Capítulo 2

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Los dos chicos cayeron de espalda. Por el aire volaban trozos de madera incendiados, muebles y otras cosas que caían por todas partes como una lluvia de fuego.

Aturdidos se levantaron y echaron a correr.

Las llamas color verde oscuro que consumían las ruinas de la casa emanaban aullidos bestiales y gritos que les rasgaban los oídos.

Las alarmas de los autos más cercanos se activaron inmediatamente.

El corazón les latía con brusquedad y en sus cuerpos la adrenalina se había dispersado como plaga.

En menos del tiempo esperado, atravesaron el vecindario este y el parque hasta llegar a Malls.

Abrieron la puerta de golpe.

―¡Que rayos les sucede! ―se levantó enfurecido el Señor Doork arrojando por un lado el periódico que leía―. Parece como si hubiesen visto un fantasma.

―Déjese de tonterías Señor Doork ―exclamo Chris jadeando― ese chiste ya no da gracia aquí.

En algunas ocasiones Chris podía perder el control de su fuerte temperamento.

―Cuida tus palabras jovencito, que tu padre sea un idiota no significa que debas seguir sus pasos. Así que cuida tu boca o la sellare de un susto.

―Supongo que asustas más cuando te levantas que un demonio con experiencia ―le respondió Chris.

Avanzaron por los pasillos tomando toda clase de comida basura: palomitas con crema, con queso, con extra picante, con mantequilla. Sodas de todos los sabores y con cafeína.

―Así no dormiremos y podremos escuchar a quien atacaran ―dijo Chris―. Hace mucho que nadie es atacado en tu vecindario y tengo la ligera sensación de que hoy ocurrirá.

Will había permanecido callado hasta entonces.

―Cómo es posible que estés tan calmado con lo que acaba de pasar ―se quejo Will.

―Solo fue una explosión ―Chris rio despreocupadamente  mientras tomaba una bolsa de bolitas de queso.

―La casa de Kevin Millers acaba de esta...

Las sirenas comenzaron a sonar invadiendo el aire y llenándolo de tensión.
El tiempo parecía haberse detenido por un instante.
Aquel sonido tan tenebroso que hacia todos volvieran a sus casas a pasar la noche con miedo y preocupación ahora repiqueteaba hasta el último rincón de Mortem Stone.





Epidemia de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora