...el reino de Rosas.
Qué tiene de especial este pequeño reino os preguntaréis. Pues no es por poco su relevancia ya que allí vivía un rey que podría conceder deseos.
Sí, sí, como lo oís: Rosas fue fundada por un poderoso mago que dedicó su vida a aprender sobre la magia de los deseos. Gracias a eso el reino fue creciendo próspero y feliz. Magnífico, el mago, y su mujer Amaya llevan muchos años custodiando los deseos de sus ciudadanos, que se los entregan voluntariamente al cumplir la mayoría de edad como la ley exige, y concediendo el sueño de algunos afortunados elegidos al azar.
Esto ha sido así durante mucho, muchísimo tiempo hasta que un día una pequeña niña alzó la voz y osó proclamar que sus majestades no eran tan bondadosos como ellos pensaban. Explicó con lágrimas en los ojos que había visto cómo malversaban la suerte para que sólo fueran electos los que a ellos les interesaba y no para interés del reino.
Por supuesto, nadie la escuchó. Los bendecidos con sus deseos tan sólo habían traído buena ventura al reino, y Magnífico y Amaya siempre se habían mostrado amables y sinceros ante su pueblo, por eso muchos rechazaron la imaginativa idea de la pequeña. Quizás fuera ese el motivo por el que unos oyentes avisaran a los reyes de lo que se estaba diciendo de ellos, pero la cosa es que sus majestades fueron informadas de lo que la niña estaba difundiendo.
Dolidos por sus palabras juraron no aceptar ni conceder ningún deseo de ella o de su familia a no ser que se disculpara públicamente. Al llegar la noticia a oídos de la pequeña fue rápidamente a disculparse ante sus majestades, a fin de cuentas todo había sido una infantil pataleta. Magnífico y Amaya, satisfechos por la disculpa perdonaron la actitud de la infante sin ningún tipo de consecuencia y juraron que seguirían custodiado, y que llegada la hora también aceptarían su deseo.
Lo que no cuenta esta historia es que la niña sí recibió un castigo por si osadía y que por ello nunca olvidó lo que vio ese día. Llena de rabia juró que fuera como fuese recuperaría los deseos de todo el reino de Rosas para poder devolvérselos a sus dueños para que fueran capaces de cumplirlos sin los trucos mágicos de sus majestades. Asha ya no confiaba en ellos ni en el poder de los deseos, pero su décimo octavo cumpleaños se acercaba perezosamente y con ello la obligación de dar sus sueños a cambio de nada, ¿acaso será capaz de cumplir su juramento antes de que sea demasiado tarde?
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Wish: porque Disney podría haberlo hecho mucho mejor
Fiksi PenggemarÚnete a Asha en esta aventura donde tiene que aprender que a veces no sólo es necesario desear algo para que esto se haga realidad. En esta versión Asha tendrá que liberar los deseos de las malvadas manos de los reyes con la ayuda de sus amigos y u...