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El aire era fresco y vibraba con una energía sutil, las ramas del árbol brillaban con una luz blanca suave, y las hebras bioluminiscentes se movían lentamente en el aire, como si danzaran al ritmo del universo. Después de tanto tiempo, desde la ultima vez que vino a charlar con su amiga, se sentía extraño, quizás la palabra correcta era nostálgico, ver como su figura se proyectaba clara y radiante, como si la vida aún corriera por sus venas. Sus ojos, brillantes y llenos de sabiduría, lo miraban con una calidez que le hizo sentir una mezcla de alegría y dolor.







— Me alegro que no me haz olvidado -. Dijo Raykim'ite con una sonrisa suave, rompiendo el silencio entre ambos.







Rotxo se quedó mirándola, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Su voz temblaba ligeramente al responder.







— Fuiste como mi hermana, no podría olvidarte -. Raykim'ite inclinó ligeramente la cabeza, su expresión amable pero inquisitiva.

— Entonces ... ¿Qué es lo que te molesta? -. Preguntó con suavidad, inclinando ligeramente la cabeza, como solía hacer cuando intentaba comprender algo que la preocupaba.

— Estoy molesto con todo ... Ahora caminas entre los ancestros -. Admitió, su voz casi quebrándose.







Un silencio cargado se estableció entre ellos mientras Raykim'ite permaneció en silencio por un momento, asimilando sus palabras. Su expresión no cambió.







— ¿Es ahí donde estoy? ¿En el árbol de las voces? -. Se sentía irreal, no recuerda haber muerto

— Lo siento 'eylan ( amiga ). Mucho ha cambiado desde entonces -. Raykim'ite lo observó con una expresión serena, aunque había una ligera tristeza en su mirada.

— Ya veo ... Se siente como si no hubiera pasado tanto tiempo -. Su voz llena de una melancolía que resonaba en el aire entre ellos. — Dime, ¿Cómo morí? ¿Detuvimos a la gente del cielo y su estúpida destrucción?¿Kiri Agustine? -.







Al oír su nombre, Rotxo sintió que la rabia que había estado reprimiendo durante tanto tiempo comenzaba a burbujear en su interior. Los recuerdos de aquel día fatídico inundaron su mente, el sonido de las explosiones, los gritos de su gente, y la impotencia que lo había consumido al ver a sus seres queridos caer uno por uno. Sus manos se apretaron en puños a sus costados, y su voz salió en un grito ahogado.







— ¡Kiri Agustine no hizo nada! ¡La gente del cielo fue quienes te asesinaron Raykim'ite!¡Y a Neytep!¡Y a Anuk! ¡Y a todos los demás! -. La voz de Rotxo temblaba con ira contenida, mientras señalaba al cielo. — ¡Y ahora tu padre...! -. Su voz se quebró, incapaz de continuar.







Raykim'ite lo miró con una expresión de tristeza y compasión. No necesitaba palabras para entender el dolor de Rotxo, lo sentía profundamente.







— ¡Ahora tu padre le da la bienvenida no solo a uno, sino a dos alienígenas dentro de nuestro Clan! -. Continuó Rotxo, su voz temblando de indignación. — ¿Cómo puede hacer eso? ¿Cómo puede confiar en aquellos que nos han traído tanta destrucción? -. Su expresión se suavizó, mostrando una comprensión profunda, pero también una resignación ante la realidad de lo que había sucedido.

— Ya veo... El pasado es pasado. No puedo cambiar lo que sucedió, pero veo que mucho ha cambiado desde entonces, como tú dices. Eywa nos enseña que todo está conectado, que todo tiene un propósito, incluso si no lo entendemos en el momento. ¿Qué puedo hacer, ahora que solo soy un espíritu entre los ancestros? -. Preguntó con una calma que contrastaba con la tormenta emocional de Rotxo.







𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐏𝐚𝐧𝐝𝐨𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora