Estaban en la habitación Gustavo y Riki. La atmósfera era tensa, y el silencio entre ellos era pesado. Gustavo lo miraba con una mezcla de curiosidad y expectativa, esperando que Riki hablara.—¿De qué quieres hablar Riki? —le preguntó confundido.
—Quiero darte la tarjeta de mi amigo el Doctor Hernández —dijo Riki, mientras sacaba la tarjeta de su bolsillo y se la extendía a Gustavo con una mirada seria y preocupada—. Es un psicólogo, que te puede ayudar.
Gustavo frunció el ceño, su rostro tensó y su mirada se volvió escéptica.
—¿Un psicólogo? —repitió, su voz llena de incredulidad y un toque de defensa.
—Sí, creo que podría ayudarte —dijo Riki, su voz suave y llena de empatía, mientras se inclinaba hacia adelante, con una mirada intensa—. A mí me ayudó mucho cuando estaba pasando por un momento difícil. —Hizo una pausa, como si recordara algo doloroso—. No tienes que pasar por esto solo, Gustavo.
—¿Vos crees que necesito un psicólogo? —preguntó Gustavo, su voz llena de escepticismo.
—Todos necesitamos un psicólogo, Topo —dijo Riki con una sonrisa suave, mientras ponía su mano en el hombro de Gustavo, transmitiendo una sensación de calma y apoyo—. No hay nada de malo en pedir ayuda cuando la necesitamos.
La mano de Riki en su hombro pareció tranquilizar a Gustavo, que bajó la mirada, su expresión ligeramente más relajada.
—Pero, ¿cuánto me va a salir? —preguntó Gustavo, su ceño fruncido reflejando su preocupación.
—No te preocupes por eso, Topo —dijo Riki, su voz suave y calmada—. Hablaré con él, y veremos qué podemos hacer. Además, creo que vale la pena invertir en tu salud mental. —Sonrió suavemente—. ¿No crees?
Gustavo asintió lentamente, su mirada baja.
—Bueno, supongo que me hará bien —murmuró, mientras miraba la tarjeta con una mezcla de duda y esperanza.
Su mente comenzó a vagar, llenándose de pensamientos negativos y miedos. Miraba la tarjeta, pensando: «¿De verdad me hará bien un psicólogo?» «¿Me juzgará por lo que soy?». Su corazón latía con ansiedad, recordando las palabras hirientes de su padre, que habían dejado una profunda huella en su autoestima. La idea de conocer a alguien nuevo y vulnerableizar su alma lo llenaba de temor.
—Aparte... —dijo Riki, sacando a Gustavo de sus pensamientos—. Hace un test de Rorschach.
Gustavo parpadeó, sacudiendo su cabeza para despejarla.
—¿Un qué?, ¿un té de conchas? —preguntó, su voz llena de confusión y su rostro arrugado en una expresión de incredulidad.
Riki estalló en una carcajada, su risa fuerte y contagiosa. Se dobló hacia adelante, apoyando sus manos en sus rodillas, mientras su cuerpo se sacudía con la risa.
—No perdiste tu humor... —dijo Riki, sonriendo y riéndose al mismo tiempo, logrando articular las palabras entre carcajadas—. Un test de Rorschach... —explicó, con la voz entrecortada por la risa— de las láminas esas que te hace ver figuras.
—Ah, ya sé cuál me decís —dijo Gustavo, su rostro reflejando una mezcla de curiosidad y escepticismo.
—Yo hice eso de las láminas, yo veía cada cosa —dijo Riki, con una sonrisa pícara.
Gustavo se rió, sabiendo cómo era Riki.
—Sí, sí, ya me lo imagino —dijo Gustavo, sonriendo.
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El Barrio de Nos
FanficEs un barrio que viven los del Cuarteto junto con personajes de sus temas,acá no hay giras ni nada,son 7 amigos que vivirán aventuras y confrontarán problemas,tendrán entre 18 y 24 años,¿qué pasará?