Capítulo 19: La confesión

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Gustavo se encontraba vagando por lugares como un zombie sin rumbo, en su cabeza solo se encontraba esa escena que lo destruyó por completo, por momentos se apoyaba en las paredes para no caerse por lo mal que estaba emocionalmente. Sonó un rayo que lo hizo asustar y taparse los oídos gritando de dolor. Espantado abre los ojos y ve una ciudad vacía oscura como si no viviera un alma en ese lugar.

—¿Dónde estoy? —se preguntó aterrado, sintió gotas de agua y vió que estaba lloviendo, se fue a refugiar a una de esas casas que estaban en el lugar.

Al llegar ahí entró a la casa sin dudarlo ya que empezó a llover más fuerte y el ruido de los truenos eran cada vez más fuertes para sus oídos sensibles. Al entrar observó una mesa larga con una vela en el centro que iluminaba un poco el lugar, va a una habitación con un televisor viejo, un árbol de navidad y una ventana que daba a la calle. Sigue recorriendo la casa y ve un sillón blanco con una lámpara.

—Dormiré ahí. —dijo señalando el sillón.

Ve una puerta y se dirige hacia ella, pero es abierta por alguien y se asusta pensando lo peor.

—No me haga nada por favor. —dijo asustado tapándose con los brazos la cara.

—Topito. —al escuchar esa voz reconocida al instante, saca los brazos de su cara y lo mira.

—¿Pedro?  —al decir eso va con él y lo abraza con fuerzas.

—Topito mi vida. —dijo dándole un beso en la mejilla.

Al entrar al sitio Gustavo ojea la habitación y hay una cama grande con un armario y una mesita de luz.

—¿Qué es este lugar tan aterrador?

—Dicen que es una ciudad sin alma, escuché de este lugar y vine a ver.

—¿Viniste desde Canelones para visitar este lugar?

—No, vine para verte a vos. —le acaricia la cara y observa como los ojos de Gustavo estaban llenas de dolor— ¿Estuviste llorando?

Por el otro lado Roberto observa por la ventana las gotas de la lluvia.

—Topo, ¿dónde estás? —Roberto siente que alguien le toma del hombro.

—Todo por tu culpa pedazo de pelotudo. —dijo Marrero.  

—Fue muy cruel lo que le hiciste a Topo. —dijo Luis. 

—Fue lo mejor. —Marrero se enfurece y le agarra la camiseta y lo sacude.

—¡¿Lo mejor?!, ¡se fue llorando pedazo de imbécil!

—No Santi no, lo estás sacudiendo muy leve, es así. —lo saca a Marrero y lo agarra a Roberto de la camiseta y lo zamarrea más fuerte.

—Oigan dejen a mi hermano él no tiene la culpa de ser un estúpido, infiel, boludo, cabeza de pija...

—Ya Riki ya ya, no me defiendas más. —dijo medio mareado.

—Topo no atiende el celular. —dijo Alvin. 

—¿Por qué dijiste qué es lo mejor?, ¿lastimar a mi primo es lo mejor, Roberto? —pregunto con cara seria.

—No, es que no lo merezco. —Tavella lo tira contra la pared ya que todavía lo tenía sujetado de la camiseta.

—Lo hubieras dejado y ya, no involucrar a Laura en esto también. 

—Con estos truenos debe estar sufriendo de los oídos. —dijo Roberto. 

—Lo voy a ir a buscar. —dijo Luis. 

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