Capítulo 24: Orígenes y Destinos Cruzados

9 1 0
                                    

En los primeros días de mi existencia como ghoul, la fragilidad y el temor eran mis constantes compañeros en la oscuridad que envolvía nuestra desdichada sociedad. Era un ser débil, un recién nacido en el mundo de las sombras, obligado a unirme a otros ghouls de mi edad para sobrevivir. Juntos, compartíamos la miseria y la caza, aprendiendo los unos de los otros, tejiendo lazos forjados en la desesperación.

Con el tiempo, y alimentado por la necesidad, mi fuerza comenzó a emerger, creciendo con cada presa consumida, cada desafío superado. Sin embargo, este aumento de poder trajo consigo la desconfianza y el miedo en los ojos de aquellos a quienes consideraba amigos. Aquellos mismos lazos se tensaron hasta romperse, culminando en una traición alimentada por el terror a lo que me había convertido.

Mi kagune, esa manifestación tangible de mi poder, evolucionó, transformándose en un kakuja, una armadura de guerra que reflejaba mi tormento interior. Se convirtió en mi escudo y mi espada, en el símbolo de mi soledad y mi fuerza.

Fue durante estos días oscuros que me encontré con ellos: una niña ghoul y un niño humano, presas de un ghoul de clase SS que representaba una amenaza incluso para mí. Sin embargo, impulsado por un instinto que no comprendía completamente, los rescaté. Los protegí con todo lo que tenía, con cada fibra de mi ser transformada y endurecida por las batallas que había enfrentado.

Aquel acto de salvación cambió mi existencia. Los crié como si fueran mis propios hijos, guiándolos a través de los peligros de nuestro mundo, enseñándoles a sobrevivir, a amar, a vivir. Con el tiempo, su amor uno por el otro floreció en algo hermoso, culminando en una unión que desafió las leyes de la naturaleza y la sociedad. De su amor nació el primer ser verdaderamente nuevo, un niño mitad humano, mitad ghoul, el puente entre dos mundos que siempre se habían considerado mutuamente excluyentes.

Mi corazón, una vez endurecido por la pérdida y la batalla, encontró un nuevo propósito en su existencia. Me dediqué a su protección, a asegurar un futuro para este nuevo ser que simbolizaba la esperanza para todos nosotros.

Mis días se sumergían en la penumbra de la rutina, teñidos por la angustia y la constante lucha por la supervivencia. En mi refugio, entre las sombras que eran testigos de mis alegrías y dolores, encontré una frágil semblanza de paz, un respiro en un mundo que siempre parecía estar al borde del caos.

Sin embargo, esa frágil paz fue desgarrada en un instante, convertida en cenizas por el fuego de la tragedia. Un ataque devastador, perpetrado por una alianza impía de humanos y ghouls, asaltó mi refugio en un intento desesperado por poner fin a mi reinado de poder.

Mis hijos adoptivos, los que había jurado proteger con mi propia vida, cayeron uno por uno ante la furia desatada de nuestros enemigos. Sus gritos de agonía resonaban en mi alma, marcando el fin de una era de relativa calma y el comienzo de una nueva era de oscuridad.

Mi nieta, el último vestigio de la familia que había construido con tanto cuidado, fue arrebatada de mis brazos por aquellos que ansiosamente buscaban destruirme. En un frenesí de dolor y rabia, me abalancé hacia ellos, determinado a recuperar lo que más amaba en este mundo retorcido.

Pero la tragedia se convirtió en caos cuando un portal, una fisura en el tejido de la realidad misma, se abrió ante mí. Antes de que pudiera reaccionar, fui engullido por su vorágine voraz, arrastrado hacia lo desconocido, hacia un destino incierto y lleno de peligros inimaginables.

Así, en medio del dolor y la desesperación, me encontré de nuevo en un nuevo mundo, un mundo que me recibió con los brazos abiertos de la incertidumbre y el desconcierto. Mis hijos perdidos, mi nieta arrebatada, se convirtieron en un recuerdo doloroso, una llama que ardía en mi corazón, impulsándome a seguir adelante, a encontrar respuestas en este reino desconocido.

Ahora, mi búsqueda continúa en este nuevo reino, en busca de respuestas, de justicia, y, quizás, de redención. En las sombras de lo desconocido, en los ecos de un pasado que nunca podré olvidar, sigo adelante, con la esperanza de algún día encontrar la paz que tanto anhelo, la paz que una vez perdí en el fuego de la tragedia.

Un ghoul en Warhammer 40000Donde viven las historias. Descúbrelo ahora