DIE FOR YOU | RYU SHI-OH FANFICTION

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Este capítulo contiene violencia sexual y tortura física‼️

10 AÑOS ATRÁS | MOSCÚ

Charlotte, quien en aquel entonces con tan solo diecisiete años de edad, se encontraba golpeando muy fuertemente contra las rejas de metal a un muchacho menor a ella, este tenía toda la cara ensangrentada y el ojo hinchado por los golpes que la adolescente le propinaba.

—Para... por favor— rogó el otro adolescente de catorce años.

—Lo siento, eres tú o soy yo— con un último movimiento, lo tomó del brazo y con una patada lo tumbó al piso, dejando al chico gravemente herido e inconsciente en el suelo.

—Muy bien hecho, krasiv— un hombre de unos veintitrés años se le acerca y sin descaro la aprisiona entre sus brazos.

—Aléjate, Zayko— lo aparta bruscamente pero él la toma de la muñeca.

—Vamos, ven conmigo. Estás cansada y puedo quitarte eso— se acerca a ella mucho más, rozando sus rostros mientras ella se mueve inquieta.

—Para, suéltame— se sacude el cuerpo cual perro mojado y logra zafarse de su agarre.

—Vamos, krasiv...— otra vez, la agarra de la cintura, pero una patada en la espalda hace que él voltee a ver de quién se trata—. Idiota, ¿qué mierda te pasa?

Se acerca al húngaro, quien retrocede con algo de temor, pero el golpe de una vara de hierro hace que caiga al suelo con una no muy gran fisura en la cabeza.

—Deja de hacer eso, siempre te metes en problemas por mi— pasa por su lado chocando sus hombros.

—¿Irás junto con Sabaki?

—Así es, estuve evitándolo un buen tiempo. Se comporta muy raro...— sacude su cabeza tratando de sacar ideas suyas.

—Mmm... tal vez te vea como a una hija.

—¿Qué?

—Sí, yo recuerdo a mis padres. Y por como te trata, estoy seguro que te ve así.

—Pf, no digas eso— dan la vuelta hacia un pasillo que lleva a la oficina de Sabaki—. Vete, debes esconderte de Zayko. Ese tipo está demente.

—Puedo protegerte, lo sabes— toma su cintura con una mano, pero ella lo aleja.

—Lo sé, al igual que yo puedo protegerme a mí misma— toma su muñeca y lo hace dar la vuelta sobre su eje, colocándolo en una posición dolorosa.

—Sí, sí, ya entendí— ella lo suelta y lo empuja fuera del pasillo—. Nos vemos luego— se despide caminando en dirección recta.

Ella lo ignora y decide caminar lo que falta para llegar a la puerta del hombre ya anciano.

Cuando llega, no se molesta en tocar, pues ambos ya tenían esa confianza que muchas personas allí que estaban incluso mucho más años, envidiaban.

—¡Charlotte!— la manera en la que lo dijo, hizo que ella sonriera ante su saludo.

—Señor, ¿cómo se encuentra?— llega junto a una vitrina y lo abre, administra la medicina en una pequeña bandeja y prepara un vaso con agua fría—. Tome, me doy cuenta que no ha estado al día con sus medicamentos.

—Eso es para débiles...— toma el agua y aleja las pastillas.

—No porque no sepa tragarlas significa que es para débiles.

Él la mira de reojo mientras continúa tomando el agua.

—¿Por qué viniste sin antes bañarte? Apestas a sangre, al menos dime... ¿ganaste?