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Marie siguió las órdenes de Charlotte al pie de la letra, pero Tsetseg dio a mostrar su increíble habilidad con la fuerza que poseía, todo esto mientras Charlotte miraba la escena a través de la cámara en la chaqueta de Marie en el escritorio de su oficina, bebiendo una copa de vino.

Casi se atraganta cuando vio que Tsetseg pudo encerrar a todos esos hombres en una especie de jaula creada por ella misma con esos vagones, que por cierto, muchos de ellos estaban cargados.

Entendía que podía cargar con muchas cajas cuando trabajaba en la distribuidora, y era algo muy admirable considerando su edad y estatura.

Pero, ¿vagones? Literalmente se los lanzó sin ningún problema, ¿qué tan fuerte podía llegar a ser?

Charlotte desvió su mirada del ordenador y comenzó a maquinar su cerebro, si Shi-Oh la ascendió tan rápido, sin ella tener algún estudio previo a eso, y que encima sea su lobista, ¿significaba que Shi-Oh ya la había puesto a prueba...?

Y no le había dicho nada a ella, que hombre.

Charlotte bufa sin poder creerlo, pero ¿por qué se sentía indignada? No era su obligación contarle todo.

"De hecho... sì"

Otra vez esa molesta voz.

Sus pensamientos son interrumpidos por la notificación de su celular. El número no registrado aparece en la pantalla y ella lo toma ansiosa.

—Logré dar con la matrícula del auto.

—Estoy en proceso de hackear la cámara de su camioneta, pero me llevará algo de tiempo.

—¿Cuánto crees que te tome?

—A más tardar... unos dos o tres días.

—Ya sabe, primero debo averiguar quien es su propietario.

—De acuerdo, muchas gracias.

Charlotte envía una muy buena suma de dinero a la cuenta del investigador, quien se pone manos a las obras al ver las ocho cifras de wones.

Seguidamente, saca su otro celular de la gaveta de su escritorio y llama a Shi-Oh.

—¿Qué ocurre?

—¿Olvidaste acaso nuestra cena?

—No, de hecho estaba a punto de llamarte.

—¿Seguro?— muerde su dedo índice con delicadeza.

Así es, ¿qué haces?

—Mmm... nada importante. ¿Podrías recogerme? Ha-Na ya se quedó dormida.

Enseguida llego.

La rusa corta la llamada y se dispone a cambiar su ropa del trabajo por un vestido corto de color blanco.

Espera con paciencia en la sala a que Shi-Oh llegue y en cuanto escucha el timbre se levanta y le abre la puerta.

Este viste con un pantalón de vestir negro y una camisa de algodón algo holgada, algo no muy formal pero tampoco muy casual para la ocasión.

—¿Pensamos lo mismo?— ella sale afuera y tantea el atuendo de Shi-Oh.

—No sé, ¿qué esperabas tú?

—Mmm... ¿Cenar en casa?

—Me parece bien, eso significa que...¿debo cocinar?

—Pues quién más.

DIE FOR YOU | RYU SHI-OH FANFICTIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora