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Las hojas bioluminiscentes comenzaban a brillar tenuemente, como si el mismo bosque estuviera despertando al caer la noche, el aire vibraba con la energía de la vida misma, con criaturas nocturnas que lentamente comenzaban a surgir de sus refugios.

Un fuerte sonido irrumpió en la tranquilidad del lugar, un golpe seco seguido de un pesado ruido sordo, como si algo hubiera caído sobre el pasto húmedo, seguido por un gemido de dolor.





—Ahh... -. Murmuró, llevando una mano a su costado donde sentía un dolor agudo. Respiraba pesadamente, su pecho subía y bajaba de manera irregular mientras intentaba sobreponerse al dolor. 





A un lado, Ao'nung se limitaba a sentarse sobre una roca cercana, observando la escena con aparente indiferencia. La luz azulada que emitían las plantas circundantes iluminaba su figura mientras cruzaba los brazos sobre el pecho, dejando claro que no estaba impresionado.





— Para ser un supuesto guerrero, eres muy débil en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo -. Dijo Ao'nung con una frialdad casi cruel en su voz. Su ceño estaba fruncido, y sus ojos, afilados como cuchillos, no se apartaban del cuerpo de Neteyam, que todavía estaba tendido en el suelo.





Neteyam se apoyó en un brazo, empujándose a sí mismo para sentarse. Sus músculos quemaban, y el sudor empapaba su piel azul. Inspiró profundamente, intentando controlar su respiración y el remolino de pensamientos que nublaban su mente. Sabía que debía mantener la calma, pero la burla de Ao'nung era difícil de ignorar.





— No necesitas recordármelo -. Murmuró Neteyam mientras se incorporaba lentamente, apoyándose en una rodilla. El esfuerzo le costaba, pero se negaba a permanecer en el suelo más tiempo del necesario. Limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano, alzó la vista hacia Ao'nung, sus ojos brillando con determinación a pesar del agotamiento.





Ao'nung levantó una ceja, aparentemente intrigado por la insistencia de Neteyam en continuar. Alzó los brazos y se estiró perezosamente, como si el esfuerzo del combate no hubiera sido más que una molestia pasajera para él. Su piel azulada brillaba bajo las luces del bosque y el agua que cubría su cuerpo parecía resplandecer, como si la naturaleza misma lo favoreciera.





— Siempre se me dio mejor la puntería -. Replicó Neteyam, con voz ronca, sus ojos dorados centelleando a la luz del entorno. Ao'nung lo miró con desdén, resoplando como si el comentario de Neteyam fuera una excusa más.

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⏰ Última actualización: Nov 19 ⏰

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𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐏𝐚𝐧𝐝𝐨𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora