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Pensé que mi día podía empeorar aún más cuando note que en el carro se encontraba René en vez de Alexander, sin embargo mis sospechas fueron erradas, René se encargo de que tuviéramos una linda velada en ese hermoso restaurante.

Una escapada que no pensé jamás tener, él era todo elegancia y sofisticación. Así que no me imaginaba que tal vez frecuentara este tipo de lugares. Su toque hogareño te hacía desconectar de la ciudad, la atención y el paisaje me dejaron maravillada.

Él trataba de hacerme hablar sobre mi vida, pero yo no era abierta en contar cosas tan íntimas como lo es mi pasado.

Sus buenas intenciones me hicieron pensar que no era un mal hombre y que tal vez necesitaba a alguien que le pueda ofrecer todo su corazón al cien por ciento, cosa que yo no podía.

No voy a negar que disfrute la salida , tenía varias semanas sin poder salir, ya que muchas veces Emilia no podia acompañarme los fines de semana porque ella le gustaba dedicar tiempo a su relación, cosa que entendía completamente

Durante el viaje de regreso a mi apartamento estuve disfrutando la música de fondo. René me había dado espacio, me permití cerrar los ojos unos segundos, me gustaba esta paz, después de todo no era tan insoportable cuando se lo proponía, pero eso no se lo haría saber, solo aumentaría su ego.

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Estacionó y aproveché para agradecerle

-Gracias por la cena, estuvo deliciosa- dije mientras abría la puerta del copiloto- Espera Eva, toma- me entregó una caja de bombones- Mire la caja- Gracias no tenías que... levante la mirada para mirarlo.

Grave error, ya decía yo que no todo podía ser perfecto, el muy aprovechado me robó un beso.

-Mejor que cualquier bombón- dijo

El beso solo duró 2 segundos, tiempo suficiente para darme cuenta que esto no estaba bien, no quería darle falsas ilusiones, no cuando yo todavía estaba cerrada al amor. Lo empuje y terminé de salir corriendo de allí.

Eso es lo que más sabía hacer, huir de las situaciones peligrosas, toda una mujer por fuera y por dentro era más blandita que la masa de panqueques.

Escuché cerrar la puerta del auto y mientras apuraba el ascensor para que se abriera.

-Por favor ábrete ya- Se abrió - Gracias a Dios por no olvidarte de tu hija- suspiré y me toque el pecho, mire al frente y ví a un René corriendo en mi dirección.

Estaba cerrando las puertas pulsando varias veces el botón cuando su mano se interpuso- Eva, no huyas- dijo casi sin aliento.

-Esto no puede ser entiendelo, te di un pequeño voto de confianza y así me pagas- lo mire con reproche.

-Cuando te enojas te ves más hermosa- dijo descarado

Rodee los ojos- No insistas, solo vete a casa- Dije molesta presionando el piso 7

No me iré hasta que hablemos- entro al ascensor- Óyeme, puedo llamar a la policía por acoso.

No te estoy acosando, estoy escoltando a mi novia hasta su puerta- Gire para mirarlo como si tuviera dos cabezas, a este que bicho le picó.

Me dió un ataque nervioso por su atrevimiento y comencé a reír, hasta sacarme una lágrimas- ¿Estás bien?- me miró confuso.

Estoy perfectamente, solo que tú chiste de verdad fue muy gracioso- dije secandome la última lágrima, él era así, soltaba todo con tanta naturalidad, y eso me estaba afectando.

No es un chiste, estoy practicando para cuando se vuelva realidad- Jah vives un mundo de fantasías e ilusiones- dije irónica, pero su confesión me dió una sensación extraña.

Sin RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora