertaste cuando dijiste que atacarían éste lado del pueblo. Sólo que nosotros somos las víctimas.
―Pero que pasó con la señora Barries y el grito y aquella cosa que la arrastro por el patio. Debía ser ella la atacada.
―Algo está cambiando ―repuso Will. Se llevó las manos a la cara y seco las lagrimas.
Chris lo aluzó con su teléfono.
―¡Oh Dios! tienes sangre en la cara.
Will se llevó las manos al rostro en busca de alguna herida, pero lo único que hizo fue dispersar aun más la sangre que tenía en las manos.
―Creo que no es mía ―dijo.
Chris apartó la luz del rostro de su amigo y la enfocó en el piso.
―Maldición ―dijo Chris y se pusieron de pie.
Estaban parados sobre un charco de sangre.
―Maldición me estoy desangrado ―chilló Chris.
―No seas tonto, esa sangre no es de ninguno de los dos. ¿Donde esta Papá? ―inquirió Will rápidamente.
―¿Señor Polter? ―gritó Chris después de suspirar de alivio por tener sus venas con su sangre dentro.
―Dame eso ―dijo Will y le arrebato el teléfono a su amigo.
Caminaron lentamente por la sala. Paredes, muebles y piso estaban cubiertos de sangre, la casa tenía el aspecto de un matadero.
―Cres que sea de tu...
―Cállate ―dijo Will antes que terminara la oración.
Al entrar en la cocina observaron letras rojas escritas en la pared:
Todo es tu culpa Will, y ahora sigues tú
La habitación se ilumino por un relámpago y sobre la mesa observó la cabeza de su padre.
Will se estremeció y retrocedió unos pasos.
El miedo los invadió por completo y el corazón les comenzó a latir sin control.
A pesar de todo Chris continuaba grabando.
Las puertas y ventanas se abrían y cerraban, el ruido que hacían era cada vez mas fuerte, tanto que no podían escuchar los pocos pensamientos que se formaban en su cabeza.
―¡Tenemos que salir de aquí! ―gritó Chris lo mas fuerte que pudo.
Cruzaron la sala tan rápido como pudieron, pero todas y cada una de las ventanas y puertas se cerraron cuando los chicos se acercaron.
―¡Demonios! ―exclamó Will con furia al no poder abrir la puerta.
―Creo que deberías intentar usar otras palabras cuando te enojes ―le dijo Chris.
―Silencio, debemos pensar en algo rápido ―la nariz comenzaba a sangrarle.
―Por la chimenea ―sugirió Chris.
―En la ventana de mi habitación hay una escalera exterior ―recordó Will dejando a un lado el comentario de su amigo.
―Pero todas las puertas y ventanas están cerradas.
Will subió las escaleras ignorando a Chris.
Tras él salió de la pared una cabeza y brazos y como si ésta fuera de agua avanzo tras el muchacho.
―¡Cuidado! ―gritó Chris sin moverse.
La criatura lo alcanzó y arrojó rompiendo el pasamanos de la escalera.
Will golpeó contra la chimena y calló en el suelo.
―¡Dios! ―exclamó Chris horrorizado. Se dio la vuelta y sorpresivamente logró abrir la puerta― ¡Will! ―exclamó soprendido― la puerta se puede...
―¡Ayudame! ―gritava Will.
Al igual que en la pared una mano esqueletica había salido del piso y lo había tomado por el pie arrastrándolo.
La puerta debajo de la escalera se abrió de golpe. El sotano ardía en llamas y emanaba gritos agudos.
―¡Chris ayudame! ―continuava Will.
El chico intentava levantarse, pero aquél brazo que lo arrastraba le impedía tal acto.
Will rasguñaba el piso de madera con tanta fuerza que en su intento por aferrarse a éste se arrancó un par de uñas y otras se partieron por la mitad.
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Epidemia de Demonios
HorrorMortem Stone es un pequeño poblado rodeado por enormes bosques. Todos pueden entrar pero nadie puede salir. Maldecida por un sortilegio, en Mortem Stone cada veintinueve días sucede un ataque a una familia determinada. Con el propósito de aumen...