El enfrentamiento entre Kuro y Guilliman fue épico, una batalla de proporciones titánicas que sacudió los cimientos de la sala de audiencias y resonó en toda la nave.
Guilliman, con su imponente armadura y su experiencia de siglos de combate, se enfrentó a Kuro con una determinación inquebrantable. Sus movimientos eran precisos y calculados, cada golpe ejecutado con la fuerza y la destreza de un guerrero consumado.
Kuro, en medio de su frenesí de locura y violencia, se lanzó contra Guilliman con una ferocidad desenfrenada. Su kagune se retorcía y se contorsionaba, desatando una tormenta de golpes y embestidas contra su oponente.
La sala se convirtió en un campo de batalla caótico, con los dos combatientes intercambiando golpes y bloqueos en un torbellino de acción frenética. El sonido de sus armas chocando resonaba en el aire, mientras chispas y fragmentos de metal salían volando con cada impacto.
Guilliman desplegó todo su conocimiento táctico y habilidades de combate, buscando debilidades en la defensa de Kuro y aprovechando cada oportunidad para contraatacar. Sin embargo, Kuro era un adversario formidable, su velocidad y agilidad lo convertían en un oponente esquivo y difícil de derrotar.
La batalla se prolongó durante horas, cada momento marcado por la intensidad del combate y la determinación de los dos contendientes. Ambos estaban decididos a salir victoriosos, dispuestos a darlo todo en la lucha por la supremacía.
Pero a medida que pasaba el tiempo, la locura de Kuro parecía crecer, alimentando su fuerza y su ferocidad. Sus ataques se volvían más salvajes y despiadados, su resistencia aparentemente interminable.
Guilliman luchaba valientemente, pero incluso él comenzaba a mostrar signos de fatiga bajo el implacable asalto de Kuro. Con cada golpe recibido, su armadura se desgastaba, su fuerza disminuía.
Finalmente, después de una batalla titánica que parecía haber durado una eternidad, Kuro logró encontrar una abertura en la defensa de Guilliman. Con un golpe certero, derribó al Primarca al suelo, dejándolo vulnerable ante su ataque final.
Pero en ese momento crítico, Guilliman mostró una fuerza y una determinación que sorprendió incluso a Kuro. Con un esfuerzo sobrehumano, se levantó de nuevo, reuniendo sus últimas reservas de energía para enfrentar a su enemigo una vez más.
La batalla alcanzó su clímax, con los dos combatientes enfrentándose en un duelo a vida o muerte. Y aunque el resultado era incierto, una cosa era segura: ninguno de los dos abandonaría la lucha hasta que uno de ellos hubiera sido asesinado por el otro.
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Un ghoul en Warhammer 40000
Fiksi PenggemarNuestro Kuro sera transportado de manera espontanea al universo de warhammer 40000 lo que no se podía esperar es que el es perfecto para este lugar