𓈒𓏸 Capitulo I

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UNO ▎ 0 0 1
"Una carta..."

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Esta era una de las costumbres que tenía la familia, al menos ellos dos, padre e hijo. Hyunjin, estaba en la mesa del comedor, acompañado de su lindo retoño.

El menor miraba a su padre con emoción, sus ojos marrones brillaban al ver al alfa acercarse hacia él con miles de cosas sobre sus manos.

Hyunjin dejó caer sobre la mesa rectangular todas los materiales que su cachorro había pedido: colores, hojas, marcadores, purpurina, gises y mucho más.

—Recuerda poner tu nombre antes de escribir tus deseos —recalcó el alfa, al ver como el menor comenzaba a garabatear sobre una hoja blanca.

El pelinegro permaneció unos momentos en silencio, observando a su hijo. Adoraba esa manía que tenía, sacaba su lengua cada vez que estaba concentrado y su entrecejo se fruncía un poco.

La hoja comenzó a tener color, había purpurina y colores por doquier.

—¿Qué vas a pedir este año, campeón? —inquirió, inclinándose en su dirección. Hyunjin deseaba ver qué era lo que su pequeño hijo estaba haciendo.

Se encogió de hombros, cubriendo con sus manitas su pequeña carta.

—No, no —dijo el menor, haciéndole una seña a su padre para que se alejara.

Hyunjin asintió con su cabeza, dando unos pasos hacia atrás, asegurándose de estar lo bastante lejos para no leer la carta de su hijo.

Seungmin asintió, dando aprobación a la distancia que había puesto el alfa para después continuar con la escritura de sus deseos.

Hyunjin pasó unos minutos más observando a su hijo antes de retirarse a la cocina. Yuna, la amable ama de llaves, se había tomado el tiempo de prepararles una de sus deliciosas recetas de galletas.

—No te atrevas a comer esa galleta o la vas a pagar muy caro —sentenció la mayor.

Hyunjin dejó la galleta de chocolate sobre la bandeja antes de que la adorable anciana pudiera decir algo más.

—¿De qué hablas? —cuestionó el pelinegro, fingiendo inocencia.

Yuna giró su cabeza, las arrugas bajo sus ojos se notaron un poco más gracias a la mueca de desaprobación que le dedicó al rebelde castaño.

—Te estoy vigilando.

Una sonrisa angelical se plasmó en los labios del pelinegro.

Yuna volvió a darse la vuelta para seguir con la preparación de la siguiente mezcla para galletas.

—¿Puedo tomar unas cuantas? —cuestionó el alfa, temiendo por su vida si llegaba a tocar la bandeja de plata sin permiso de la mujer.

Yuna asintió. —Lleva suficiente para mi bebé.

Hyunjin asintió, tomando unas cuantas galletas de la bandeja y poniéndolas sobre un plato blanco con tiernos estampados de pingüinos por todos lados.

El pelinegro volvió al comedor, dejando el plato de bocadillos delante de su hijo. Seungmin, en cuanto miro ese plato de galletas, dejó su carta a un lado y comenzó a embutirse como si su vida dependiera de eso.

Hyunjin tomó la carta del menor, no sin antes darle un pequeño regaño por ser tan atrabancado a la hora de comer.

Su mirada viajó por toda la hoja, detallando cada decoración colorida que su primogénito se había esmerado en hacer. El nombre de su pequeño estaba en la esquina superior izquierda, acompañado de una adorable carita feliz y una bella estrella rosada.

La caligrafía que poseía su hijo no era la mejor pero hizo su mayor esfuerzo para poder comprender la carta que había escrito.

"Querido santa:

Este año me porté muy bien y me merezco un bonito regalo.
Lo único que deseo es que mi papi esté bien y feliz, al igual que toda mi familia. La cosa que mi papi necesita para ser feliz es una pareja, como las que salen en las películas cursis que ve mi tío.

He visto la forma en la que mi profesor mira a mi papi cuando me va a recoger, sus mejillas se ponen rojas, rojas, rojas, ¡como un tomate! Y según las películas de mi tío, eso significa que alguien se te hace bonito y significa que serán felices en un gran castillo lleno de dulces.

Así que esta navidad, deseo una mami. Bueno, no cualquier mami.

Deseo que mi profesor del jardín sea mi nueva mami, para poder presumir que por fin tengo una.

Feliz navidad.
Con amorcito, yo."

Hyunjin sintió como el pedazo de galleta que había estado consumiendo, se quedó atascado en su garganta al leer el último párrafo de la carta. ¿Por qué un niño estaría pidiendo algo como eso?

Una vez que se logró recomponer, se giró hacia el cachorro, quien lo miraba con una amplia sonrisa.

—¿Una madre? —cuestionó con confusión —¿Por qué deseas eso?

Seungmin se encogió de hombros. —Todos tienen una mami, ¿por qué yo no? —preguntó con un puchero.

Hyunjin tomó aire, volviendo a releer la carta. Tenía esperanzas de que esto fuera algún tipo de broma por parte del menor.

¿Una madre? No iba a conseguir una omega solo para cumplir el deseo de su primogénito, pero tampoco tenía el coraje para ver las lágrimas que derramaría al ver que su deseo no fue cumplido.

De todas las personas que habían, decidió escoger a su profesor. ¿Cómo le explicaría eso al maestro? No todos los días un niño de cuatro años desea que dos adultos estén juntos.

Ahora debía encontrar una manera civilizada de explicarle esto al profesor y tal vez, encontrar una manera de solucionarlo. Hyunjin aún no estaba dispuesto a entregarle su corazón a otro omega.

Tenía esas heridas que aún no estaban curadas.

Sabía a cual maestro se refería el cachorro. Hablaba de ese chico de pelo rubio, ojos café y unas largas pestañas, con unos labios rosados y muy carnosos, con hermosas pecas y preciosa sonrisa que siempre le dedicaba a sus estudiantes.

Tal vez... solo tal vez, ese omega tenía un efecto en él, pero era demasiado terco para aceptar aquello.

—Estas muy pequeño para andar pensando en ese tipo de cosas, campeón —respondió finalmente el castaño.

—¿Santa me cumplirá mi deseo, papi? —inquirió.

Hyunjin tomó una bocanada de aire antes de mirar los orbes café oscuro de su hijo. —Tendremos que esperar hasta navidad para saberlo —replicó, dedicándole una sonrisa al cachorro.

Seungmin le dio una leve sonrisa mientras extendía su bracito hasta el plato de galletas para tomar una más. Esas galletas de chocolate eran su adicción.

Ambos quedaron en silencio. Seungmin estaba en su propio mundo, dibujando en otra hoja una bonito caballo.

O el intento de uno.

¿Los caballos solían tener seis patas? Creo que no.



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Este libro es una adaptación.
Todos los créditos a @/ iinfcrnalz

Nueva adaptación, espero que les guste mucho. Posiblemente actualice de dos a tres capítulos por día.

¡Gracias por leer!

Perfect winter // Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora