Mi cabeza dolía con intensidad, como si un martillo golpeara sin descanso, mis ojos se sentían pesados como piedras y mi cuerpo permanecía inerte. Con gran esfuerzo, fui abriendo mis párpados, tomando conciencia de la situación.
- ¡Están vivos! Por favor ayúdelos- Escuchaba gritar a una voz conocida.
-¿Srta puede escucharme?- Preguntó una mujer acercándose.
-No puedo-Tosí- Respirar- tosí otra vez.
-¡Oxígeno!-Gritaron, en cuestión de segundos tenía una mascarilla en mi boca-Muy bien, vamos a sacarlos- dijo.
Un grupo de bomberos inició el proceso de extracción forzando la ventana y la puerta del vehículo, ya que habíamos volcado debido al impacto. Con sumo cuidado, me sacaron debajo de la estructura dañada, y al voltear, me percaté de que René era quien se había aferrado a mí durante el accidente.
Le llamé, pero estaba en estado de inconsciencia, los paramédicos me levantaron y colocaron en una camilla con destino a la ambulancia. Me quejaba debido al dolor en las costillas y mi brazo derecho. La voz que había escuchado unos momentos antes se acercaba a mí.
-William- Sollocé.
-Srta Eva- Parecía débil- Él superará esta situación- Miró a René tragando grueso.
-Gracias William- Me lamenté por el dolor mientras me llevaban a la unidad.
Las lágrimas fluían de mí como caudales al presenciar cómo finalizaban de atender a René para trasladarlo también en otra ambulancia.
-Su nivel de saturación es bastante elevado - oí decir, mientras intentaba respirar a pesar de la mascarilla de oxígeno - Sigue aumentando.
-¡Acelera de inmediato! - Exclamó el paramédico al conductor.
-Está experimentando un ataque de ansiedad - observaba a la mujer decirme - Tú puedes, no cierres los ojos - Tomó mi mano.
Intenté con todas mis fuerzas, pero mis párpados pesaban y se cerraron solos. De repente, me sumergí en un profundo sueño. Me encontraba caminando por el lago de La Toscana, un paisaje que solo veía desde la distancia. Conforme avanzaba visualice a René en la orilla de espaldas y al girarse, sostenía un hermoso ramo de rosas rojas. Cada uno de sus detalles eran maravillosos.
Recordé cómo en un principio lo había juzgado mal. Pero así es la vida, llena de oportunidades para corregir nuestros errores. El castaño se acercó a mí y me entregó el ramo con una sonrisa.
-Hola preciosa- dijo sonriendo.
-Gracias por las rosas- Me acerqué a darle un beso.
-Para ti siempre- Tomó mis manos- Te amo.
-Te amo- Me sonrojé
-Me han venido a buscar- Giró y estaba Annie esperándolo.
-No, no- Comencé a llorar- No me puedes dejar, quédate a mi lado- Poco a poco se fue soltando de mi mano.
-Te amaré por siempre- Se giró y desapareció.
Clamé su nombre repetidamente hasta desplomarme de rodillas en el suelo. Mi garganta quemaba como ácido y las rosas empezaron a marchitarse.
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Sin Retorno
Любовные романыElla tomó la decisión más difícil de su vida, mientras repetía una y otra vez en su cabeza "No esperes recibir las migajas del amor que no te pueden dar".