⠀⠀⠀⠀「♡♡♡」 | CHAPTER FIVE

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—Dick, se supone que debes comer algo —murmuró Jason.

—Lo comeré después, ya, pero... Tu olor, me calma, quédate.

Jason se ahorró el suspiro, se quitó los zapatos y se acercó a Dick con lentitud, sus ojos se abrieron de más y su corazón latía con fuerza cuando el omega lo abrazó, y hundió el rostro en su cuello, llenando sus pulmones de su olor.

Dick quedó sobre él, su mejilla apoyada en su hombro, una pierna enredada en la suya, y los brazos rodeando su cintura, su nariz dejaba cosquillas en su cuello.

El olor a tristeza comenzó a bajar a los minutos, el olor a flores y a fresas del omega aparecieron, y cuando estuvo tranquilo, Jason se sorprendió de encontrar otro aroma.

—Miel —murmuró—. También hueles a miel...

Dick soltó una débil risa.

—Wally decía que olía a miel sólo cuando estaba feliz... Es raro que lo sientas, ya que me siento como la mierda por dentro.

—Dickie... —Jason acarició su espalda suavemente—. Tú no te preocupes... Tu alfa te está cuidando desde un buen lugar, ¿Sabes? Él está velando por tí, y te espera con toda la paz y tranquilidad del mundo, puedes tomarlo con calma que él estará allí para tí. Y hasta entonces, puedes disfrutar del mundo que queda aquí.

Dick permaneció unos cuantos segundos en silencio.

—Voy a extrañar a Tim —murmuró.

—Puedes pasar todo el tiempo que te quede con él, él no tendrá problema.

—Sabes... Antes de todo esto... Con Wally teníamos muchos planes futuros, pero ahora... Ya no quiero hacer nada.

—Es algo normal, Dick, sentirse así después de algo como lo que te está ocurriendo.

—Siempre quise tener un cachorro, Jason —continuó desahogandose el omega, el enfermero lo dejó hablar, mientras acariciaba sus cabellos suavemente—. Wally nunca fue muy fanático de la idea de tener un hijo, aunque ya lo estaba convenciendo...

Jason sintió las lágrimas de Dick caer sobre su piel.

—Supongo que ahora él no va a poder conocerlo —murmuró, una de sus manos dejó la cintura de Jason para ir a su vientre.

Las cejas de Jason se alzaron, se giró hacia él para mirarlo, atónito.

—Dick... ¿Estás embarazado?

El omega tembló del llanto y el beta lo atrajo más a su cuerpo como consuelo.

—No importa igual —murmuró Dick— Ya ni siquiera lo voy a conocer.

—¿Sabes, Dick? Puedes vivir, por tu cachorro.

—¿Para que no tenga padre? ¿Para que yo no tenga alfa? ¿Para que estemos sólos? —su tono sonaba algo enojado.

Jason suspiró mentalmente, era todo lo que un omega pensaba y sufría, por más que Jason pudiera darle todos los argumentos y fuerzas para seguir viviendo, simplemente no podría contra la depresión de un lazo roto, así que no lo intentó, lo dejó llorar.

La puerta fue tocada suavemente.

—¿Jason? ¿Dick? —Tim preguntó suavemente—. Yo... Hice la cena y ya se está enfriando, ¿Todo va bien?

—Tim, pasa —habló Jason, se irguió un poco, sosteniendo a Dick junto a él—. Pero despacio.

El menor entró con duda, la expresión de su rostro fue de pura sorpresa al verlos compartir un nido.

—Dick, escuchame —tomó sus mejillas y vió sus azulados ojos—. Debes cambiarte e irás a comer, ¿De acuerdo? No puedes dejarte estar.

Dick apenas enfocó su vista en él un momento, su nariz se movió un poco cuando olfateó el aire, se acercó a su cuello para oler su aroma a madera.

—Tim, no liberes muchas feromonas, podría afectarlo —murmuró Jason, a lo que el chico asintió—. ¿Le traes algo de ropa?

Tim fue hacia los cajones, sacando un par de calzoncillos, unos shorts y una remera holgada, que dejó suavemente a los pies de la cama, sin querés acercarse y perturbar el nido de su amigo.

Jason tomó la pequeña pila y quitó la toalla que cubría la desnudez de Dick, con eso Tim cerró los ojos, pero el enfermero estaba totalmente normal, ayudó al omega a pasar la remera y Dick tomó los calzoncillos para colocarlos él mismo, sintiéndose avergonzado de la ayuda.

Apenas terminó de vestirse, se levantó con lentitud sobre sus pies, y Jason se acomodó a su lado sin dudar, antes de mirar a Tim para que fueran a la cocina.

El alfa había cocinado algo de pasta para Jason y él, y un té de manzanilla que sabía que Dick disfrutaba, había encontrado un mix de frutos secos que seguramente Wally había comprado y eso explicaba la expresión triste del omega al verlos.

—En verdad no tengo hambre —musitó Dick.

—Tomate al menos la mitad, come algo y te acompaño a la cama de vuelta —dijo Jason.

—¿Sabes que puedo ir sólo, verdad?

—Sabes que quieres que te acompañe —dijo—. Debo acompañarte —se corrigió.

Dick suspiró con cansancio y tomó un sorbo de su té, pensando que debería colocarle más azúcar.

Tim parecía pensativo, y no habló nada en la cena, apenas si echó unas miradas a alguno de los dos, pero una parte de él no sabía si debía quedarse o irse.

Necesitaba su tiempo también, para llorar con tranquilidad, pero también quería acompañar a su amigo, aunque le parecía absurdo, porque para eso había contratado a Jason.

OUR LAST DAYS ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora