09- Leviatán Oscuro

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La luz del nuevo amanecer se filtraba por las rendijas de las ventanas redondas del camarote de Abigail, quien yacía despierta en su litera. No había conseguido cerrar los ojos durante toda la noche, su mente vagaba en lo sucesos del día anterior, negándose a descansar.

Ahora no encontraba algo mejor que hacer que armar un origami, con algún papel amarillento de por ahí, demasiado concentrada. Recordando que le hacía grullas a su hijo, trató de encontrar algo de calma en la monotonía del doblado del papel.

Sin embargo, cada pliegue parecía solo aumentar la ansiedad que sentía en su pecho.

De pronto, el chirrido de la puerta la sacó bruscamente de sus pensamientos. Con un sobresalto, dejó caer el origami a medio terminar y se puso en guardia. 

-¡Bonjour, rousse! Por fin nos iremos de aquí, ¿no te parece que hoy será un magnífico día para alistar el barco? - Luc canturreó con un tono jovial entrando al camarote, sin percatarse del estado fatigado de su compañera. 

Abigail frunció el ceño, molesta por la interrupción. Se pasó una mano por el cabello revuelto, tratando de recomponerse. 

-¿No sabes tocar antes de entrar?-

-No.-comentó burlón mientras se asomaba por una de las ventanas cerca de ella. Observaba el mar como un niño embelasado. Abigail solo atinó a voltearse entre las sabanas para ignorar al rubio.

-Quiero descansar.-

El rubio no se inmutó.

-Lo siento, Abby, pero tenemos un día lleno de actividades por delante. Debemos avanzar hacia el próximo puerto para descargar las mercancías y negociar con nuestros clientes del Oeste...- explicó el francés, haciendo caso omiso de las señales de fatiga de la capitana-. ¡Vamos, levántate y ven a echar un vistazo al amanecer!-

Antes de que su burbuja de paciencia estallara, se levantó lentamente de su litera y se acercó a la ventana, donde el sol comenzaba a elevarse sobre el horizonte.

Esa vista comenzaba a irritarla, extrañaba la ciudad ruidosa en la que vivió toda su vida.

-Sí, es hermoso- mintió. 

Ahora tenía sueño de verdad y añoraba dormir en su cómoda cama matrimonial con Valentine cuando los días lluviosos lo atormentaban y decidían dormir juntos para ahuyentar los miedos del pequeño.

De pronto sintió una mano cálida sobre su hombro. Se giró para encontrarse con la mirada penetrante de Luc.

-Necesitamos hablar -dijo más serio que de costumbre-. Anoche... ¿te fuiste del barco?.-

No le gustó su tono de voz.

Frunció los labios, sorprendida por la pregunta. Una mezcla de enfado y frustración se reflejaba en sus ojos, y parecía intensificarse al sentirse descubierta.

-¿Y qué si lo hice? -respondió tajante-. Soy la capitana de este barco, puedo hacer lo que me plazca.-

-Lo sé, Abby, pero deberías...-

-Pero nada, Luc. No necesito que me des lecciones sobre cómo ejercer mi autoridad. Si tienes alguna queja, puedes decírmela directamente.-

-¡Pero es que no se trata solo de tu autoridad! -exclamó el francés, al borde de la exasperación.- No estás comportándote como de costumbre y tu tripulación empieza a hablar de ello. Tienes que centrarte, Abigail.-

-¿Ahora notas que estoy cansada? ¡Qué fácil ser tú! ¡Venir a decirme lo que tengo que hacer, ignorar lo que me pasa y opinar sobre todo lo que siento y hago.- 

En el corazón del oceano - William Eilish / Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora