⠀⠀⠀⠀「♡♡♡」 | CHAPTER SEVENTEEN

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Dick apenas terminó de bañarse cuando sonó el timbre de la puerta, así que Jason lo dejó en su cuarto mientras iba hacia la puerta y el omega se vestía.

Al abrir, esperaba que fuera Tim, en cambio, se encontró a un hombre de cabellos negros y ojos azules que se veía irritado y a su lado otro hombre con las mismas carateristicas pero más corpulento que parecía más estresado, y Jason se preguntó por qué eran tan altos.

—¿Y tú quién eres? —preguntó el primer hombre, de forma acusadora, entró a la casa haciéndolo a un lado, fulminandolo con la mirada.

—¿Debería preguntar lo mismo? —dijo Jason—. Soy Jason Todd, enfermero, estoy cuidando a Richard Grayson, quien no me informó de su visita ¿Puedo saber sus nombres?

—Oh, ahora tengo que mandar una invitación para visitar a mi propio hijo —dijo el primer hombre.

—Bruce, ¿Te calmas? —preguntó el segundo hombre—. Él no hizo nada, tranquilízate.

—¿Dónde está Dick?

—Está en su cuarto, terminando de bañarse —dijo el beta, suspirando sin que se notara demasiado, odiaba lidiar con el tipo de persona pesada y tan demandante como notaba de aquel tipo, quien ni siquiera había respondido a su pregunta.

Fue hacia el cuarto del omega, quien seguía cubriéndose con la toalla, temblando, sentado en la cama.

—Dick, tienes visitas... —comenzó Jason, pero al verlo temblar y algo decaído se acercó a él con cierta preocupación—. Dick, ¿Qué tienes?

El menor negó.

—N-No sé —dijo—. Siento que voy a desmayarme de nuevo, Jason...

—Ya, tranquilo, estoy aquí para ayudarte, pequeño —lo consoló y Dick asintió—. Vamos, acuéstate, quédate en la cama, acuéstate de lado, tranquilo —comienzo a arroparlo, mientras el omega se sentía débil.

—¿Y así lo dejas? ¿Y así eres enfermero? Oh, no, mi cielo —Bruce se acercó a Dick, apartando a Jason de un empujón, con lo que sintió mal—. Dick, boca arriba, eleva las piernas —dijo, mientras lo movía él mismo, pasando las palabras a acciones— Clark, tráele una Coca-Cola a tu hijo, ¿Qué haces ahí parado?

—Bru-ce —musitó Dick, con molestia, su padre adoptivo lo había girado muy de golpe y movido demasiado rápido y ahora se sentía mareado.

—Cállate, echa la cabeza para atrás.

—Eso no es necesario —dijo Jason, acercándose mínimamente a Bruce, y hablando bastante bajo.

—Bruce, déjalo —Clark se acercó a él para tomarlo del brazo y apartarlo, hasta que dejó de sostener las piernas del menor en alto y se apartó dos pasos, con lo que Jason volvió a acercarse a él, lo arropó, dejó que se acomodara y dejó caricias en su cabello, mientras Dick se quejaba por lo bajo con pequeños ruiditos como si fuera un bebé.

—Jay... ¿Por qué los dejaste entrar?

—¿No tenía que hacerlo? —dijo el beta, exagerado su sorpresa, porque nunca había escuchado nada al respecto.

—Son muy molestos... Son mis padres.

—Eso lo noté, pequeño —dijo el enfermero, sin dejar de hacerle mimos en su cabello.

Fue el pelinegro mayor quien se acercó a ambos.

—Hola, Dickie.

—Hola, Clark —murmuró el omega, tenía sus ojos cerrados y parecía que iba a dormirse, pero sólo seguía mareado.

—¿Podrías dejarnos un momento con él? —preguntó Clark, mirando a Jason, aunque sintió a Dick tomar su mano y apretarla ligeramente.

—No, Jason, quédate —pidió Dick, a lo que el beta no se iba a oponer.

Jason se sentó junto a Dick, quién seguía tomando su mano, los otros dos se acomodaron en el otro lado de la amplia cama.

—¿Cómo está? —preguntó Clark, mirando a Jason.

El beta dudó un momento si decirlo frente a Dick o no.

—Hasta ahora está bastante bien, pero está comenzando a decaer —dijo, en el tono más sutil que pudo encontrar, aunque parecía que la sutileza no iba con aquellos dos, o quizás específicamente con Bruce, quién no entendió el mensaje que para Jason era muy claro.

—¿Cómo que "a decaer"?

Bajó la vista con algo de dolor, esperando que las palabras no afectarán a Dick más de lo que ya estaba.

—Es el tercer día, y como es normal en estos casos es cuando pasa de la fase depresiva a la moribunda —murmuró—. La transición empieza con desmayos y bajas de presión, como ahora.

Dick dejó escapar un par de lágrimas en silencio, que nadie notó.

La pareja quedó en un triste silencio con aquello, y Jason sólo pudo dejar caricias en la mano que Dick mantenía apretada con firmeza sobre la suya, sentía al lobo del omega llorar por afecto, porque lo abrazara o lo consolara, pero sentía que era indebido actuar así frente a los padres adoptivos del chico.

Sabía que se lo podían tomar a mal, que podrían decir que él estaba acosando a sus pacientes o incluso tratar a Dick como una puta por buscar ese contacto que había perdido, cosa que era natural en omegas en su situación.

Aunque Dick sí lo llevaba un poco al extremo y era algo raro que lo hubiera elegido a él, un completo extraño, para pedir y recibir amor.

Y era más extraño que Jason pudiera escuchar y sentir esas cosas del lobo de Dick, eso sí que nunca le había pasado, con nadie.

—¿Cuánto le queda? —volvió a preguntar Bruce, quien no parecía tener intención de hablar de esas cosas en privado con él.

—N-No sé si deba hablar de esto frente a Dick, podría afectarlo y-y...

—No... —interrumpió Dick, su voz sonaba algo rota—. Yo también quiero saber.

Jason lo miró con cierto pánico de lastimarlo, al ver las lágrimas en sus mejillas tomó la manga de su remera para limpiarlas con cuidado.

—Diría que una semana, o un poco menos—murmuró y notó algo romperse en los ojos del omega.

OUR LAST DAYS ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora