Capítulo 19

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Mis primeros días de vuelta parecía tener un compañero fijo, al igual que al principio. Sin embargo decidí que quería interactuar más con mis demás compañeros de comisaría. Este año todo estaba repleto de nuevos alumnos, y entre ellos había bastantes malas vibras y discusiones. Como inspector jefe, me pareció correcto conocer mejor a los alumnos y bueno, detectar el problema quizás.

Dejando de lado mis segundas intenciones al pensar que de esta forma, en mi funeral estaría menos solo que en vida.

Por la mañana atendí un código 3 con uno de los compañeros que aún mantenía ignoto. Planeaba estar más tiempo por las calles pero el agente Molotov nos convocó a mi y a Gordon a una reunión.

Mi expresión de neutralidad evitó que mis compañeros notaran la sorpresa que me causó saber que el causante del problema, en este caso, fue el chico con el que acababa de patrullar minutos atrás, el cual había dejado una gran impresión en mi. Aunque bueno, nunca fui muy hábil en juzgar a las personas, si así fuese no me encontraría en esta situación.

Se que muchos superiores aquí piensan que me volví "blando" con el tiempo, la realidad es que solo he adoptado a mi yo real. Soy Gustabo, no Fred, ni Pogo; y a Gustabo no le gusta tratar mal a nadie.

Cuando era rango bajo, quienes estaban por encima de mi se empeñaban a diario en vacilarme. Fueron injustos conmigo, por eso me esforzaba en ser justo y bueno con quienes estaban por debajo de mi, profesionalmente hablando.

Por ello fue que Gordon era quien más hablaba, encargándose de regañar y dar la debida reprensión a los agentes. Además, se esforzaba mucho por darme mi lugar y hacer que me respetaran. Gordon, sin saberlo, me daba lo que por años anhelé.

— Yo antes estuve infiltrado en una mafia — Confesé mientras patrullabamos.

Después de la reunión que tuvimos, decidimos tomar el mando de H-50 para der el ejemplo a la malla de como debía llevarse en caso de que nosotros estuviéramos ausentes.

Patrullar con él siempre era divertido, su presencia me hacía sentir flotar sobre algodones, y ya fuera él o yo, alguno siempre se estaba carcajeando. Cada que cumpliamos una operación con éxito me felicitaba, hacia lindos comentarios de vez en cuando y acomodaba mi cabello con delicadeza cuando el viento atrofiaba la pulcreza de mi peinado. Sentía en plenitud su intención de hacer que nuestra relación fuera cada día más profunda y solidaria. Quería darle algo a cambio por eso, algo más que un "gracias" o un beso.

— ¿Me vas a hablar de tu pasado? — preguntó con inocencia.
— Estoy seguro de que participaste en el operativo que acabó con aquella mafia también — continúe. — Mientras estaba infiltrado, tuve que ver la muerte de uno de nuestros compañeros, ¿recuerdas a Leopoldo? — mantuve mi vista hacia la calle mientras él conducía, yo no lo miraba, ni él me miraba a mi.
— Ostia, Leopoldo. Eso fue duro, ¿De verdad estabas ahí?
— Vi cuando lo tiraron del helicóptero. Me sentí muy impotente, me hubiera gustado estar de su lado en ese momento, creo que hubiera podido salvarlo. — Evité mencionar el hecho de que fui yo, quien obligatoriamente, le dio el empujón hacia su desafortunado deceso.
— Joder, yo en tu lugar no sé que hubiera hecho. Yo creo que me vuelvo loco — dijo.

Para cualquiera, eso sería algo común de escuchar. Aunque ponerse en su lugar significara tener 5 exámenes el mismo día o tener que quedarse hasta tarde en el trabajo. En mi caso, ponerse en mi lugar significaba ver morir a un compañero, lanzarlo de un helicóptero y no poder hacer nada al respecto. Habían pasado 4 años, y hasta ahora nadie había siquiera intentado imaginar lo que yo sentí en ese momento.

No fui el único que pasó por eso, Horacio estaba conmigo, aún con su corazón mil veces más sensible. Seguro él también se sintió pésimo, aunque quizás Conway si sintió empatia por él en algún momento, al fin y al cabo siempre fue su favorito. Él era el policía devoto, el que no lastima ni a una mosca, y yo era el que pidió más cargadores. Yo fui el que no dudó en apuntar a la cabeza de Conway, y Horacio fue el que se quedó mirando mientras Conway colocaba el cañón en mi cien.

Sacalo de los escombros - Gortabo. Gustabo×GordonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora