Cayendo al abismo

Capítulo 64: Expiación: Pales (XIII)

Por un momento, Ethan no entendió de qué Gran Sabio y el Abisal estaba hablando. Sus ojos se abrieron ligeramente, fijos en la portada del libro. Las esquinas del libro parecían estar distorsionadas, como si le estuvieran hablando en silencio.

Si bien sus instintos lo hicieron ansioso por tocar el libro, su razón le dijo que no era algo bueno.

Miró fijamente a la persona con cuernos y preguntó: "¿Qué libro es este?"

En lugar de negarse a responder a la pregunta, la persona con cuernos sostuvo el manuscrito rancio con una expresión de adoración. "No tiene nombre. Es una Biblia sobre la verdad del universo transmitida desde la antigua Tierra, escrita en un idioma perdido hace mucho tiempo. Incluso ahora, todavía no podemos entender el 80% del significado del libro. Cualquier intento de comprender el contenido del libro, o incluso de verlo, a menudo conduce a la mente no entrenada y desprotegida al caos y la locura eternos".

"La eternidad está llegando a su fin y el rey dormido está a punto de despertar..." —murmuró Ethan, recordando de repente dónde había visto el libro.

En la pesadilla de la que no podía deshacerse, ese hombre de negro una vez sostuvo el libro y le cantó esa profecía maldita una y otra vez.

Cuando la persona con cuernos escuchó su susurro, también mostró una expresión inesperada y preguntó: "¿Has oído hablar de este libro?"

Ethan de repente comenzó a reírse. Las ondas sonoras resonaban al chocar con las esquinas de la habitación, haciendo que la atmósfera pareciera desolada y demoníaca. Levantó sus ojos verdes y miró profundamente a los ojos de la persona con cuernos. Claramente, las manos de Ethan estaban atadas, pero un aura escalofriante emanaba del delgado cuerpo humano frente a la persona con cuernos, y los otros curanderos detrás de él se retiraron tímidamente.

Ethan no sabía por qué se reía. En este momento, era él quien estaba atrapado, pero sintió lástima por el curandero frente a él.

Era una especie de lástima la que sentía cuando el curandero era empujado al abismo por su misterioso y poderoso destino.

"Si yo fuera tú, probablemente no me mostraría este libro". Ethan dejó de reírse y lo dijo de esta manera.

———

En ese momento, Tanisiel caminaba entre la multitud con el tercer ojo en la frente ligeramente abierto. La gente con cuernos frente a él no pudo evitar dispersarse por su propia voluntad. No fue hasta que hubo dado más de diez pasos que pensaron que debían apresurarse a detenerlo. Sin embargo, una vez que se acercaban a diez pasos de él, de repente dudaban. Tanisiel ni siquiera miró a las personas que lo rodeaban, pero parecía haber una burbuja invisible a su alrededor. Nadie podía entrar a menos de diez pasos de su vecindad. Fue de esta manera que irrumpió en la casa del jefe.

En ese momento, el jefe estaba discutiendo algunos asuntos con su hijo y varios otros ancianos de la tribu. Tanisiel entró directamente, y todos se pusieron de pie y tomaron las armas.

Pero Tanisiel se limitó a mirarlos con frialdad. "Si todavía tienes la esperanza de que algún día venga el Gran Sabio, deja que Ethan Eldridge se vaya ahora".

Lo que dijo sorprendió a todos los presentes.

Aunque la fe de Eva tenía algo en común con el pueblo, la mayoría de las Evas creían en el Dios del Orden. No esperaban oír tales palabras de un sacerdote de Eva. Aun así, el hijo del jefe le apuntó con una pistola y le preguntó: "¿Qué quieres decir?".

"¡Quiero decir, el grupo de ustedes son tontos! Si crees que el Gran Sabio es omnipotente, ¿Por qué sería incapaz de descender a nuestro patético y aburrido universo después de tanto tiempo? ¿De verdad crees que lo que le falta es la sangre de mil personas de la Tierra?" Los labios de Tanisiel se curvaron ligeramente y su acto cortés desapareció, dejando solo una sonrisa con un tinte de maldad y ridículo. "¡Incluso con mil vidas, incluso si se sacrificaran las vidas de todo el planeta, no significa nada para el Gran Sabio!"