Roberto estaba en su casa, acostado en su cama, cubierto de sudor y con una debilidad que lo dejaba sin energías. Tenía fiebre y su frente estaba caliente y ardiente, lo que le provocaba un dolor de cabeza intenso.
—Maldita fiebre —gime Roberto, intentando levantarse de la cama, pero su cuerpo débil se desploma de nuevo sobre la almohada, jadeando por el esfuerzo—. Maldición —murmura, su rostro contrariado por la frustración y la impotencia.
La puerta de la habitación se abre y Gustavo entra, su figura imponente llenando el marco de la puerta. Se acerca a la cama con pasos lentos y deliberados.
—Hola, Rober —dice con una voz suave y tranquila.
Roberto lo mira con ojos cansados, pero su rostro permanece indiferente.
—¿Qué hacés acá? —pregunta Roberto con una voz llena de desdén y crueldad, aunque en su interior se siente culpable por hablarle de esa manera. La verdad es que él está enfurecido consigo mismo por no haber podido evitar la situación con Emilio, y su ex se convierte en el blanco de su frustración.
Gustavo frunce el ceño, su rostro reflejando una sombra de tristeza.
—Me dijo Riki que estabas enfermo —continúa, su tono de voz lleno de preocupación— y acá estoy.
—Le dije a Riki que venga él, no vos, ¡salí de acá! —gritó con desprecio y rechazo, su rostro enrojecido por la ira.
Gustavo se quedó inmóvil, su mirada perdida en el vacío. Su rostro, antes lleno de amor y devoción, se desmoronó bajo el peso de las palabras crueles de Roberto.
—Te voy a cuidar. —Gustavo respondió con calma y tranquilidad, su voz suave y reconfortante, y una sonrisa suave en su rostro.
Roberto le clavó la mirada con crueldad e ira, su rostro enrojecido por la fiebre, pero su cuerpo débil y tembloroso no podía sostener la intensidad de su mirada.
—Gustavo es mi casa y si te digo que te vayas, te vas —dijo, con desprecio.
Gustavo bajó la mirada, su rostro reflejando una mezcla de tristeza y dolor, como si las palabras de Roberto hubieran sido un golpe directo a su corazón.
—Voy a tomarte la temperatura —dijo Gustavo con suavidad, sacando un termómetro del botiquín de auxilio.
Gustavo se acercó a Roberto con el objeto en mano, listo para tomar su temperatura.
Pero justo cuando estaba a punto de tocar a Roberto, este le pegó una bofetada en la mano, haciendo que Gustavo soltara el termómetro por el impacto del golpe.
—¿Vos sos sordo o te hacés? —dijo Roberto con ira, su voz elevada y desafiante—. Te dije que te vayas.
Gustavo se quedó parado al lado de su ex, con la mano lastimada por el golpe de Roberto. Se la acunó suavemente, intentando aliviar el dolor.
—Rober, sé que me odias, pero no me importa, yo te amo y te quiero cuidar —dijo Gustavo con suavidad, mirando a Roberto con ojos tristes.
—No te cuidas vos mismo, ¿y me querés cuidar a mí? —se burló Roberto, su voz llena de ironía—. Ridículo.
Roberto dio vuelta su cabeza para mirar hacia otro lado, evitando ver a Gustavo, que comenzaba a llorar en silencio.
—Voy a prepararte una sopa que me hacía mi mamá —dijo Gustavo, su voz dulce.
Gustavo se dio la vuelta para irse, pero Roberto siguió mirando hacia otro lado, sin querer ver el dolor y la tristeza en el rostro de su ex.
—¿Cómo lo saco de acá? —se preguntó Roberto en voz baja, intentando contener el llanto—. Si el padre lo ve, lo va a matar.
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El Barrio de Nos
FanfictionEs un barrio que viven los del Cuarteto junto con personajes de sus temas,acá no hay giras ni nada,son 7 amigos que vivirán aventuras y confrontarán problemas,tendrán entre 18 y 24 años,¿qué pasará?