Celos

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-René

Toda la mañana estuve distraído, mi mente me estaba jugando una mala pasada, hasta Rodrigo mi asistente lo notó

- Sr René, ¿necesita algo? Me miró preocupado- era un joven muy aplicado, centrado y hablaba poco, pero cuando lo hacía a más de uno callaba, el mejor asistente que había tenido, sin duda- No, tranquilo, solo estoy pesando- Asintió y se fue dudoso.

Tenía al menos 10 minutos caminando de un lado a otro, me cuestionaba si hice bien en darle su espacio a Eva. Deseaba que todos supieran que ahora es mi novia, está conmigo y es mía, no quería presionarla luego de avanzar con ella.

Cuando me dio su respuesta afirmativa para comenzar la relación, para mí significó anotar un completo gol, esa noche no dormí de lo feliz que estaba, era como un pequeño niño ilusionado al recibir de sus padres una sorpresa, así de emocionado estaba. Pese a que llevábamos poco tiempo conociéndonos, en el fondo de mi corazón sentí que era la indicada.

Ella, un completo ángel que roba miradas al caminar, con carácter de una guerrera y alma de un ave que solo quería extender sus alas y volar muy alto, ambiciosa pero encantadora.

Cuando extendí mi mano para enlazarla con la suya y ella la retiró rápidamente, mi corazón se hundió en el pecho, el momento se volvió extraño y sentí que el ambiente se volvió tenso. Su resistencia me descoló, no imaginé que un simple gesto podía ser tomado como un error de mi parte.

Se escucharon dos toques en la puerta-Adelante- Rodrigo ingresó con una taza en la mano- Le traje un té- lo extendió hacia mi dirección, lo miré confundido- Sea lo que esté pasando por su mente, déjeme decirle que todo tiene solución, excepto la muerte- Tienes razón, pero en asuntos del corazón no se manda, muchas gracias- Levanté la taza- No hay de que, estoy seguro de que lo resolverá, por otro lado, la srta Vanessa Martí está afuera esperando para verlo, ¿La hago pasar?- Si, por favor Rodrigo.

¡Qué dolor de cabeza!, había olvidado el correo que recibí el viernes en la tarde, sobre la incorporación de Vanessa como nueva socia. Sus proyectos eran interesantes y no podía negar que tenía visión para los negocios, sin embargo, su personalidad dejaba mucho que desear.

Todos nos conocimos desde la universidad, su insistente enamoramiento el último año me alejó un poco del grupo de estudio con los Miller, no quería tener problemas. Sabía de antemano que su familia era muy amiga de ellos, y aunque le había explicado que yo no sentía lo mismo por ella, continúo buscándome hasta que me libre de ella una vez graduados.

No podía pedirle a Ricardo evitar su entrada como nueva socia, tenía presente que su proyecto traería mayor visibilidad a la compañía desde un punto de vista más amable, tocaba un tema social bastante importante que hasta ahora no habían abordado.

Tocaron a la puerta - Pase- Hola René- Entró moviendo sus caderas, se acercó y me saludo con dos besos- Hola Vanessa, ¿cómo te ha ido? Por favor siéntate- Muy bien gracias, pero no tanto como a ti, los años te tienen como el vino- sonrió coqueta- Aclaré mi garganta y me incorpore en la silla incómodo- No lo había notado, cuéntame ¿Qué te trae por mi oficina?- desvíe la mirada hacia mi computador.

-Vine a invitarte a almorzar, Ricardo me comentó que también eres socio y quería aprovechar para que me pongas al tanto de todo- No se quería rendir, estaba dispuesta a fastidiarme hoy, lo presentía.

-Vaya- mire mi reloj- Hoy tengo la agenda apretada, tal vez otro día- Estoy segura de que podrás hacerme un pequeño espacio en el almuerzo, tenemos que ponernos al día, continuó empeñada.

Mire mi teléfono, no había recibido mensajes de Eva y tampoco quería agobiarla, le daría su espacio y si seguía postergando la invitación de Vanessa estoy seguro de que no se iría de mi oficina, algo que no iba a permitir, era tan irritable que me ponía de mal humor.

Sin RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora