Epílogo

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Estrellas.


Pov. Karim.


El sol golpea mi rostro cuando camino fuera de la iglesia. El velorio da por terminado. Luego de tres meses de ardua búsqueda, Maximiliano ha decidido enterrar un cajón vacío, no hay rastro del cuerpo de Yelena, parece como si se lo hubiera tragado la tierra.

Maximiliano se rindió, pero yo no. En secreto estoy llevando a cabo una búsqueda que no se acabará hasta que me resigne, es decir, nunca.

Llevan el ataúd al cementerio en donde se realiza una ceremonia distintiva de los Ackerman. Todos levantan sus armas soltando los tiros que hacen que se me acumulen lágrimas en los ojos.

<<ella no está muerta>> no me resigno.

Un fuerte dolor en el pecho me invade cuando bajan el ataúd vacío. La familia adoptiva de Yelena y varios pertenecientes a la mafia están aquí. Si por mi fuera, ninguno de a estos hipócritas estaría vivo ahora, pero conozco a Yelena y sé que ella no habría querido que matase a la única familia que tiene Elisabeth, aunque la verdad esa niña estaría mucho mejor sola que con esos alacranes.

Mantengo un semblante duro, espalda recta y ojos al frente. No permito que se vea que me afecta, aunque sí lo hace.

En lo único que puedo pensar ahora es en mi hija y en como carajos voy a criarla yo solo. Me había imaginado una vida entera junto a Yelena siendo felices con nuestra hija, pero ahora tendré que afrontar esto yo solo...no, no me resigno. No quiero pensar que ella en verdad está muerta, quiero pensar que sigue con vida en alguna parte del mundo.

Echan la tierra en el agujero en donde bajaron el ataúd. Observo a mi madre que está junto a Maximiliano <<está destrozada>> la culpa pudo con ella. O por lo menos eso es lo que me da a entender.

El entierro llega a su fin. Camino hacia el auto con Blake siguiéndome a la espalda. No digo nada al subir, solo dejo que Blake me informe de las novedades en Arabia, pero lo cierto es que a penas pongo atención a lo que me dice, estoy absorto en mis pensamiento.

Llegamos al aeropuerto, subo a mi jet privado emprendiendo camino hacia Dubái. Mi hija debe de estar esperándome, di la orden de que localizaran a Cameron y me devuelva a mi hija. Acepté que se la llevara porque era peligroso que se quedara con nosotros, pero ahora puedo protegerla.

Así funciono ahora. Si estoy vivo es por ella y lo que denota.

—Karim. —me saluda mi padre cuando llego al palacio.

—¿Dónde está?

—en el despacho. —responde Yassir. —mi señor, una mujer llegó preguntando por usted.

—¿Qué mujer?

—se llama Clarys. Dice que tiene algo muy importante que decirle. —camino hacia mi despacho. No tengo tiempo para estupideces, solo quiero ver a mi hija.

—que se largue, no quiero ver a nadie.

—lo lamento, señor, pero es que no pudimos echarla. —me detengo abruptamente.

—¿Cómo qué no?

—la mujer vino con dos bebés. Dice que la señorita Yelena la envió. —lo ultimo despierta una esperanza en mi interior.

—¿dónde está?

—es su despacho junto a Atenea y el señor Cameron.

Medio corro hacia mi despacho encontrándome a Cameron con mi hija en brazos y a una mujer de la tercera edad al lado de una carriola de dos bebés. Los bebés están cubiertos con una manta, no los puedo ver, pero por alguna razón me hacen sentir extraño.

—Cameron. ¿Y usted es...?

—Clarys. Un gusto. —me estrecha la mano. —ella me habló mucho de usted. —medio asiento para luego sentarme en mi escritorio y escuchar lo que la mujer tenga que decir.

—¿Yelena la envió? —asiente. —¿Dónde está ahora?

—ella falleció, señor. —lo que dice me produce un malestar en la garganta y en el pecho. —ella me encargó que, si algo le pasara, viniera con usted y le entregue esto. —me extiende una carta.

Abro el sobre con la mirada de Cameron y Clarys sobre mí.

Comienzo a leerla, pero lo que dice en ella termina por despertar algo en mí que creía extinto.

Para Karim Mohamed Russo.

Amor, si estas leyendo esto es porque ya no estoy con vida, espero que nunca llegue el día en el que tengas que hacerlo.

Si te escribo esto es porque te he ocultado cosas y creo que es momento de que las sepas.

Me diagnosticaron insuficiencia cardiaca en el verano, no me lo esperaba. Atenea podría tener la misma patología, pero espero de corazón que no sea así.

Se que tal vez te molestes conmigo por lo que te voy a decir, pero quiero que entiendas que lo que hice fue por el bien de nuestros hijos.

Sí, Karim. No tenemos una hija, tenemos tres y son hermosos. Los niños mas bellos que he visto.

La primera se llama Némesis y el segundo Seth, son mellizos.

Los mantuve escondidos y fuera del radar de todos, incluido del mío. El vengador está detrás de ellos y es por eso que los mantuve escondidos con la señora Clarys. Al principio te lo oculté porque estaba enojada contigo, nos habíamos peleado y habíamos quedado en que éramos unos desconocidos. Cuando me enteré de que estaba embarazada lo único que quería era correr a tus brazos y contártelo todo, pero no podía hacerlo.

Te amo, como no tienes una idea. Espero puedas perdonarme luego de esto. Si muero no me preocupo, porque sé que mis hijos no podrían estar en mejores manos que en las tuyas.

Por favor, cuida a nuestras estrellitas por mí, no dejes que nadie apague su luz.

Sé que lo harás bien, confío en ti.

Te amo, te amé y lo haré para siempre.

Yelena Ackerman.

Mi vista va de la señora frente a mi a la carriola a su lado. Me levanto sin decir nada y con una presión horrible en la garganta <<tengo tres hijos>>.

Con el corazón en la mano me acerco a la carriola quitando la manta que cubre...

Un suspiro se me escapa cuando veo a los dos bebés durmiendo plácidamente.

—tienen un año. —me dice la mujer.

—si no los quieres Karim podemos llevárselos a Maximiliano...

—¿Estas idiota o que te pasa? Son mis hijos, se quedan conmigo. —demando.

Tomo a Atenea en brazos mientras me deleito con la vista que me proporcionan mis mellizos. Hace un rato me veía perdido sin Yelena, pero ahora no. Ahora tengo tres razones para vivir, ellos me necesitan al igual que yo a ellos. Puede que les falte una madre, pero no les faltará un padre jamás.

Yelena Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora