Capítulo 6 - Bajito [Reverse]

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A una distancia mínima entre tu boca y la mía

Cambió mi filosofía

Es mejor que no te diga que me enamoré en un solo día

Fuimos poesía, tú la letra y yo la melodía


Matías lo besaba con desesperación, como si quisiera que sus almas se fusionasen y no pudiesen separarse nunca. El alfa lo acercó más a su cuerpo y cayeron sobre la cama, con las posesivas manos de Matías en su cintura.

Abrió la boca y permitió que Matías tomase todo lo que quisiera tomar, dejó que lo besara hasta el cansancio. El alfa mordió su labio inferior y empezó a bajar por su cuello, donde olió su glándula de vinculación y la besó suavemente.

Se dejó hacer, disfrutando los toques, rodeando los hombros del alfa con sus brazos.

No era así como creía que sería su primer día en Montevideo, pero no estaba en desacuerdo.

***

Matías estaba medio ido ante la iniciativa de su omega. Cuando Enzo lo había besado, su alfa interior inmediatamente se deslizó desde el fondo de su mente y tomó el control. Mordió suavemente el cuello de su omega, cerca de su glándula de vinculación y Enzo gimió debajo suyo.

Todo era maravilloso.

Matías vibraba, pero algo de conciencia estaba volviendo a él y lo estaba molestando. Finalmente su parte racional volvió a tomar el control y supo claramente que debía detenerse. Enzo no olía como debía oler para seguir.

–Enzo ...

El omega abrió los ojos y lo miró.

–¿Estás seguro de que deseas esto?

***

Enzo observó detenidamente al alfa más joven. Su compañero.

–No lo sé –se sinceró– Pero sé que tu si lo deseas.

El alfa pasó una mano por su rostro, su olor a excitación desapareciendo. Reparó en la mirada triste que le dirigía este mientras le acariciaba la mejilla.

–Yo sólo lo deseo si vos lo deseas, Enzo. Así no.

Matías se bajó de encima suyo y se tumbó a su lado en la cama. Enzo lo observó, incrédulo, pero no se sentía rechazado en absoluto. Una oleada de amor nueva y desconocida por el alfa le recorrió el cuerpo y lo llevó a acurrucarse a su lado.

–Pero sí quiero estar contigo –le dijo– Salir, no sé. Conocernos.

Sintió un beso en la frente, los labios del alfa se sentían cálidos contra su piel y su cuerpo parecía hecho para encajar con el suyo.

–Vamos a conocernos, precioso –sonrió de nuevo su alfa– ¿Me dejarás cortejarte, entonces?

–Sí –asintió. Besó los labios del alfa una vez más, suavemente– Sí, puedes cortejarme. Me gustaría mucho.

Esa noche durmieron en la misma cama y mientras notaba el cálido cuerpo del alfa abrazándolo con suavidad, Enzo respiró en paz por primera vez desde que pisó Uruguay catorce horas antes.

Se sentía seguro en los brazos de su alfa.

En los brazos de Matías.

***

Matías era una caja de sorpresas, pensaba el omega mientras observaba como el alfa más joven pedía dos helados en un lugar de la playa. Después de desayunar, Matías le había indicado que quería llevarlo a una cita y él aceptó.

"Pues sí que resuelve" pensó después de aceptar el helado con una mano y tomar la del alfa con la otra. Matías lo había llevado a pasear por Montevideo, procurando que el omega se divirtiera y se distrajera de los sucesos del día anterior. Mientras lamía el helado de menta -su favorito- pensó que lo estaba consiguiendo.

Tiró de la mano del alfa y cuando este lo miró, se inclinó ligeramente para tomar la iniciativa y besar sus labios.

–Gracias –murmuró, casi inaudible con el bullicio de fondo de la ciudad– Por todo, muchas gracias.

Sintió la mano de Matías en su cintura y su sonrisa contra los labios.

–A ti te bajaría la luna si me lo pidieras, precioso.

***

Matías había estado pensando mucho durante los últimos días. Después de acordar con Enzo que iba a cortejarlo, lo había llevado a múltiples citas que parecieron del agrado del omega mayor.

Enzo parecía estar recuperando la ilusión, sus ojos brillaban al explicarle algo y muchas veces era el propio omega quien agarraba distraídamente su mano al pasear o le agradecía los detalles que tenía con él con suaves besos.

Matías no se iba a quejar, su compañero era increíble.

Observó al omega sentando en la cama, distraído con su celular y llamó su atención.

–Enzo.

El omega lo miró esperando a que continuase. Matías pensó cuidadosamente lo que iba a decirle.

–Quiero llevarte a mi casa, a Buenos Aires -dijo. Notó como Enzo abría los ojos con sorpresa, pero no parecía disgustado– Tendremos que volver a España en unos días y no quiero que nos vayamos sin que conozcas mi ciudad.

Esperaba alguna pregunta del omega, que quisiera saber con qué intenciones quería llevarlo a su hogar, pero no pasó. Enzo simplemente se levantó, le rodeó el cuello con los brazos y con toda la seguridad del mundo lanzó la única pregunta que necesitaba saber:

–¿Cuándo salimos?

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Solía no gustarme love song, ahora me doy cuenta de que lo que no me gustaba eran los roles que les puse. Así mucho mejor xd

love song reverse [Matienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora