Capítulo 9:La desconfianza

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Gustavo había abierto la puerta y no le gusto lo que vió.

—¿Qué haces acá papá?

—Permiso. —empuja a Gustavo y pasa—. Que linda cabaña.

—¿Cómo sabes que estoy acá?

—Eso no importa. —mira la cama—. Una cama de una plaza, ¿acá te acostas con tu pareja?

—¿Quién te dijo que estoy acá?

Padre- Eso no importa, solo me llegó esto. —le muestra el video que Gustavo está besando a Roberto en el mar.

—¿Quién te mandó eso?

—Te dije que eso no importa. —le agarra del pelo—. Extrañaba agarrarte de los pelos.

—¡Soltalo! —Roberto empuja al padre de Gustavo y le da varias trompadas.

—¡Rober ya!

—¡¿Arrancate los pelos del orto mejor!?, ¿qué haces acá?, ¿te dijo Benito?

—¿Cómo que Benito?, ¿estuvo aquí?

—Bueno voy a estar en una de las cabañas otro día vuelvo o mañana.

En el barrio de nos.

Marrero está acostado en su cama.

—Santi. —Luis se sube a la cama junto a Marrero— ¿Qué pasá?

—Tu padre no me gusta nada.

—¿Vos crees que esté mintiendo?

—Sí, me da mala espina. —Luis se sienta en la entrepierna de Marrero.

—Tranquilo. —Marrero se sienta para estar cara a cara con Luis.

—¿Me estás provocado sentándote en mi chota?

—Sí. —Luis besa lo besa.

—Besas muy bien. —Marrero le da besos en el cuello a Luis.

—Te amo. —le saca la camiseta a su pareja.

—No, no. —se vuelve acostar.

—No seas así de cruel, no calientes la pava y no te tomes el mate.

—No puedo Luis, tengo un mal presentimiento.

—¿Crees en esas cosas de presentimientos?

—No sé, pero en tu padre no creo —Luis le acaricia el pecho—. Luis no provoques.

—Sí que lo voy hacer. —le da suaves besos en la mejilla.

—Está bien si así querés jugar. —le saca la camiseta a Luis y lo besa, en eso interrumpe el timbre.

—No atiendas.

—Puede ser importante.

—¿Más importante que yo?

—Obvio que no, vos sos lo más importante para mí.

—Entonces no atiendas.

—Es un segundo ya vengo. —Marrero sale de la habitación.

Va hacia la puerta del comedor y la abre.

—Hola. —Mario empieza a contemplar el cuerpo de Marrero.

«Que hermoso chico, me va a venir bien para mi trabajo» —pensó el hombre mirando a su yerno.

—Oiga le estoy hablando, ¿sigue ahí?

—Sí, sí, perdón, ¿puedo pasar?

—Si pasé. —aunque Marrero desconfiaba de él, era el padre de Luis así que le tenía que dar una oportunidad de conocerlo.

El Barrio de NosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora