Capítulo 4

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Ojos que ven, corazón que siente.


1 mes y 6 seis días para la hora 0.


Narrador Omnisciente.

Cuando una persona vela por el bienestar de otros sin importar salir herido...les llaman héroes.

Pero, cuando una persona vela por su propio bienestar...ahí es cuando lo ha entendido todo. El bien y el mal no existe, pero sí existen personas que juzgan las acciones de otros, decidiendo lo que está bien o está mal.

Si vives creyendo que lo sabes todo, entonces en realidad no sabes nada. Pero, si dudas, si piensas, si observas, si aprendes de todo y de todos entonces... la inteligencia no está en saber todas las respuestas, hasta el más sabio duda de sus conocimientos.

La mente humana es poderosa, solo son pocos los que lo saben y aprenden de ella.

– la gente valiente perdona, los inteligentes ignoran, y la gente débil toma venganza... – Maximiliano toma del mentón a su hija, deleitándose con la estremecedora sensación que le transmiten sus ojos. – pero la debilidad también es fortaleza, ragazza.

Yelena siempre ha tenido un universo infinito en sus ojos, y es eso lo que hace que Maximiliano se doblegue ante ella.

– nunca estés segura de nada ni de nadie, salvo de ti misma. – acaricia su cabeza. – duda de todo, menos de ti.

Maximiliano ha vivido de todo, ha sufrido, y a perdido. Cometió errores que le costaron la vida y el bienestar a muchos, lleva un peso muy grande en sus hombros, pero aun así sigue de pie, solo que no lo hace por él, sino por su hija.

El tormento que Yelena tiene en su cabeza, también lo tiene Maximiliano. Él tardó en controlarlo, aceptarlo y seguir. Siente rabia por no poder estar con su hija en su niñez, pues está seguro de que, si lo hubiera estado, tal vez el mundo de Yelena sería un poco menos gris.

Ahora está con ella, a su lado, guiándola por el camino que solo él conoce. Yelena nunca ha tenido la figura de un padre presente en su vida, Maximiliano ahora está, pero ya es demasiado tarde, Yelena ya está lo suficientemente rota como para no necesitar la ayuda ni comprensión de nadie.

– Uriel, ¿qué pasó con lo que te pedí? – inquiere Yelena.

– aquí está. – lanza un cuerpo agonizante al suelo.

Yelena apenas lo voltea a mirar, solo se mantiene de espaldas a Uriel, acariciando el lomo del conejo blanco que tanto aprecia.

– ¿tiene sangre B-?

– sí, hice tres pruebas y todas salieron con B- como tipo de sangre.

– perfecto. – con su conejo en brazos, camina hacia la esquina en donde descansa su serpiente: Serafina.

Yelena ha estado entrenando, estudiando y superando sus límites... pero no solo ha estado trabajando en ella misma.

Lleva meses estudiando el cuerpo de su conejo, quien, gracias a CAOSS, ahora posee un sistema inmune sobrenatural.

– ¿Cuánto tiempo lleva así? – pregunta Yelena ante el estado agonizante de la persona en el suelo.

– unas dieciséis horas más o menos.

– ¿está muerto? – pregunta y Uriel niega.

No dice nada, tampoco se mueve. Su mente está inmersa en lo que puede hacer con ese cuerpo y con su serpiente.

Yelena Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora