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 — ¿A donde vamos? -. Pregunto Neteyam mientras trataba de seguir el paso de los dos nativos junto a Lo'ak, posiblemente estaban caminando ciegamente a alguna especie de trampa considerando que hasta hace un momento uno de los chicos Omatikaya casi lo apuñala si no fuera por esas extrañas semillas. 

El bosque de Pandora parecía cobrar vida en la oscuridad de la noche, iluminado por la suave bioluminiscencia de las plantas y criaturas que habitaban en él. Los dos soldados seguían cautelosamente a los dos hermanos Omatikaya a través del exuberante bosque de Pandora. La bioluminiscencia del bosque creaba un espectáculo de luces y colores que los soldados encontraban fascinante. Cada planta, cada árbol parecía estar vivo, brillando con su propia luz en la oscuridad de la noche.

Neteyam y Lo'ak caminaban con cuidado, maravillándose por la belleza del bosque. A medida que avanzaban, tocaban algunas de las plantas que reaccionaban al contacto, emitiendo destellos de luz o cambiando de color. Parecía como si el bosque estuviera vivo y jugando con ellos, respondiendo a su presencia de una manera mágica y misteriosa.

Una de las plantas que encontraron era una especie de enredadera que emitía un brillo suave cuando se la tocaba. Lo'ak extendió la mano y acarició suavemente una hoja, y la enredadera respondió enrollándose alrededor de su brazo, como si estuviera jugando con él. Lo'ak rió con asombro, disfrutando de la interacción con la planta.

Neteyam se acercó a una flor brillante que parecía palpitar con luz propia. Cuando la tocó, la flor se abrió lentamente, revelando un centro luminoso que parecía latir con vida. Neteyam quedó hipnotizado por la belleza de la flor, maravillado por la forma en que respondía a su presencia.

Los nativos se movían con gracia y agilidad por el terreno, mientras que los soldados humanos luchaban por mantener el ritmo, tropezando ocasionalmente con raíces y rocas ocultas bajo la densa vegetación, mientras que los hermanos Sully en cambio, se veían torpes y desubicados en comparación.


— Rápido -. Ao'nung ordeno deteniéndose por solo un momento para mirar hacia atrás mirando esos alienígenas que no podían seguir con su paso y luego seguir el paso, su hermana espero un poco más, esperando que ellos pudieran alcanzarlos, incluso Tsireya le pidió ir más despacio. 

"Que molestia"  pensó 

Con un gesto de impaciencia, Ao'nung reanudó la marcha, seguido de cerca por su hermana y los soldados. A medida que avanzaban, los hermanos Omatikaya parecían impacientarse cada vez más con la torpeza de los soldados. Tsireya se volvió hacia ellos, con una mirada de reproche en sus ojos dorados.

Los soldados aceleraron el paso, tratando de no quedarse rezagados. Se sentían desconcertados por la actitud de los nativos, que parecían impacientes y poco dispuestos a detenerse por ellos.


— ¿Cómo se llaman? -. Pregunto Lo'ak tratando de acercarse un poco más a los hermanos, tratando de entablar conversación.


De repente, un sonido sordo resonó en el aire y antes de que pudieran reaccionar un par de boleadoras salió de la maleza cercana, arrojadas con precisión mortal. Las pesadas bolas hechas de roca golpearon los pies de los ambos soldados, haciéndoles perder el equilibrio y caer al suelo con un estruendo sordo impactando con varios troncos antes de impactar con el suelo.


— Mierda -. Se quejo Lo'ak quejándose por el dolor de el impacto, la escena era caótica. Los soldados intentaban liberarse de las cuerdas enredadas en sus piernas , pero sus movimientos eran torpes y limitados


El sonido de cascos golpeando el suelo resonó a lo lejos, alertando a Neteyam  y Lo'ak. Al asomarse entre la densa vegetación, un grupo de guerreros na'vi, también Omatikaya, apareció entre los árboles, rodeando a los a Neteyam y a Lo'ak, podían escucharse algunos algunos aullidos y gritos de los nativos, muchos de ellos salieron de la maleza y otros de ellos estaban montados en lo que parecían ser caballos terrestres con seis patas, estaban armados con arcos y flechas, además de lanzas, los guerreros Navi se movían con una gracia felina, sus ojos brillaban con determinación mientras rodeaban a los soldados humanos.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐏𝐚𝐧𝐝𝐨𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora