Capítulo 7 - Limón y sal [Reverse]

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Yo te quiero si vienes o si vas,
si subes y bajas y no estás
seguro de lo que sientes.

La estancia en Buenos Aires había sido... interesante, como poco. Matías había tenido miedo de que el omega se sintiera presionado a ir a un lugar desconocido, pero Enzo parecía estar muy cómodo en su casa y en su cama.

No habían hecho nada que no fuese darse algunos besos ligeros aquí y allá, pero Matías se sentía muy, muy feliz, realmente esperanzado. Cada vez que Enzo lo dejaba abrazarlo, le daba un beso o le pedía que lo abrazase para dormir se sentía como un sueño.

Sabía que el omega tenía mucho que procesar y en qué pensar, pero de momento estaba aceptando su cortejo y parecía que un vínculo estaba creciendo en él.

Extendió la mano hacia él y Enzo la tomó. Al día siguiente tenían que regresar a España a continuar grabando, así que había decidido pasear con el omega por la playa como última conexión con su ciudad natal.

–¿Cómo la pasaste, Enzo?

El omega apretó más su mano.

–Muy bien, Matu –dijo con sinceridad– Gracias por regalarme estos días. Significa mucho para mi.

Matías no dijo nada, pero tentando algo a la suerte decidió abrazar al omega y ponerse de puntillas, pero se detuvo a medio camino, rezando para que Enzo se encontrase con él allí.

Enzo rodeó su cuello con los brazos como ya había hecho otras veces y lo besó, sintiendo el cálido viento en las mejillas y la arena suave bajo los pies. Olía relajado, feliz.

Podría acostumbrarse a eso.

***

¿Pero cuando se hacía lo que Enzo quería? "Bueno, nunca" pensó mientras estaba enterrado en nieve -de la de verdad- hasta las cejas para rodar.

Los días anteriores le habían parecido un sueño. Había rechazado a Matías muy rápido por guardarle fidelidad a alguien que no lo merecía, pero había descubierto que el alfa era en realidad atento, cariñoso, lo escuchaba, era comprensivo con la situación por la que pasaba él y además era muy atractivo.

¿Qué más podía pedir en un compañero?

Podría enamorarse de él fácilmente si se dejaba caer y dejaba fluir el vínculo natural que sabía que ya existía entre ellos, pero ¿quería?

***

Matías contaba las horas para seguir cortejando al omega. En Sierra Nevada no había muchos sitios a donde llevarlo, pero algo manejaría. Dispuesto a seguir demostrando que estaba interesado en él y en seguir con el cortejo, a la hora de comer le llevó personalmente su comida y se la tendió con una sonrisa entusiasta, ante la sorpresa del resto.

"Que se sorprendan pues", pensó "Que todo el mundo sepa que es mío".

El sonrojo en la bronceada piel de Enzo hablaba por sí solo cuando aceptó la comida de las manos del alfa y este lo besó en la frente antes de irse.

–Te aceptó.

Oyó más tarde la voz de Agustín Pardella a sus espaldas. Había salido fuera a fumar y el otro alfa lo había seguido. Se veía genuinamente feliz por él y Matías lo apreciaba.

–No completamente, pero parece que voy bien encaminado –le dijo al otro alfa, sonriendo cálidamente.

–Me da gusto por vos, te lo merecés.

Agustín se sentó a su lado y continuaron la conversación, poniéndose al día. Informó al otro alfa de que había estado con Enzo en Buenos Aires y este por poco lo abraza y le pide ser el padrino de bodas. El momento se interrumpió cuando los llamaron a filmar de nuevo, pero se llevó unas buenas risas con el otro alfa.

Matías realmente había llegado a apreciar a Agustín Pardella.

***

–Te digo que esos dos se recontracogieron esta semana –estaba diciendo Juani, reunido en secreto con Blas, Fran y Esteban, en la habitación de este último. El omega había convocado una reunión secreta para... chismear.

–Dejate de romper las pelotas, Juani –contestó Blas– Solo le trajo comida, no es para tanto tampoco.

–¿Que no veías cómo mataba a Pardella con la mirada antes? Y ahora son re amiguitos y le lleva comida a Enzito, te digo que algo pasó ahí que no nos dicen, flaco.

–Capaz se armó alto trío y estamos acá boludeando nada más –dijo Fran, recostandose en la cama junto a Esteban. Las teorías locas de los otros omegas a veces le volaban la cabeza, así que le añadió más drama. Por qué no.

–Algunos sí tienen suerte –añadió Esteban, recibiendo a cambio un codazo en las costillas por parte de un enojado Francisco.

***

Cuando entró en su habitación, Enzo ya estaba allí. Levantó una ceja, pero continuó su camino. Si su omega quería dormir con él, bienvenido sería. No era como si no se hubiesen pasado toda la semana anterior durmiendo en la misma cama.

Enzo le señaló un lugar en la cama, a su lado, sin decir nada. La intriga se apoderó de Matías, pero confió en su omega y se sentó donde este le había indicado. De repente, Enzo lo abrazó, buscando cobijo en sus brazos, y Matías se lo dió.

No entendía que le pasaba, pero pacientemente arrulló al omega contra su pecho y se deslizó en la cama con él. Enzo olía a ansiedad pero también a anhelo.

–Gracias por traerme la comida hoy, me gustó mucho.

Matías sonrió.

–No es nada. Solo quiero cuidar de mi omega.

Era la primera vez que lo llamaba así en voz alta y en su presencia y se preparó mentalmente para ser rechazado. Demasiado pronto, supuso. Pero el momento no llegó, Enzo siguió abrazado a él, casi meditando.

–Yo también quiero lo mejor para mi alfa.

A Matías le dio un vuelco el corazón.

Incrédulo, movió al omega más mayor para que quedasen frente a frente. Enzo estaba ligeramente sonrojado y olía ansioso, pero no encontró rastro de mentira en sus ojos.

–¿Lo decís en serio?

Enzo asintió.

–Vos sabes que yo no estoy listo para ciertas cosas, Mati, pero sí. Acudiste cuando más lo necesitaba sin pedir nada a cambio y no has hecho más que intentar hacerme feliz hasta ahora. Yo sé que no puedo pedir mejor compañero.

El corazón de Matías dio otro vuelco. El omega continuó:

–Vos sabes que yo no quería un compañero y toda la vaina, pero es demasiado fácil estar con vos. Me haces sentir muy bien, Matu, y de verdad quiero corresponder. No sé cuando, pero si quiero que seas mi alfa.

Matías enterró la cara en el cuello del omega e inhaló profundamente el aroma a miel y manzanas de este. Sencillamente Enzo había dicho lo mejor que podía oír y no creía que siquiera fuese consciente de ello.

Besó al omega entre lágrimas de felicidad y Enzo le dejó hacerlo, esta vez un beso de verdad. Matías apretó al omega cerca mientras este le devoraba la boca, sintiendo una pasión nueva que no estaba allí la otra vez que se besaron así.

Enzo se separó, dejando un último beso en los labios del alfa, y se acurrucó de nuevo en su pecho, para después sentir los labios de Matías besar su frente.

–Será un honor ser tu alfa, Enzo.

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Me encanta mucho más la versión reverse. Creía que no me gustaba love song, pero lo que no me gustaba era que Enzo fuese el alfa.

Nos vemos más tarde en Destino :)

love song reverse [Matienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora