La noche anterior, tras haber recibido la gran noticia, no pudo pegar ojo. Su corazón latía a mil por hora, lo sentía en la garganta, a punto de salir disparado por su boca. "Qué asco", murmuró. Dejó su mano sobre su pecho, escuchando cómo los latidos aumentaban cada vez más. Había pintado una sonrisa en su rostro y esta parecía no querer irse; le dolían las mejillas, le ardían.
La mañana siguiente no dejó de contar las horas que le quedaban para ir a la reunión. El lugar donde se encontraban, el estudio de producción, quedaba bastante lejos de casa. Iba a tener que ir en autobús y para eso tenía que salir temprano, aproximadamente una hora de viaje.
— ¿Te acuerdas de la camisa que te regalé en tu cumpleaños? — preguntó su madre, rebuscando en su armario.
-— Mamá, esa camisa no — dijo el chico, recién salido del baño, aún empapado, con la toalla rodeando su cuerpo — No quiero ir muy elegante — añadió, entrando en su habitación y colocándose al lado de la mujer.Después de un gran debate con su madre sobre qué ponerse, terminó ganando él, vistiéndose con una camiseta de cuello negro y unos vaqueros del mismo color.
— ¿Vas a comer aquí o...? — preguntó su madre, colocándose delante de él, sosteniendo un bote de gomina debajo de su axila mientras lo peinaba.
— No sé si me da tiempo...— - respondió el chico, mirando de reojo su móvil para ver la hora.[15:12]
— Te dije que comieras conmigo,ahora te vas a ir con el estómago vacío
— No tengo hambre igualmente...— mintió,estaba retorciéndose del dolor de barriga.
Ya una vez tuvo todo listo, su madre lo acompañó a la puerta y antes de que él saliera, le dio un billete de diez euros. "Cómprate algo de comer y come con tus nuevos amiguitos", le dijo. Él la besó en la frente y soltó una pequeña risa.Fue a la parada de autobús a toda máquina, dando zancadas para que después el autobús se retrasara 10 minutos, odiaba el transporte público. Mientras esperaba el autobús, de pie, habían quitado el banco que había antes para que los sin techo no se tumbaran para descansar, se dedicó a mirar su teléfono, principalmente Instagram, donde tenía varios mensajes de Anita y otros usuarios.
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@ annitaa🫐
« YO SABIA QUE TE IBAN A DAR EL PAPEL🤸🏻♀️
«Hazme un tour por producción o algo porfis HEHEokok »
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Cuando finalmente llegó el autobús, se había retrasado 20 minutos. Se sentó en uno de los primeros asientos que vio, al lado de una mujer que estaba dormida, cosa que él hizo al cabo de unos minutos de viaje. Se puso música en sus cascos y cerró los ojos para echar una pequeña siesta.
— Perdón — dijo la voz de la mujer que estaba sentada a su lado en una de las paradas. Esta comenzó a tocarle el hombro con cada vez más fuerza hasta despertarlo. Matheo avergonzado se levantó de su asiento de un salto para dejarla salir, pero la mujer no se levantó, se quedó mirándolo, muda.
El autobús volvió a arrancar y Matheo no sabía qué hacer, si decirle al conductor que volviera a pararse para que la mujer saliera o volver a sentarse. Terminó haciendo lo segundo. La mujer, que tenía el pelo muy corto de color rojo y unos ojos saltones verdes, no apartaba su tétrica mirada de encima suya. Él, incómodo, agachó la cabeza hacia abajo, mirándose los pies, ignorándola.
— ¿Puedes quedarte un momentito? — le preguntó, posando su mano sobre su brazo izquierdo.
— ¿Qué? — espetó Matheo, mirándola, abrumado.
— ¿Te puedes quedar un momento? — repitió ella.
— Me bajo en la siguiente parada...— interrumpió él, mirando hacia una de las ventanas, viendo que aún quedaba bastante para llegar a su destino.
— Oh, lo siento, te he molestado...
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ENTRE LUCES Y CARICIAS ; Matienzo
RomanceEl chico alzó la mirada de su guión. Delante suyo estaba su compañero. Quizás lo que estaba plasmado en el papel que sostenía en sus manos terminaría sucediendo en la vida real. ¿Quién sabía?