Perfect winter // Hyunlix

𓈒𓏸Capitulo X

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"Triste, triste
cumpleaños"

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Felix sintió la sangre abandonar su cuerpo. ¿Había escuchado bien? ¿Una asesina? ¿¡Había una asesina en su casa!?

—Yenna, baja esa arma —pidió.

—Dame al niño —amenazo —. Nadie saldrá herido si me entregas al puto niño.

—Yenna, no hace falta ponernos de esa manera —aseguró el alfa, intentando no perder los estribos.

La castaña, sin esperar ni un minuto más, apuntó hacia la pierna del alfa, apretando el gatillo y dejando que la bala impactará en su muslo. Hyunjin ahogó un grito de dolor, cubriendo con sus manos la zona herida.

—¡Papi! —chilló el cachorro, con sus ojos cristalizados, el rubio  volvió a abrazar al omega hacia su pecho.

—¿Me darás al niño? —preguntó Yenna, con una gran sonrisa en sus labios.

Hyunjin se incorporó, ignorando el dolor que sentía y la sangre que empapaba su pantalón, comenzando a teñirlo de un color rojizo. Yenna volvió a disparar, esta vez la bala no impactó en nadie.

Hyunjin tomó el brazo del omega, corriendo —con dificultad— hasta esconderse detrás de una pared. Quien diría que su pequeño momento de felicidad sería arruinado en pocos minutos.

—Escúchame bien —susurró, tomando los hombros de su rubio—Salgan de aquí, ¿si? Vayan por la policía o alguien pero no se pueden quedar —dijo, intentando regular su respiración nerviosa.

—No te pienso dejar —replicó el omega en un susurro.

— Felix, me habías prometido proteger a mi hijo a toda costa, ¿verdad? —preguntó ganándose un asentimiento por parte del omega —Entonces vete, protege a mi niño como si fuera tu vida, Felix.

Felix, hizo un puchero antes de romper en llanto. Hyunjin suspiro, escuchando los pasos acercándose. Tomó la mejilla del omega, depositando un suave beso sobre sus labios.

—Yo los buscare —aseguró, mirando a su pequeño, quien temblaba de miedo sobre los brazos de su profesor —Prométanme que saldrán de aquí sin importar nada. No importa si me hieren... —dijo, intentando que su voz no flaqueara —. Felix, prométeme que saldrán de aquí, por favor...

—Hyunjin...

—Promételo —interrumpió.

El omega finalmente asintió. El alfa depósito un suave beso en sus labios para después dejar varios besos sobre la frente del cachorro.

—Te amo tanto, campeón —balbuceó sobre el cabello del menor, sintiendo las lágrimas inundar sus ojos —. Te amo mucho, lo sabes, ¿verdad?

Seungmin asintió, sollozando en silencio. Realmente no entendía lo que pasaba pero sabía que no podía decir nada, tenía que mantenerse en silencio. Hyunjin acarició su mejilla regordeta mientras las lágrimas comenzaban a caer.

—Váyanse, pueden salir por la puerta del garaje —ordenó, mirando una última vez a ambos omegas, quienes asintieron acatando las órdenes dadas.

Felix, comenzó a andar hacia la puerta que le había señalado su alfa, cuidando que el cachorro no recibiera ningún tipo de daño. Hyunjin, vio cómo sus omegas corrían, deseando que llegaran con bien a cualquier sitio.

—¡Bebé! —chilló la omega, dando otro disparo a la pared contraria en la que estaba en alfa, haciendo que este se sobresaltara.

Hyunjin cubrió su cabeza y corrió hasta una habitación, recargando su espalda sobre la puerta, evitando que nadie entrara.

—Hyunjin —canturreo, comenzando a aporrear la puerta.

Pasaron unos segundos que fueron una eternidad para el alfa hasta que hubo silencio total, solo se escuchaba la respiración acelerada del mayor.

Una bala atravesó la puerta de madera. Hyunjin, consternado se alejo de la puerta, provocando que se tropezara hasta caer al suelo.

—¡Hyunjin! —grito, abriendo la puerta de golpe, llevando su vista hacia el alfa —¡Hola, bebé! —dijo con una sonrisa maquiavélica en sus labios.

Apuntó el arma hacia la cabeza del alfa, justo en la mitad de sus cejas.

—¡E-Espera! —dijo alzando sus manos en señal de rendición —. Hay que hablar como personas civilizadas, no tienes que... que ponerte de esa forma.

—¿Me darás al niño? —preguntó.

—No pue-... ¡no quiero! —corrigió rápidamente.

—Con eso me es suficiente —y apretó el gatillo, sumiendo el hogar en silencio.

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Seungmin fue dejado al cargo de sus tíos. Felix no podía abandonar a su alfa, mucho menos ahora que sentía su pecho encogerse a medida que pasaba el tiempo, era como si pudiera sentir lo que él sentía.

Irónico, ya que no tenían la marca.

Salieron de casa y se subieron al auto del alfa de ojos castaños, comenzaron a conducir con celeridad hacia el hogar, de alguna manera, el omega podía deducir que algo había sucedido.

Fueron diez infernales minutos hasta que el rubio divisó la casa del alfa, Minho aparcó y juntos bajaron del coche.

Lo único que reinaba en el interior del hogar era el silencio. Felix sintió su piel erizarse al ver la cantidad de desastre que había; vidrios rotos, los muebles echos un desastre, paredes agujereadas y rastros de sangre por todas partes.

El aroma a canela que el alfa emanaba cada vez era más débil y el rubio solo pudo pensar en lo peor.

Ambos se separaron. Felix entró habitación por habitación, hasta llegar a la última, la habitación de invitados.

Lentamente abrió la puerta, encontrándose con la peor escena nunca antes vista. Sintió como su corazón empezaba a latir con rapidez y como un hueco se formaba en su estómago.

Hyunjin estaba tirado en el suelo, su pierna seguía sangrando al igual que su abdomen y partes de sus brazos, su camisa rasgada y su cabello hecho un desastre. El alfa estaba pálido y su pecho subía y bajaba con lentitud.

Estaba entre la vida y la muerte.

O deberíamos decir, estaba llegando a la muerte.

Escucho un disparo provenir desde el segundo piso, no le hizo caso hasta que se percató. Minho estaba arriba... él... ¿esta muerto?

—¿Quieres jugar conmigo, omega? —preguntó la chillona voz de la mujer a sus espaldas, provocando que los músculos de su espalda se tensaran.

Lentamente se giró hacia ella, encarándola. Yenna llevaba una sonrisa siniestra en su rostro mientras jugueteaba con la pistola.

—Eres un idiota, igual que tu novio —gruño y una bala impacto directamente en su muslo —. Dulces sueños, bebé.

Yenna miro con desprecio al omega, antes de cerrar la puerta y dejar al omega rubio agonizando en el suelo. Felix, adolorido, se arrastró hasta el cuerpo inerte de su alfa para comenzar a sacudirlo con fuerza.

Quédate, quédate conmigo, se repetía mentalmente.

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Este libro es una adaptación.
Todos los créditos a @/ iinfcrnalz

Para compensar la tardanza en actualizar, haré un maratón, estén pendientes.

Maratón: 1/?

¡Gracias por leer!