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Narra Felipe

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Me desperté por unos ruidos en mi puerta.

- Dale pelotudo, hace media hora que estoy tocando la puerta- dijo Matías cuando abrí la puerta.

- ¿Que querés?- pregunté de mala gana, solo quiero ir a dormir de nuevo.

- Tenés que bajar a comer tarado, va a ser la una de la tarde y vos seguis durmiendo- cuando escuché eso, abrí los ojos sorprendido.

- ¿¡La una de la tarde!? ¿Son pelotudos, por qué no me avisan?- dije mientras agarraba una toalla.

- ¿No escuchaste la parte donde te dije que estaba tocando la puerta hace media hora?- dijo Matías en el marco de la puerta.

- Y toca más fuerte- agarré mi ropa y me fui al baño.

- ¡Todos te estamos esperando!- gritó para luego acercarse a la puerta del baño y susurrar - Paige ha estado preguntando por vos hace dos horas, salí rápido porque ya estoy harto de decir que no sé- dijo burlón para luego salir de la habitación cerrando mi puerta.

¿Paige ha preguntado por mí? ¿Esto es el paraíso?

Sin darme cuenta ya estaba sonriendo como tonto, por más que trataba de no hacerlo, era imposible.

Terminé de bañarme y cambiarme, bajé al living, los chicos estaban ahí, todos menos Paige.

- ¿Y Paige?- pregunté con el ceño fruncido.

- Bue, ni un buenos días gracias por despertarme- se burló Matías.

- Ahora no es Paige la que pregunta, ahora sos vos- Kuku soltó una pequeña risa.

- ¿Me van a decir o no?- pregunto mientras miro fijamente a todos.

- Está en su cuarto, nos dijo que ahora baja- respondió Blas - Ahora sentate y come- me dió mi plato de comida y lo empecé a comer.

- Esto está muy bueno, ¿Quién lo hizo?- pregunté mientras comía.

- Yo- al escuchar su suave voz inundar la habitación, levante mi mirada y la ví, es realmente hermosa - Kuku y yo claro- sonrió mientras se acercaba a mi.

- Buenos días, Pipe- me dio un suave beso en mi mejilla derecha y se sentó a mi lado.

Mientras ella se sentaba a mi lado, sentí un cosquilleo en el estómago que no podía ignorar. Traté de mantener la compostura y continuar comiendo, pero su presencia hacía que cada momento fuera más especial.

-Buenos días, Paige. Gracias por el desayuno, está delicioso- respondí con una sonrisa, tratando de no mostrar lo nervioso que me sentía.

- Yo también lo hice eh. ¿No me vas a alargar a mi también?- se burló Kuku mientras se sentaba.

Todos se rieron mientras que Paige me devolvió la sonrisa y empezaba a servirse un poco de comida en su plato. El resto de los chicos continuaban su conversación, pero yo apenas podía prestarles atención.

Mis pensamientos estaban en, Paige. En la forma en que sonríe, en su hermoso cabello que caía en cascada sobre sus hombros, en cómo sus ojos se iluminaban al hablar de alguna cosa que a ella le guste.

Después de terminar de comer, Paige se levantó para recoger su plato y llevarlo a la cocina. Sin pensarlo dos veces, me ofrecí a ayudarla.

- Dejame ayudarte con eso- dije mientras me ponía de pie y recogía mi propio plato.

Feelings | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora