Capítulo 20

845 84 12
                                    

La alarma me despertó la primera vez, aunque me fue más fácil ignorarla que tratar de levantarme.

— Corazón, vamos a llegar tarde si no te levantas ya. — movió mi hombro con delicadeza.
— ¿Tienes algo para la cabeza? — mi voz era rasposa y mi garganta picaba al hablar.
— ¿Por qué hablas así? ¿Estás malo? — puso su mano sobre mi mejilla — Gustabo — Me obligó a darme la vuelta. Yo estaba recostado boca abajo, aún con los ojos cerrados y sin intención alguna de querer levantarme. — Estás ardiendo en fiebre. — Me quitó las mantas de encima.
— ¿Por qué haces eso? — arrastré las palabras con debilidad, tratando de luchar por quedármelas con pobres esfuerzos.
— Porque no puedes tener tres cobijas encima si te estás quemando, solo te dejaré una. Vístete, te voy a llevar al médico.
— No quiero ir al médico, además, vas a llegar tarde al trabajo.
— No importa, escuchate, a penas puedes hablar. — puso mi ropa sobre la cama.

Insistí en quedarme, y él insistió en que debía ir al médico. Al levantarme me dio un mareo y el dolor de cabeza realmente pesaba, ni siquiera podía pretender no estar malisimo, tuve que ceder a ir.

Hinchazón de las amígdalas, dolor de garganta, dificultad para tragar y sensibilidad de los ganglios linfáticos a los lados del cuello. Algo, no estoy seguro de que, me había dado amigdalitis.

Requería cuidados, y no había nadie que tomara ese papel. Aunque Gordon se había ofrecido a cuidarme, no podía quitarle tiempo ni mantenerlo preocupado, así que me vi obligado a quedarme en el hospital. Incluso se puso sobre la mesa la idea de una pequeña operación para retirar esas masas de tejido.

Estuve internado exactamente una semana hasta que finalmente estuve 100% curado.

Al volver a comisaría Isidoro y Filimeno me han recibido cantando "Te he hechado de menos" y, aunque Gordon y yo no éramos de demostrar afecto en público, no se ha cohibido al recibirme entre brazos y pegar sus labios a mi mejilla.

Solo me fui una semana y acontecieron un monton de cambios, tanto en las patrullas como en los procedimientos y el manejo de la malla. Hubo un corto momento de sentarme a escuchar las actualizaciones antes de volver a las calles, donde nada más puesto pie tuvimos ya dos éxitos con Isidoro, y lo que creí que era un bienvenida por parte de Freddy se transformó en una escenita poco grata.

Tres mariachis y un desconocido sosteniendo un ramo de flores rodeados por un montón de gente sosteniendo enormes corazones. Me han puesto al medio mientras por un minuto tuve que esperar penosamente hasta que aquel terminara de cantar.

Pude ver al menos cinco móviles grabando todo, entre ellos Freddy, quien no tardó en subir todo a Twitter; incluso el momento donde el romántico desconocido intentó robarme un beso, vitoreado por todos los presentes.

Media hora después la liada había pasado, aparentemente, y en cuestión de nada estábamos media comisaría pegándose de tiros con los verdes.

— Sigue, Gus — Dijo Gordon cuando fue abatido junto a mi.
— Criminal abatido, Gordon, me quedo. — respondí.

El verde se desmayó casi de inmediato y Gordon mantuvo la conciencia un poco más, aunque hablaba de poco a nada, a penas para responder con frialdad a mis insistentes preguntas: "¿Qué sientes?"  "¿Puedo hacer algo para reducir el dolor?"  "Intenta no dormirte".

— James, ¿Por qué me estás hablando así?
— Has hecho las mismas preguntas diez veces.
— Coño, porque estoy preocupado, háblame bonito, ¿puedes?
— No puedo hablar ahora, Gustabo, estoy que me desmayo.
— Me voy, eh, te dejo aquí tirado.
— Me estoy concentrando en permanecer consciente, corazón, ¿me permites?

Asentí y me mantuve sentado junto a él en espera a que llegara el apoyo para llevarlo al hospital. Muchas veces me había desmayado yo, y otras muchas más había presenciado desmayos ajenos, de Gordon incluso. Podría decirse que ya estaba acostumbrado a aquello, pese a eso, ver a James de esta manera siempre me causaba un pesar mayor que cualquier otra cosa.

— Vente para garaje central, García — Dijo Conway al entrar en mi frecuencia.

Hacia mucho que no tenía una conversación decente con él, menos aún si cuando llegaba a toparmelo estaba con el humor de haber hablado con un árbol. No me molestaba admitir que me subió el ánimo cuando me llamó a patrullar y preguntó por mi ausencia, aunque ya no me llamase súpernena ni Gustabin, y yo tampoco lo llamase Super verga ardiente ni Abuelo, seguía preocupándose a su manera. Los tiempo han cambiado, pero a veces sigo extrañando hacer el capullo como en el pasado.

A mitad de las prácticas para probar los nuevos patrulla se nos unieron Gordon y Filimeno, me junté en binomio con este último y estuvimos alrededor de una hora en prueba y error.

— Ayer murió un compañero — mencionó Fil mientras entrábamos a comisaría.
— ¿Quién? — Pregunté.
— Albertito — sorbio la nariz.
— Joder, Albertito. Como lo extraño, ostias.
— Pero que mentiroso, no lo viste ni una vez. — Gordon se integró a la conversación.
— ¡Lo conocí ayer! — argumente.
— Sí, sí. Yo sé lo presente — dijo Fil con una risita.
— Hablé con el 20 minutos, parece poco pero fueron importantes. Por cierto, ¿cómo murió?
— Lo secuestraron — respondió Gordon con nerviosismo.
— Fue uno que ya conocen, ¿no? Hay un video de lo que pasó, mira te lo enseño — Fil tomó el mando de la televisión que había en la sala donde estábamos y la encendió.
— No creo que sea necesario, Fil. Después de cuatro años, seguro Gustabo ya lo olvidó.

No era el caso, en cuanto Fil comentó que quizás ya lo conocíamos comencé a unir puntos. Un alumno secuestrado y encontrado muerto, una grabación en manos de la malla y la incomodidad de Gordon, ¿De quién más podría tratarse?

Ver la máscara me dio escalofríos, pero escuchar su voz me provocó una sensación nauseabunda. Aunque aquel hombre que llevaba el alias de "El calavera" siempre me trató bien, me traía todo tipo de recuerdos, y no quería traer ninguna memoria de aquel pasado a mi mente. No quería entristecer, ni dudar, y mucho menos provocar que Pogo tomara conciencia.

— Que cara tienes Gustabo, lo conociste 20 minutos, eres un falso — dijo Gordon.
— Es que tú no tienes empatia, James. Eres un hombre sin alma. — bromee, pretendiendo que mi humor era sobre la muerte de Albertito.
— Sí tengo empatia, ostias, pero a él no lo conocía. Si se tratase de Fil o de ti sería algo diferente.
— Pero yo no la voy a palmar todavía, James. Soy un roble.
— ¡Hombre, eso espero! Tienes prohibido palmarla. — me picó el pecho con un dedo. Sonreí.
— Que tóxico, te prohíbe cosas — añadió Fil.
— Tú también lo tienes prohibido — James se dirigió a él.

Al sentirse ¿incluido? Supongo, Fil se carcajeo y le dio una palmada en el hombro, segundos después Isidoro apareció para hacer binomio con Gordon, y yo me fui de nueva cuenta con Fil, más que nada para no tener que ocuparme de H-50. Lo que al final terminé haciendo porque no soporté la necesidad de Isidoro de molestar cada dos segundos: "Consejo de H-50, si quieren ir más rápido pisen el pedal a full" "Habla H-50, ordeno que en la persecución de coches, persigan a los coches" "Soy H-50, ordeno que me respeten o los degrado". Joder, que puto pesado, encima que lo acababan de volver a degradar a alumno quería hacerse el chulo.

El único mérito que le atribuía, es que ha sido el único que me ha hecho hacerme cargo de H-50 por voluntad propia. Todo por no soportar seguirle escuchando.




















Sacalo de los escombros - Gortabo. Gustabo×GordonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora