Ya era casi media noche, el frió del metal que rodeaba la piel de mis muñecas ardía, entre empujones y tropezones logre empujar bruscamente a la oficial que me arrastraba pero claro, no se quedó con eso y me dio un puñetazo directo a mis costillas haciendo que por un momento solo cierre los ojos por el dolor causado.
—Deja que haga mi puto trabajo, ramera de mierda.–sisea entre dientes.
Con eso se gana la peor mirada asesina que le he podido dar a otro ser vivo y mira que ella se estaba ganando mis ganas de estrangular gente.
Respiremos y contemos hasta cinco...
Nos quedamos en silencio y nos miramos la una a la otra, ella desvía primero la mirada, y me hace una seña para que avance.
De mala gana retomo la caminata, caminamos por un pasillo con varias personas uniformadas de negro y otras de los típicos colores de oficial.
Mis tacones suenan al caminar dando acto de mi presencia, todos voltean a verme, unos con recelo, otros con lo que se diría incredulidad pero me vale mierdas, ya estaba harta de toda esta maldita situación, joder.
Después de doblar una esquina caminamos hasta una habitación, al entrar se encuentra una mesa en el medio de esta con dos sillas a un lado del otro.
La poli bruja me sienta de un solo empujón, no me quitan las esposas, al menos colocaron mis brazos al frente, para variar.
Eso, seamos positivos.
Pasaron treinta segundos y escucho como la puerta se abre y se cierra despacio.
Me mantengo quieta, pero igual estoy expectante.
Ruedo los ojos cuando veo de quién se trata, este me mira desde la mínima distancia que nos separa, se sienta y consigo traía una carpeta, la cual deja con cuidado encima de la mesa.
Y entonces, silencio. Silencio de ese que ves en las típicas películas de acción donde atrapan a uno de los malos y quieren hacer los papeles del policía bueno y policía malo.
Lo miro sin aún creer lo que pasó hace unas horas atrás, de cómo me mintió.
Cómo ve que no hablaré, carraspea y rompe el silencio.
—Estoy aquí para hacerte algunas preguntas y quiero que respondas con la verdad, porque una sola mentira y se te enviará a la cárcel.–dictamina serio.
—¿Cárcel?–finjo que me sorprende y asusta, pero luego lo miro y sonrió con amargura– Y ¿Bajo que cargos?
—¿Es en serio lo que preguntas?–El me mira incrédulo.
Me encojo de hombros y desvío la vista por las esquinas de la habitación. Tal vez tengan pequeñas cámaras grabando nuestra conversación.
—Iluminame querido, ¿Quieres?–le pido aburrida.
Me mira y la irritación brilla en sus ojos claros. Abre de malas maneras la carpeta–tratando de disimular– y a la vista se ven varios papeles y fotos.
En una de esas fotos salgo encima del regazo de...
—Esto es lo que pasa–dice mientras levanta uno de los papeles– tengo algunas cosas aquí que hablan de tu vida, para ser mas específico tu vida privada.
Lo miro con incredulidad y río fuerte.
—Eres un infeliz.–escupo con amargura.
Se tensa y se recuesta con sus brazos en la mesa. Nos miramos durante mucho tiempo, cada segundo desperdiciado aquí, es un minuto en el cual todo se este hiendo a la mierda.
Me cuesta pensar con tranquilidad, necesito actuar rápido, ellos la tienen, el la tiene y si no me apresuró puede morir.
—Vale. A parte de que me acusan sin ningún tipo de evidencia, me han traído por algo–me mira atentamente– ¿Que queréis de mi?.–dejo mi orgullo de lado.
Me mira satisfecho y se levanta, aún con los brazos en la mesa, se inclina y se de tiene en mi cara. Nuestras respiraciones se mezclan, sus ojos pasean libremente por todo mi rostro, como si quisiera guardar cada detalle de este, hago lo mismo pero con rabia.
—Necesito que...
Pero antes de que pueda decir algo más somos sorprendidos por el estruendo que se oye en la habitación, era la puerta y de ella se encuentra un agitado perro desgraciado.
Nos miramos y me mira con... ¿Vergüenza? que idiota.
—¡Nos acaba de llamar por teléfono ven ahora!–exclama acelerado y como vino se fue.
El castaño sale de la habitación rápido, quedó con la pregunta pegada en la frente.
Mientras tanto ideo un plan para salir de esta pocilga. Hay un vidrio polarizado en la pared y puedo imaginar que allí se encuentran otras personas. Dios, ¿En que momento todo se puso de cabeza? no se donde estarán mis amigos y espero que estén bien, confío en ellos.
Todo es una mierda, me deje engañar y lo peor era que yo sabía todo pero aún así quise avanzar igual, mi ignorancia fue la causante de este malestar que estoy viviendo y mi arrogancia a sido mi consecuencia.
¿En qué momento falle? y ¿Por qué ahora?, justamente cuando estábamos a punto de...
—Levantate.
Me volteo y me lo encuentro una vez más, enarco una ceja.
—Perdona, pero si quieres al menos se un poquitico educado.–me levanto y voy hasta la puerta.
Se hace a un lado y deja que pase por su lado, noto que me mira por detrás y ya me imagino porque, idiota. Me guía hasta una habitación donde hay más de ellos de un lado al otro.
Es cuando el otro tipo me mira y me hace una seña para que vaya hasta el, voy no muy segura pero tampoco lo demuestro.
—Nos acaba de llamar y pidió hablar contigo, nada más.–me informa.
—Claro, cómo no.–digo rodando los ojos.
Me pasa el teléfono de cable y lo veo como si fuera de otra galaxia, pero igual es muy cuqui, lo cojo para llevarlo hasta mi oído y pregunto:
—Dime por favor que no les has hecho nada, aún.
Este ríe de manera pausada y ronca, hace que toda yo sea un manojo de nervios que suda frío gracias a escalofríos de placer.
—Mon amour. Pense que estos tipos te habrían enviado muy lejos de mi.–habla con su acento bien marcado.
—Pues, estoy acá, por desgracia.–digo.
Se ríe abiertamente y luego de otros segundos se calma.
—Siempre tan graciosa, me encanta mon amour.
—Al grano. Quiero que todo esto se acabe.–dictamino seca.
Silencio, luego ríe entre dientes.
—Acabará como empezó.
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Obsession with danger.
HumorHay algo más peligroso que un enamorado y es alguien obseso, además que, te obsesione el peligro que trae.